Resumen

Este trabajo es de carácter filosófico y está compuesto por dos partes. En la primera, titulada Transformaciones en la educación superior debidas a la utilización de las TIC, se exponen algunas de las alteraciones que han tenido lugar en los profesores y alumnos, entre las cuales figuran el incremento del carácter de investigador y tutor en los docentes, y la velocidad y diversidad de modos de aprendizaje, en los estudiantes. En la segunda parte, bajo el título La estética encaminada al mejoramiento humano: perspectiva para utilizar las TIC en la educación superior, se explayan algunas elaboraciones teóricas acerca de la estética, del mejoramiento humano y de cómo la conjugación de estos aspectos constituye una perspectiva desde donde se puede observar la utilización de las TIC en la educación superior; el centro de estas reflexiones es que ante la tendencia a incrementarse la indiferencia, urge estimular la sensibilidad de los estudiantes. 

Introducción

La tecnología es consustancial a la educación superior desde hace mucho tiempo, aunque su presencia en ella se ha redoblado a partir de las últimas décadas de la centuria pasada. Si continúa esta tendencia, lo necesario será destacar cuándo y cómo no ha de usarse en la faena del nivel educacional supremo. Tal característica propicia que los estudios en torno a estos asuntos siempre sean importantes en alguna medida, ya sea teórica o práctica.

En ese universo temático, hace un breve tiempo se publicó un artículo en la revista Visión Antataura (Varona, 2022) dedicado al uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) en la educación superior; en él se destaca que en el tratamiento de este tema han sobresalido las perspectivas tecnológica y la pedagógico-educativa, pero que la complejidad del asunto hace conveniente que sobre él se despliegue una mirada más amplia e integradora, y se recomienda que en tal faena, además, se desplieguen las miradas sociocultural y epistemológica, e incluso otras, que la educación superior, la sociedad y la cultura mostrarán que es necesario tenerlas en cuenta; así sucede con la que se estudia en esta ocasión: la perspectiva estética encaminada al mejoramiento humano.

En la mencionada perspectiva, la estética no se concibe limitada a la creación artística y literaria, tampoco al acomodo de cosas según algún criterio de belleza, sino que se percibe con una óptica filosófica y se entiende de modo similar a la idea de quien primero empleó el vocablo estética: el filósofo alemán Alexander Buamgarten (1714-1762), el cual lo utilizaba para referir el mundo de las sensaciones (Bayer, 1990), de la sensibilidad, de donde no escapan la belleza, ni la malla que se teje con ella, tampoco el arte y la literatura.

La esencia de esta perspectiva es el mejoramiento humano, labor sumamente complicada, porque está ligada, desde sus entrañas, a las pretensiones sociales y políticas de cada momento histórico, las cuales, para realizarse satisfactoriamente, deben conjugarse con las necesidades de los individuos, con sus intereses y fines. Esta faena no ha de limitarse a la ética, la religión o la política, tampoco a determinados propósitos coyunturales, porque el ser humano es una totalidad donde todo ello, y de manera integrada, es significativo.

En las condiciones actuales, en la realización del mencionado propósito de mejoramiento, la educación superior tiene un lugar y un papel específicos, con una valía cada vez mayor, aunque no siempre se reconoce en toda su dimensión. Su valor se debe, en gran medida, al incremento de la importancia que tiene la preparación profesional en la sociedad y la cultura, ambas ligadas a los conocimientos, como también están estrechamente relacionadas con las tecnologías (Noldin Figueredo, 2021).

El quehacer universitario tiene nexos básicos y esenciales con las tecnologías y los conocimientos, no solo como un gran consumidor, sino también como un productor en expansión en ambas esferas, cuya potencia se agranda de modo sostenido. Hoy, como nunca antes, la sociedad y la cultura están ligadas a dicho quehacer, el cual se fortalece y afianza como racero medidor de ambas. Quedaron atrás las épocas cuando el nivel cultural de un pueblo se medía únicamente por la cantidad de teatros que poseía o cuando el desarrollo de una sociedad se establecía solo por patrones económicos. Gobierno inteligente de estos tiempos prioriza de verdad la educación superior.

El nivel educacional supremo y las tecnologías que lo permean aumentan su valor para realizar la tarea perpetua del mejoramiento humano, que en las circunstancias actuales ha de incluir el fortalecimiento de la sensibilidad, propósito que requiere una atención mayor a la que se le brinda; esto significa que en torno suyo han de elaborarse y publicarse más textos y estimular el incremento de los debates científicos.

¿Por qué interesa la sensibilidad de un modo especial? A los problemas de la sociedad humana se ha unido un fenómeno sociocultural que tiende a incrementarse: la indiferencia. Esta ha interesado a más de un estudioso (Cruz, Pérez, Torralba y Bonilla, 2017; Nieto y Somuano, 2020; Varona, 2020) y ha sido atendida desde diversos ángulos; no obstante, apremia intensificar su estudio y la conformación de acciones encaminadas a atacarla, que, simultáneamente, muevan las fibras sensibles de la humanidad. Es cada vez más “urgente posibilitar y recrear en nosotros un nuevo sentir, una sensibilidad” (Vigil, 2019, p. 10). Esta tarea es preciso atenderla más y poner en ello la razón y los sentimientos.

Al hablar de sensibilidad se entiende la propensión humana a dejarse llevar por la afectividad: los sentimientos, las emociones y las pasiones, así como la capacidad de conjugarlos con el hecho de prestar atención, de interesarse por algo y actuar en correspondencia; de ahí su valor para luchar contra la indiferencia.

El presente trabajo es teórico y fruto de una investigación, que aunque se ha realizado en la teoría, también es científica. Se llevó a cabo en el marco multidisciplinario de la Filosofía de la Educación, la Filosofía de la Tecnología y la Epistemología de la Educación Superior; de aquí el grado de universalidad que posee, el cual se muestra en que se apoya en la sociedad, la cultura y la educación superior concebidas en su máxima amplitud. Desde sus inicios ha estado encaminada al deber ser.

En el desarrollo de las ideas y reflexiones que siguen se le ha concedido a la tecnología una gran importancia y se ha depositado en ella esperanza en cuanto a la ayuda que puede brindarle al ser humano, pero esta posición no significa que se tenga en ellas una fe ciega; sabido es que pueden convertirse en un instrumento contrario al ser humano. Así sucede, como advierte el filósofo francés contemporáneo Sadim, E. (2019), cuando con algunas modalidades se pretende despojar al ser humano de prerrogativas suyas para entregárselas “a sistemas más aptos (…) para ordenar perfectamente el mundo y garantizarle una vida libre de sus imperfecciones” (p. 148), las cuales son parte constitutivas de su esencia y han sido a lo largo de su historia impulsos para seguir adelante y arribar a niveles superiores de desarrollo y, como recalca el autor Pizarro (2021), cuando se usan para atacar la capacidad racional y las emociones.

En torno al uso de las TIC en la educación superior existe una bibliografía amplia y variada, no así en cuanto al contenido objeto de estudio. Para esta investigación se priorizó el universo bibliográfico hispanoamericano, sobre todo de reciente publicación.

Este trabajo se realizó mediante la metodología de estudio crítico-comparativo de textos, también denominada metodología documental (Carbajal-Amaya, 2020; Priscal, 2021), que consiste en el uso, de modo crítico y comparativo, de la información extraída de escritos especializados. Su objetivo fue: Analizar la estética encaminada al mejoramiento humano como una perspectiva para utilizar las TIC en la educación superior. Está estructurado en las partes siguientes: Transformaciones en la educación superior debidas a la utilización de las TIC: los profesores y estudiantes, y La estética encaminada al mejoramiento humano: perspectiva para utilizar las TIC en la educación superior.

Desarrollo

Transformaciones en la educación superior debidas a la utilización de las TIC: los profesores y estudiantes

La tecnología es el sistema científico compuesto por procedimientos (que incluyen variantes de organización y destrezas), artefactos (instrumentos, herramientas) y consideraciones en torno a ambos componentes, el cual se centra en la optimización científica de la actividad humana (práctica, cognoscitiva, valorativa y comunicativa). De tal suerte, tecnología no es todo, ni siquiera, casi todo. Sobre este fundamento, se entiende que las TIC son un sistema científico compuesto por procedimientos, artefactos y elaboraciones teóricas, dedicado a la transmisión de información y la realización de la comunicación, cuyas características dependen de su propio desarrollo y del de la sociedad, por lo cual hoy son esencialmente digitales, poseen instantaneidad, interactividad, ubicuidad, gran accesibilidad y generan, de manera creciente, conocimientos nuevos respecto a su uso y desarrollo.

Dentro de los rasgos más sobresalientes de la época actual está el aumento sostenido del papel y la importancia de las TIC, así como del conocimiento que dimana de ellas, el cual, a su vez, las sostiene e impulsa. Gracias a ellas, en estrecha relación con la ciencia, los tiempos que corren lucen otras características, como la velocidad en la producción del conocimiento, así como de su almacenamiento, difusión y empleo; la creciente amplitud de las redes sociales y su labor cognoscitiva; el desarrollo de la investigación científica en los diversos saberes; el debilitamiento de las fronteras entre especialidades en cuanto a componentes esenciales: objeto de estudio, objetivos, métodos, medios de trabajo y aplicación de los resultados.

Junto a esas características pueden mencionarse otras de carácter subjetivo, como el crecimiento del número de estudiosos que comprenden que un objeto puede ser estudiado por más de una disciplina, que no se puede encerrar en un marco disciplinario estricto y que es preciso romper las barreras artificiales entre los saberes.

En ese contexto la educación superior no se ha mantenido inalterable. Aunque sus transformaciones no son únicamente resultantes de las TIC, su influencia está presente en una serie de cambios, como la apertura a la diversidad de saberes, a la multi, inter y transdisciplinariedad y a la flexibilidad del currículo, pero también en cuanto a que su organización basada en las aulas, el horario y el currículo cerrado ha perdido su condición de incuestionable, ya que se enriquece su condición tradicional presencial con las variante no presencial que “siempre se ha apoyado en las tecnologías al uso” (Sangrá, 2020, p. 22) y con la semipresencial, ambas relacionadas con otra transformación esencial que, al parecer, se reforzará en el futuro: deja de ser imprescindible la presencia del profesorado.

Digno de destacar es que debido a sus relaciones con las TIC, los docentes han experimentado y continúan experimentando transformaciones (González, 2008; Domingo & Fuentes, 2010; Garcés & Ruiz, 2016; Chou Rodríguez, Valdés Guada & Sánchez Gálvez, 2017; Tapia, Navarro & De la Serna, 2017; Galvis & Duart, 2020), entre las cuales está la conjugación de lo concebido históricamente como profesoral y lo investigativo, que ha dado lugar a la existencia de profesores-investigadores, quienes para brillar como profesionales no solo deben poseer conocimientos y preparación para exponerlos a sus alumnos, sino también tener producción científica e incorporarla a su labor docente.

Muchas de las transformaciones que hoy se observan en el profesorado universitario son aún desafíos para no pocos docentes del nivel educacional supremo, aunque su generalización es cada vez mayor, como la condición de impulsor del diálogo entre saberes, lo cual se logra con la profundización en diversas especialidades y el objetivo de encontrar entre ellas lo común, lo afín y lo que permite colaboración.

La faena anterior está asociada al papel de intérprete de un ámbito cognitivo cada vez más variado, con mayor diversidad referencial, porque hoy los conocimientos pueden provenir de disímiles fuentes; además, con ellos, es decir, con los conocimientos, los alumnos se ponen en contacto con diversos objetivos, desde diferentes perspectivas e incluso sin que medien los profesores. Estos cambios impulsan al docente a que se convierta en “mediador de las experiencias de aprendizajes” (Santaella, 2018, p. 401).

Vinculada con esa transformación está la conversión del papel del docente en profesor-orientador, debido a la creciente importancia de saber orientar a los estudiantes para que aprendan por sí solos, lo cual no significa que se reduzca la labor profesoral a la orientación, sino que se complica, porque se impone el encargo de indicarles a los estudiantes las vías para que desarrollen y desplieguen sus capacidades intelectuales y moldeen sus sentimientos, a fin de aprender por sí solos cuanto necesiten, a hacer con sus propias fuerzas lo que se propongan y a andar rumbo al autoperfeccionamiento como profesionales y como seres humanos. Los autores Viñals y Cuenca (2016) es función suya “coordinar y facilitar el aprendizaje y la mejora de la calidad de vida del alumnado” (p. 110).

Las TIC también ha modificado a los estudiantes, lo cual ha sido motivo de atención de varios autores (González, 2008; Pérez y Castaño, 2016; Cabezas y Casillas, 2017). Muchos alumnos muestran habilidades para utilizar las TIC que no siempre han adquirido en los espacios académicos, que no se deben a aptitudes especiales, sino a que desde su infancia se han sentido motivados por las mismas y han tenido tiempo para dedicarse a ellas. Con estas tecnologías has desarrollado la destreza de poder “concentrarse en las tareas haciendo múltiples acciones simultáneamente” (Sevilla, Tarasow, Luna, 2017, p. 23).

La familiaridad con las TIC ha conducido a los estudiantes a una posición integradora respecto a ellas y ha propiciado otras características de ellos: la rapidez y facilidad para comunicarse, obtener información, realizar acciones y obtener una serie de resultados que son impensables sin esas tecnologías. Hoy los estudiantes piensan y actúan con extraordinaria rapidez. La sociedad actual “genera alumnos que requieren velocidad, imágenes, multiplicidad de realidades y variabilidad” (Alfaro, 2011, p. 8); de este modo, con celeridad, utilizan las TIC; desde aquí toma consistencia otra característica: el rechazo a los largos monólogos profesorales, que, por largos, puede ser que los vean como lentos y, por eso, como algo propio de antaño. La apertura e interactividad que posibilita las TIC crea en los estudiantes la exigencia de dialogar, de poseer mayor protagonismo en el proceso de aprendizaje y ser más independientes en el mismo. Por otra parte, estas tecnologías los han ubicado en la relación real-virtual, en el desvanecimiento de su línea fronteriza, donde hay una especie de “metamorfosis de la propia identidad humana” (Collado, 2020, p. 28).

Ahora bien, en los tiempos que corren no solo se han transformado los profesores y alumnos, sino también los seres humanos y las relaciones entre ellos; estos cambios se deben no únicamente a la tecnología y la ciencia, aunque son decisivas en ello, pues también han influido el arte, la política, las luchas sociales de diversos grupos humanos. Cada uno de estos factores, en su medida, ha alterado la cultura y las relaciones sociales. Entre las alteraciones en el ser humano pueden mencionarse las siguientes: la multiplicidad de lógicas, incluso contradictorias entre sí; la atracción por lo fluido, o sea, por aquello que sea efímero, de poca duración, que se corresponde con la velocidad de la vida; la preferencia por lo excitante, es decir, por cuanto sea capaz de causarle emociones grandes y fuertes, observable con mayor intensidad respecto a los audiovisuales; la interactividad, manifestada en la constante necesidad de comunicación, de intercambio de criterios; la movilidad, que se beneficia con los adelantos del transporte, aun cuando su causa primera pueden ser problemas económicos, dígase salario, poder adquisitivo, desempleo ; la carencia de certezas absolutas resultantes de desilusiones y frustraciones, que pueden deberse a la inconsistencia de determinados argumentos o a incumplimientos de promesas.

Sobre esta base compleja y sumamente complicada, toma consistencia el escaso o nulo apasionamiento que se observa hoy en la humanidad, fenómeno este que en gran medida condiciona el crecimiento del desinterés y con él, el incremento de la indiferencia.

Si ciertamente hoy los profesores deben dominar las TIC, esto es, desarrollar habilidades para operarlas con destrezas, y saber modificar su labor profesoral, al mismo tiempo tienen que ser capaces de motivar a los estudiantes a aprender y “a hacer un uso crítico de la tecnología no solo en el aula, sino también en casa, en su vida social y en sus entornos de ocio” (Viñals & Cuenca, 2016, p. 113), pero también han de ser capaces de enfilar el uso de las TIC a la solución de los problemas actuales de la sociedad, o, por lo menos, a disminuirlos o frenarlos, como sucede con la indiferencia y, en correspondencia, con la urgencia de incrementar la sensibilidad, todo lo cual contribuye a elevar a los alumnos a niveles superiores como seres humanos. En el logro de este propósito puede ser de gran ayuda la perspectiva estética enrumbada hacia el mejoramiento humano.

La estética encaminada al mejoramiento humano: perspectiva para utilizar las TIC en la educación superior

La estética es una categoría difícil de entender. La dificultad que puede provocar se debe, ante todo, a que con ella se hace alusión a varios temas; desde el punto de vista filosófico suele relacionarse con la percepción de la belleza y con ello, con el placer que se obtiene, el cual se denomina placer estético; pero también suele asociarse al arte, incluso para más de un estudioso es la especialidad que, además de tratar la belleza, constituye la teoría filosófica del arte y no falta quien simplemente la iguale a la teoría del arte, aunque de estas reflexiones no prescinda de lo filosófico. En estrecha relación con esto último, la categoría se usa también para referir a un autor o un movimiento artístico, específicamente a los elementos estilísticos y temáticos que los caracterizan. En casos más específicos se asocia a la moda o a una especialidad médica y en el sentido coloquial, por lo general, es simplemente un sinónimo de belleza.

Al concebir la estética con amplitud, no se limita al arte, ni a la belleza, pero no se desentiende de ellos, lo cual se evidencia en las categorías que forman parte de ella: la fealdad, lo sublime, lo cómico, lo grotesco. Las reflexiones que siguen van a los orígenes del vocablo estética, a su creador, el filósofo alemán Baumgarten, quien lo centró en el conocimiento sensible (Bayer, 1990) y, desde aquí, destacó la sensibilidad.

Con la categoría sensibilidad se hace alusión a varios aspectos, entre ellos, el hecho de que un ser viviente tiene experiencias, reacciones, por el contacto con otro ser que no tiene que ser similar; asimismo, con ella se hace referencia a la afectiva, a la afectividad, es decir, de los sentimientos, las emociones y las pasiones; este es el sentido con el cual se utiliza en este texto. Vista así, la estética es la especialidad filosófica que se dedica, en un sentido amplio, al estudio de la sensibilidad, y en un plano más específico, al estudio de la sensibilidad estética, ubicada en la malla nucleada por la relación belleza-fealdad.

La estética, concebida de ese modo y también en el sentido más amplio, es una herramienta de gran valía para el mejoramiento humano. Esta categoría es sumamente complicada porque con ella se denomina una serie de intenciones que si bien se encaminan a transformar al ser humano y elevarlo a niveles superiores, cada una responde a determinadas posiciones filosóficas, pretensiones políticas, esquemas jurídicos, argumentos biológicos, estrategias educativas y un sinfín de criterios elaborados a partir de no menos numerosos fundamentos: de la moral o de alguna área del saber: la ética, la estética, la medicina, la genética y con disímiles recursos, que pueden ir desde las normas de educación hasta la intervención quirúrgica y o la elaboración tecnológica.

El mejoramiento humano es un ideal que se ha mantenido con vida desde tiempos inmemoriales. En tales ideas tiene un peso considerable el cúmulo de ideas y propósitos propios del Renacimiento conocido como el humanismo renacentista, en el cual sobresalía, por su valor fundamental, el propósito de volver a los textos clásicos de la cultura greco-latina (Sabido, 2019) para beber su sabiduría y asimilar sus normas, consideradas entonces superiores a las contemporáneas. Hoy puede hallarse textos donde se relacione con el comportamiento humano correcto en dependencia de un patrón, ya sea un modelo profesional (Betancourt et al, 2021) o se considere como “todas aquellas intervenciones tecnológicas en el ser humano que potencian o modifican alguna de sus capacidades (cognitivas, emocionales, físicas, salud, longevidad, etc.) o incorporan otras de las que antes carecía” (Bellver, 2012, p. 84), en cierta medida relacionado con el argumento esgrimido por Bostrom, N. (2011) de “el deseo humano de adquirir nuevas capacidades” (p. 157).

En el presente texto, aunque el mejoramiento humano se relaciona con las tecnologías, no se pretende ninguna intervención tecnológica que afecte el físico humano, ni la transferencia de cualidades tecnológicas al ser humano y mucho menos la creación de seres tecnológicos que se asemejen al ser humano, lo superen y suplanten. En el presente texto se apela a la tecnología, específicamente a las TIC, para facilitar el mejoramiento humano.

En la educación superior, el mejoramiento humano está matizado, ante todo, porque se ha de desplegar con jóvenes y adultos, muchos de los cuales piensan y actúan en correspondencia con determinados principios, normas, costumbres, hábitos, valores, sólidamente establecidos. Pero esta condición no significa de ninguna manera que sean seres humanos exentos de asimilar cambios y mucho menos que hayan arribado a la perfección y por consiguiente se hayan convertido en seres imperfectibles; todo lo contrario, el mejoramiento humano es viable a lo largo de la vida de todas las personas; siempre es posible en una u otra medida y nunca deja de tener resultados favorables, aun cuando estos no lleguen al nivel y calidad deseados.

El ser humano es una conjugación de posibilidades y realizaciones de creciente complejidad. De aquí, en gran medida, el elevado y cada vez mayor grado de dificultad del quehacer teórico y práctico encaminado a su mejoramiento. Esta faena ha de concebirse con la máxima amplitud que permitan las condiciones históricas concretas y en correspondencia con las necesidades, intereses y fines del presente y del futuro, sobre todo del cercano; en esta labor, al mismo tiempo, han de contemplarse todas las cualidades y potencialidades humanas y hacerlo de manera integrada. Este criterio se apoya en la comprensión compleja de la esencia humana (Morin, 2002) según la cual el ser humano es de gran complejidad, es una unidad bio-psico-socio-cultural constituida por caracteres antagónicos (Morin, 1999), de los cuales la diversidad tiende a incrementarse.

En el mejoramiento humano es importante atender la heterogeneidad de la esencia humana y su composición compleja; valioso es también tener el bien como derrotero, y para ello, hoy hace mucha falta estimular la sensibilidad.

En la obra de mejoramiento humano son importantes todos los factores: los biológicos, los socioculturales, los económicos, los políticos, así como la actividad práctica encaminada a su realización, pero también es muy importante la sensibilidad, no solo de quien realiza la obra de mejoramiento humano, sino también de quien es objeto de ella. En esta trama de relaciones las TIC pueden jugar un papel de inestimable valía por el sitio tan trascendental que tienen en la sociedad actual.

A fin de encaminar el uso de las TIC en la educación superior a actuar sobre la sensibilidad, como se ha dicho más arriba, una vía, al alcance de los docentes, es atenderlas desde la perspectiva de la estética encaminada al mejoramiento humano, que es posicionarse en la estética enfilada al mejoramiento humano.

El nivel de desarrollo y la complejidad que ha llegado a tener la tecnología evidencian que no es solo un medio para obtener resultados, sino un objeto que demanda atención esmerada. Las relaciones entre ella y el ser humano son básicas para todo análisis filosófico de este contenido, porque salen a relucir los objetivos que se persiguen con ella, los conocimientos operacionales y las habilidades, las características que aparecen, y las que desaparecen, entre un sinfín de asuntos que despiertan reflexiones filosóficas.

En ese entramado hay algo que no ha de ser ignorado ni relegado a planos inferiores y es que la creciente trascendencia de la tecnología no puede dar lugar a que valga más que el ser humano, ni a que este sea ponderado en comparación con ella. Diferente es que se valore en función de los humanos, de su mejoramiento como ser.

Con ese interés puede observarse la tecnología desde el ángulo de la estética. Pero no está de más insistir que no se trata de tener en cuenta los juegos de colores, los adornos o la distribución u organización del contenido de modo elegante, sea en textos, diapositivas, gráficos, esquemas, audiovisuales, ni el refinamiento en la exposición de las ideas, lo cual incluye la coherencia en el lenguaje y la expresión correcta, aspectos estos que caben perfectamente en el ámbito de la belleza, a la cual se asocia la estética. De lo que se trata es de despertar la sensibilidad, la afectividad, y usarla para mejorar al ser humano.

Utilizar las TIC en la educación superior desde la perspectiva estética encauzada al mejoramiento humano no es solo enseñar con amor mediante entornos virtuales (Maldonado-Torres, Araujo, Rondón, 2018), lo cual es un elevadísimo propósito, sin dudas de ningún tipo; pero en este texto, cuando se habla de ella se tiene en cuenta la afectividad con sus tres componentes: los sentimientos, las emociones y las pasiones, para encaminarla en el proceso enseñanza-aprendizaje rumbo al mejoramiento humano: tarea difícil, no solo por las dificultades que pueden haber para lograrla, sino también por el grado de abstracción que contiene este propósito, capaz de desviarlo o de hacerlo irrealizable.

La sensibilidad es valiosa para impulsar a las personas a arribar a niveles superiores como seres humanos y son grades las posibilidades que existen para despertarla desde la malla centrada en la relación belleza-fealdad, la cual ha aumentado su complejidad, hecho este que se debe a la gran importancia que se le concede a la belleza, sobre todo en la realización del comercio, específicamente en la presentación de los productos, pero también en la política, con la apariencia que han de tener los contrincantes.

La atención que merece la sensibilidad en el mejoramiento humano no significa que haya que menospreciar a la razón o relegarla a niveles inferiores. Antes bien, lo verdaderamente significativo es lograr un equilibrio entre la sensibilidad y la razón, aunque para lograrlo, hoy es preciso redoblar la atención sobre la primera. Esta intención responde a un espíritu integrador que tiene similitud con ciertas posiciones teóricas de la filósofa española María Zambrano (1904-1991).

La analogía está dada, ante todo, por la categoría razón poética (Zambrano, 1939). El propósito que la filósofa tenía con ella era la búsqueda de un nuevo saber, que ha de ser fecundo y que solo puede brotar del amor; así “será todo lo que el saber tiene que ser: apaciguamiento y afán, satisfacción, confianza y comunicación efectiva de una verdad que nos haga de nuevo comunes, participantes; iguales y hermanos. Solo así el mundo será de nuevo habitable” (Zambrano, 1939, p. 15). En estas reflexiones descansa la aspiración de la filósofa española de avanzar en la reconciliación de los saberes, los cuales han sido fraccionados y separados a lo largo de la historia, algo que, al parecer, ha sucedido con la intención de ganar profundidad en el conocimiento, pero hoy este mismo propósito exige conjugación y no disyunción. Para asimilar esta posición teórica se requiere la participación no solo de la razón, sino también de los sentimientos.

Zambrano (1959) considera innecesarias las divisiones en las cuales se ha estado moviendo la humanidad en los últimos siglos. Apunta que muchas de esas separaciones son artificiales e impuestas. Por eso subraya el razonamiento poético que “ni escinde la realidad, ni se escinde el hombre, ni se escinde la sociedad en minorías de selección y masa desamparada” (1939, p. 74). Pero con este propósito quiere algo más y es la complementación de esas dos facultades humanas, porque “en oposición a la razón, la sensibilidad no es excluyente, se extiende por todas las cosas y no conoce límite en su conocimiento” (1939, p. 171).

Las ideas anteriores recuerdan al pensador alemán Friedrich von Schiller (1759-1805). En uno de sus trabajos más significativos, Schiller (Sin fecha), expone una afirmación que parece haber sido pronunciada a propósito de los tiempos que corren, es la siguiente: “Educar la facultad sensible es la más perentoria necesidad de nuestra época, no tan solo porque es un medio de dar eficacia en la vida a los progresos del saber, sino también porque coadyuva a la mejora del propio conocimiento” (p. 43). Hoy urge pensar en la conjugación dialéctica razón-sensibilidad y actuar en correspondencia, pero es preciso acentuar la importancia de la sensibilidad, sin descuidar la razón.

Despertar el calor humano es muy importante en estos tiempos, cuando se observa la tendencia a que se incremente la indiferencia a lo que no está en el marco de los intereses individuales, y no abunda la pasión por el mejoramiento humano. Esta situación ha de considerarse al utilizar las TIC, sobre todo en la educación superior, en la formación y superación de los profesionales, muy importantes en la sociedad de hoy.

Una vía para estimular la sensibilidad en los estudiantes universitarios y que siempre está a la mano de los profesores, son los textos, que pueden estar en soporte digital. No se trata de escritos de arte y literatura, lo cual no estaría mal, pero hay quienes no son capaces de justipreciarlos y mucho menos de disfrutarlos; de lo que se trata es de usar los textos de la asignatura que se está impartiendo para calar la sensibilidad. En ese tipo de escritos están presentes de diversas maneras la poesía y la belleza, y con ellas el potencial para despertar la sensibilidad, posible con el conocimiento científico.

Hay poesía en todo, no porque todo puede causar placer, sino porque todo puede sensibilizar. La poesía no siempre es belleza, pero sí en todos los casos es fruto de la sensibilidad y hacia ella se encamina, a hacer vibrar los sentimientos, provocar emociones, incendiar pasiones; y no por obligación lo logra desde algo hermoso, puede deberse a la sencillez, a la compactación, a la brevedad; pero aquello que sensibiliza, aunque sea feo, se recibe como lindo y se interpreta como belleza.

Si la poesía no solo está en los poemas, su capacidad de sensibilizar no solo está en la forma, el contenido también la posee. De ahí que puede sentirse tanto en los poemas como en las prosas, en los cantos, en las escenas silentes de los filmes, en la vida cotidiana. La poesía no solo existe en el éxtasis o en un encantamiento donde se deja de ser quien se es; tampoco solo está al alcance de algunos humanos privilegiados, aunque no es menos cierto que algunos son capaces por sí solos de aprehenderla y disfrutarla, mientras que otros necesitan ayuda para lograrlo.

En la educación superior también hay poesía. Son incontables las veces cuando los maestros han considerado su obra como de gran amor. No obstante, en el nivel educacional supremo urge reforzar la sensibilidad y no es que no se hace, es que los tiempos que corren exigen de una intensificación de la afectividad. Y esto no ha de interpretarse como un llamado a que los profesores motiven a sus estudiantes a soñar en las clases o en la realización de las tareas, sino a que aviven sus sentimientos, liberen sus emociones y desemboquen sus pasiones. Esta faena en el quehacer del nivel educacional supremo de hoy no puede estar desligado de la tecnología, particularmente de las TIC, porque, a todas luces, su presencia e influencia en este ámbito, van a ser mayores en lo adelante.

En el quehacer de la educación superior ha de tenerse en cuenta que también toca las fibras sensibles quien estimula la imaginación de alguien. El científico no solo se desenvuelve en lo tangible y comprobable, como tampoco el poeta y el artista son ajenos a estas propiedades. Las letras secas solo producen aridez en el espíritu de quien las lee. Significativas son la carga sentimental del autor de un texto y la poesía que vuelca en sus ideas al exponerlas.

La belleza despierta sensibilidad, pero para lograrla, el profesor tiene que ser sensible y romper tabúes, como la frialdad propia de la concepción positivista del conocimiento científico, y llevar a las TIC su ciencia o su arte, con los sentimientos que despierta en él, con las emociones que lo alteran y las pasiones que lo impulsan a ser un profesional con una preparación cada vez mayor, pero también con la fuerza que lo conduce a sentir la situación sociocultural en la cual vive y a eliminar lo que ha devenido freno al desarrollo u obstáculo al mejoramiento humano. Con sensibilidad, el profesor puede proponerse franquearle el camino a cuanto entienda que son lados sensibles de los estudiantes para encaminarlos al mejoramiento humano.

Conclusiones

Las transformaciones sociales y culturales actuales resultantes de las tecnologías, particularmente de las TIC, conducen a los profesores universitarios a adaptar a ellas el propósito de contribuir al mejoramiento humano.

Los profesores universitarios no han de ser indiferentes al incremento de la indiferencia. Una vía para luchar contra ella es el fortalecimiento de la sensibilidad en los estudiantes mediante la utilización de las TIC. De aquí la importancia de observar el uso de las TIC en la educación superior desde la perspectiva estética encaminada al mejoramiento humano.

La aspiración de continuar la marcha rumbo al mejoramiento humano no puede desentenderse del futuro de la humanidad, pero hoy tampoco puede abstraerse de la importancia creciente de la tecnología.

La actualidad y pertinencia de la perspectiva estética encaminada al mejoramiento humano, en cuanto a la utilización de las TIC en la educación superior, se debe no solo a la importancia creciente de las tecnologías, sino también a la necesidad de despertar la sensibilidad, específicamente en los futuros profesionales, como vía para luchar contra el incremento de la indiferencia en la humanidad.

La mirada al uso de las TIC en la educación superior desde la perspectiva estética encaminada al mejoramiento humano invita al profesorado a desarrollar ideas y crear procedimientos novedosos que posibiliten la realización de dicho mejoramiento, pero también lo estimula a reconsiderar los medios que están a su alcance, como los textos de las asignaturas en soporte digital, donde están la belleza y la poesía de toda asignatura.

La perspectiva estética encaminada al mejoramiento humano, como un ángulo desde donde se observe la utilización de las TIC en la educación superior, incluye el fortalecimiento de la sensibilidad, pero con la marcada intención de mejorar al ser humano; no es simplemente lograr seres humanos más sensibles, por eso ha de complementarse con las necesidades y los intereses y propósitos del momento histórico.

Referencias

Alfaro, T. (2011). Desafío docente: el alumno postmoderno. Docencia Universitaria, 5(1), 1-12

Bayer, R. (1990). Historia de la estética. Edición Revolucionaria.

Bellver, V. (2012). El debate sobre el mejoramiento humano y la dignidad humana. Una crítica a Nick Bostrom. Teorder, (11), 82-93.

Betancourt, I., López, Á., Furones, J., Castro, M. & Lima, L. (2021). Intervención educativa para el mejoramiento humano desde la cultura en los estudiantes de ciencias médicas. EDUMECENTRO, 13(2), 108-127.

Bostrom, N. (2011). Una historia del pensamiento transhumanista. Argumentos de Razón Técnica, (14), 157-191.

Cabajal-Amaya, R. (2020). La Universidad del futuro y la Revolución 4.0. Hacia una Universidad innovadora. Análisis prospectivo. Revista Electrónica Calidad en la Educación Superior, 11(2), 15-26 http://revistas.uned.ac.cr./index.php/revistacalidad

Cabezas, M. & Casillas, S. (2017). ¿Son los futuros educadores sociales residentes digitales? Revista Electrónica de Investigación Educativa, 19(4), 61-72. https://doi.org/10.24320/redie.2017.19.4.1369

Chou, R., Valdés, A. & Sánchez, S. (2017). Programa de formación de competencias digitales en docentes universitarios. Universidad y Sociedad, 9 (1), 81-86 http://rus.ucf.edu.cu/

Collado, J. (2020). Filosofía de la innovación educativa y desarrollo de competencias digitales con las TIC, pp. 15-47, En Floralba Aguilar Gordón (coordinadora). Filosofía de la innovación y de la tecnología educativa. Universidad Politécnica Salesiana, t. 2.

Cruz, J., Pérez, A., Torralba, A. & Bonilla, B. (2017). Puebla, México, “Ciudad Patrimonio de la Humanidad”. Percepción ciudadana. International Journal of Scientific Management and Tourism, 3(2), 273-298. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6132923

Domingo, M. & Fuentes, M. (2010).). Innovación educativa: experimentar con las TIC y reflexionar sobre su uso. Pixel-Bit. Revista de Medios y Educación, 36, 171-180 http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=36815128013

Galvis, A. H. & Duart, J. M. (Comps.) (2020). Uso transformador de tecnologías digitales en educación superior. Ediciones Universidad Cooperativa de Colombia y RedUnete. doi: https://doi.org/10.16925/9789587602456

Garcés, M. & Ruiz, R. (2016). Integración pedagógica de la tecnología informática en instituciones educativas oficiales de Cartagena de Indias (Colombia). Saber, Ciencia y Libertad, 11(1), 175-186

González, J. C. (2008). TIC y la transformación de la práctica educativa en el contexto de las sociedades del conocimiento. Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento (RUSC), 5(2), 1-8 http://www.uoc.edu/rusc/5/2/dt/esp/gonzalez.pdf

Maldonado-Torres, S., Araujo, V. & Rondón, O. (2018).. Enseñar como un “acto de amor” con métodos de enseñanza-aprendizaje no tradicionales en los entornos virtuales. Educare, 22(3), 1-12, doi: http://dx.doi.org/10.15359/ree.22-3.18

Morin, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación, UNESCO.

Morin, E. (2002). La cabeza bien puesta. Repensar la reforma. Reformar el pensamiento, Ediciones Nueva Visión.

Nieto, F. & Somuano, F. (2020). Participar o no participar: análisis tipológico de la participación ciudadana de los mexicanos. Revista de Ciencia Política, 40(1), 49-72http://dx.doi.org/10.4067

Noldin, J. D. (2021). Importancia de la Tecnología y la Comunicación como herramienta del Docente en la educación paraguaya. Ciencia Latina. Revista Científica Multidisciplinar, 5(2), 1611-126 https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v5i2.372

Pérez,S. & Castaño, R. (2016). Funciones de la Universidad en el siglo XXI: humanística, básica e integral. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 19(1), 191‐199. DOI: http://dx.doi.org/10.6018/reifop.19.1.202451

Pizarro, R. (2021). La filosofía de la técnica de Eric Sadin: la técnica como un régimen numérico de verdad. Argumentos de Razón Técnica, (24), 116-141 DOI: http://doi.org/10.12795/Argumentos/2021.i24.05

Priscal, R. (2021). La subversión tecnológica de la vida cotidiana. Un análisis desde el pensamiento complejo de Morin. Ciencia Latina. Revista Científica Multidisciplinar, 5 (1), 436-458, https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v5i1.242

Sabido, C. (2019). El ideal humanista de mejoramiento humano y su influencia en Vasco de Quiroga. Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida, 11(21), 183-197.

Sadim, E. (2019). La inteligencia artificial: el superyó del siglo xxi. Nueva Sociedad, (279), 141-148, https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v5i1.242

Sangrá, A. (2020). Decálogo para la mejora de la docencia online. Propuestas para educar en contextos presenciales discontinuos. Editorial UOC http://www.editorialuoc.com

Santaella, S. (2018). El docente universitario como promotor de la educación mediada por las tecnologías de información y comunicación libre. In Crescendo, 9(3), 399-415

Sevilla, H., Tarasow, F. & Luna, M. (2017). Educar en la era digital. Docencia, tecnología y aprendizaje. Editorial Pandora, S.A. de C.V.

Schiller, F. (Sin fecha). Educación artística, Editorial Tor.

Tapia, C., Navarro, Y. & De la Serna, A. S. (2017). El uso de las TIC en las prácticas académicas de los profesores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 19(3), 115-125. https://doi.org/10.24320/redie.2017.19.3.1270

Varona, F. (2020). La formación universitaria y la sensibilidad humana de frente al futuro. UniPluriversidad, 20(2). e20202023, doi:10.17533/udea.unipluri.20.2.023

Varona, F. (2022). Perspectivas en la utilización de las tecnologías de información y comunicación en la educación superior. Visión Antataura, 6(2), 10-25 https://revistas.up.ac.pa/index.php/antataura

Vigil, J. M. (2019). Para enfrentar la catástrofe climática que viene, una nueva visión y una nueva espiritualidad. Caminos. Revista Cubana de Pensamiento Socioteológico, (91-92), 2-19

Viñals, A. & Cuenca, J. (2016). El rol del docente en la era digital. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 30(2), 103-114http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27447325008

Zambrano, M. (1939). Pensamiento y poesía en la vida española, Fondo de Cultura Económica.

Zambrano, M. (1959). La España de Galdós, Taurus Ediciones.

Citas