Abstract
The purpose of this article was to organize the conceptualization of the terms "meme" and "memetics" to define them extensively and intensively. The study is theoretical-hermeneutic based on a search and review of the use of the meme and memetic categories in research published in the course of the 21st century. The result of the analysis identifies that the term meme does not have a stable referent or a solid conventional content, which makes it difficult to formulate valid definitions. It was determined that the meme classifications do not correspond to logical norms and turn out to be narrowly focused typological descriptions. It was found that memetics does not have the attributes of a science; since it is constituted by an interdisciplinary matrix of eclectic knowledge, whose objective is the analysis of Internet memes, which are objects with a problematic epistemological status. It is concluded that the meme can be analyzed as a form of non-scientific knowledge within a non-classical epistemology program; and that the study of the meme provides a heuristic contribution in terms of evolutionary and social epistemology, since memetics broadens its thematic areas.
Introducción
Richard Dawkins, quien usó el concepto de meme por primera vez en su obra The Selfish Gene (1976), no imaginaba qué sorprendentes transformaciones semánticas le ocurrirían a este concepto décadas después; aunque sí suponía, en ese entonces, que los memes podían adquirir formas muy variables. El término meme tiene su origen en el término griego "similitud", el cual se correlaciona con el concepto memory que significa “recuerdo”. En 1985, el físico estadounidense Douglas Hofstadter anunció el nacimiento de una nueva ciencia que estudia los memes: “la memética” (Hofstadter, 1985). El apogeo de esta “nueva ciencia” llegó hasta finales del siglo XX y principios del XXI; tiempo en el que famosos científicos y filósofos como Blackmore, Brody, Dawkins, Dennett se ocuparon de sus problemas. Además, entre 1997 y 2005 se publicó la revista científica en modalidad electrónica e internacional llamada Journal of Memetics - Evolutionary Models of Information Transmission. Asimismo, se abrieron programas educativos en algunas universidades occidentales para aquellos que deseen estudiar memética, pues había sido declarado un campo de conocimiento innovador en la intersección de la genética, la semiótica social, la psicología, los estudios culturales y las ciencias cognitivas.
El panorama temático en relación con los memes es diverso: desde cuestiones de creatividad lingüística, la comunicación, el marketing, los estudios culturales y ciencias cognitivas. Y aunque a partir de 2005 la memética pierde su estatus científico autónomo, el interés por los memes no decrece. Cada año aparecen decenas de publicaciones en las que se analiza el meme desde diferentes perspectivas disciplinarias y programas científicos diversos. Los memes son estudiados por comunicadores sociales, lingüistas, educadores, sociólogos, filósofos, teólogos, politólogos, historiadores del arte y juristas (Deleuze & Guattari, 1993). Más aún si en la última década se dedica mucho trabajo a la investigación de los memes de Internet. Sin embargo, uno de los aspectos importantes ha quedado sin la debida atención; esto es, la dimensión epistemológica de los memes y la memética: dos conceptos controversiales actualmente.
Desde los años 70 y 80 del siglo pasado, los temas fundamentales de la epistemología y la lógica de la ciencia quedaron en la periferia del saber social y humanitario, dando paso a encabezamientos y problemas de nuevas disciplinas (incluida la memética). Los tópicos de la epistemología clásica fueron declarados "metanarrativos" y redundantes, disueltos en estudios de casos y juegos de lenguaje (Suárez, 2008). El enfoque en la investigación aplicada sumamente especializada, que es descriptiva y de corta duración, pone en duda el valor de la epistemología normativa (Rodríguez, 2001). No obstante, ya Dawkins (1976) apuntaba a la presencia de un aspecto epistemológico, proponiendo considerar una idea-meme como una unidad replicadora de información almacenada en el cerebro. Debe tenerse en cuenta que la información solo implica una reacción a ella (una persona, un animal, una planta, un sistema técnico), es decir, no es una característica de los datos per se, sino una característica de la relación entre datos y el sujeto informado.
La información, a diferencia del conocimiento, no implica reflexión, pues no tiene por qué tener atributos tales como objetividad, consistencia, validez, poder explicativo y predictivo o trascendencia social. Por otro lado, no todo conocimiento tiene signos de meme ni necesita ser reproductible (o replicado). Por ejemplo, 9 - 2 = 7 no es un meme, pero se identifica como conocimiento. Pero la expresión "Dos veces dos - cuatro", dependiendo del contexto, puede ser tanto un meme como una unidad epistémica (Deutsch, 2018). Por su parte, Patzelt (2015b), refiriéndose al concepto de "tres mundos" de Karl Popper, ofrece una comprensión excesivamente amplia del meme. Él cree que un meme es: a) una muestra realizada físicamente en la realidad (mundo 1) en un código predeterminado o portador de transmisión ("vehículo", en la terminología de Dawkins); b) un estado de conciencia en la cognición y la metacognición (mundo 2), en el que se reconoce un patrón cultural que puede transformarse en un elemento del “mundo 1”; c) un elemento del mundo del conocimiento objetivo, las redes sociales virtualizadas (mundo 3). El meme es parte del "mundo 3", son replicadores abstractos: formas de información, que, una vez que ingresan a un sistema físico adecuado, tienden a permanecer en él” (p. 127). Todo lo cual perfila la naturaleza sociocomunicativa de los memes, entendiéndose como unidad sintética de la cultura.
En ese sentido, Dawkins traza una línea entre un meme replicador y sus “productos” o efectos fenotípicos (palabras, música, estilos de ropa, expresiones faciales, etc.). La ley de la gravitación universal o el principio de incertidumbre es difícil de identificar como un meme o un efecto fenotípico. Pero la manzana que supuestamente cayó sobre la cabeza de Newton es quizás un meme (Dawkins, 1976). La memética no da una respuesta inequívoca a la pregunta de si el conocimiento es un replicador inicial o un “producto”. No está claro cómo el efecto fenotípico en forma de palabra refleja, encarna, propaga el meme, que precede al efecto y, según la lógica de Dawkins, debería ser un objeto extralingüístico y, por lo tanto, extra mental. Cualquiera que sea la interpretación del meme que se reconozca como adecuada, llegamos a temas epistemológicos: fuentes, génesis, límites, tipos de conocimiento; funcionamiento sociocultural y contenido existencial del conocimiento; la naturaleza de las habilidades cognitivas humanas y sus estados epistémicos; especificidades de la actividad cognitiva; tipos de epistemología, etc. (Dawkins,1979).
Este estudio considera el meme y la memética de manera epistemológica. Se tiene en cuenta el volumen y la riqueza de contenido de la epistemología en las publicaciones en las últimas dos décadas para determinar los siguientes objetivos de análisis:
1) establecer si es posible la aceptabilidad de la interpretación de un meme como conocimiento;
2) considerar las definiciones y tipologías existentes del meme;
3) averiguar en qué áreas de la epistemología el meme puede desempeñar el papel de un objeto de estudio relevante y;
4) finalmente, justificar la suposición sobre el tema de la presencia o ausencia de los fundamentos de la memética para reivindicarla en el estatus de ciencia.
Método
Diseño. La investigación fue de tipo teórica realizada a través del análisis hermenéutico-epistemológico de las categorías meme y memética empleadas en investigaciones en lengua española e inglesas de las últimas dos décadas. (Loayza, 2020). Se procedió a evaluar el estatus epistemológico como conocimiento científico de cada una de las categorías analizadas (meme y memética); se evaluó también la posibilidad de la definición categórica bajo el criterio de inclusión y exclusión en un género próximo o clasificación terminológica (taxón/merón); así como determinar la naturaleza, claridad y precisión del objeto de estudio de la memética: el meme.
Unidad de observación. Se empleó como unidades de observación a las investigaciones publicadas en lengua castellana e inglesa cuyo objeto de estudio fueron el meme y la memética. Se consideraron las investigaciones publicadas durante las dos primeras décadas del siglo XXI. Igualmente, en este aspecto metodológico para el hallazgo del material se efectuó combinaciones de los conceptos-clave seleccionados enlazados con el operador booleano “AND”, con lo cual se obtuvieron dos cadenas de búsqueda, a saber, en español: “meme AND memética” y en inglés: “meme AND memetics”.
La búsqueda de artículos se realizó en las bases de datos La Referencia, Dialnet, SciELO y Scopus en el período de 2000 al 2023, y se obtuvieron a partir de los siguientes criterios de inclusión y exclusión: Los criterios de inclusión fueron: 1) publicaciones publicadas en el período entre enero de 2000 a junio de 2023; 2) artículos publicados en lengua inglesa y en español; 3) que tengan el acceso abierto y a texto completo; 4) que conceptualizan las categorías meme y memética. Los criterios de exclusión fueron: 1) artículos realizados fuera de los años 2000 a 2023; 2) que sean escritos en lengua distinta al inglés y español; 3) que tengan acceso restringido y/o con costo de visualización; 4) que no conceptualicen las categorías meme y memética (Cabré, 1995; Dubuc, 1999; Barité, 2000).
Instrumentos. En la revisión sistemática efectuada se asumió las pautas del Código Ético planteado por la American Psychological Association (2017). En tal sentido, se dio crédito a los trabajos de investigación hallados, teniendo en cuenta los derechos de autor de los artículos al realizar las citas y referencias respectivas. De cada estudio se extrajeron las siguientes características: año de publicación, lugar de procedencia de la publicación, lengua originaria, conceptos clave, enfoque del estudio, diseño de investigación y alcances (Day, 2005; Uribe, 2005). En cuanto al análisis de datos se utilizó el programa Microsoft-Excel 2019 para la elaboración de una base de datos que incluya las fases de análisis, separadas por hojas, donde estuviesen contenidas todas las investigaciones seleccionadas.
Procedimiento. El análisis teórico hermenéutico-epistemológico de las conceptualizaciones de las categorías meme y memética se efectuó en el marco del construccionismo filosófico propuesto por Luciano Floridi, la epistemología evolutiva de Richard Dawkins, la epistemología social de Steve Fuller, la perspectiva social del análisis del discurso de Jhonatan Potter y la teoría comunicativa de la terminología de María Teresa Cabré, los cuales permitieron las reflexiones y argumentaciones planteadas en la discusión de este trabajo (Dawkins, 1976, 1979; Cabré, 1995, 1998, 1999; Potter, 1996, 1998; Floridi, 2008; 2017).
Resultado y discusión
El resultado de la presente revisión sistemática consideró dos momentos: 1) la recogida de información y 2) el análisis de información.
1. Recolección de información
Al finalizar la búsqueda de documentos en las mencionadas bases de datos, se obtuvo la muestra expresada en la siguiente tabla:
En el análisis se incluyó solo las investigaciones que se hallaban en el período entre enero de 2000 a junio de 2023 previsto, y que sean publicados en lengua inglesa y en español cuyo acceso sea abierto y a texto completo; y además, que dentro de ellas se conceptualicen las categorías meme y memética. Así, del total de 513 investigaciones combinadas solo fueron seleccionadas 13 publicaciones.
Las trece investigaciones encontradas que asumen el objetivo de conceptualizar las categorías meme y memética estriban sus abordajes desde enfoques distintos provenientes, principalmente, de varias perspectivas filosóficas como las de la Epistemología Evolutiva, la Epistemología Social y la semiótica.
2. Análisis de la información
Para el siguiente paso, el análisis de la información ha sido recogido en fichas con ítems que ayuden a un mejor desglose de contenidos donde anticipadamente se hace la respectiva lectura y análisis interpretativo desde un enfoque epistemológico desde un construccionismo filosófico, la epistemología evolutiva, la epistemología social, la perspectiva social del análisis del discurso y la teoría comunicativa de la terminología. En tal sentido, un punto de inicio es determinar conceptos clave, tales como conocimiento y meme. La definición (intensiva/extensiva) es una formulación en forma concisa del contenido del concepto, la revelación de su significado semántico generalmente válido. La definición es una forma lógica efectiva de aclarar la conexión entre una construcción lingüística y un referente, es decir, un objeto al que apunta una expresión lingüística. El potencial explicativo, la capacidad de pronosticar y el valor heurístico de una teoría científica dependen de la claridad de las definiciones.
Las definiciones ayudan a clasificar objetos, formar y refinar marcos conceptuales; reemplazan largas descripciones, con su ayuda se introducen nuevos términos, se forma y refina el aparato categórico. Encontraremos decenas de definiciones de conocimiento. Una definición se entiende como: 1) la forma de representación del ser para la conciencia; 2) la experiencia conceptual de operar con objetos; 3) campo reflexivo de relación con la realidad; 4) visualización de la realidad externa, independiente del conocimiento; 5) información que es significativa y útil para una persona, utilizada para desarrollar e implementar conclusiones prácticas; 6) descripción de la imagen de una actividad conveniente; 7) una forma de memoria individual y colectiva, etc.
En el neopositivismo y otras áreas que continúan las tradiciones de la epistemología clásica, el conocimiento se interpreta como una creencia verdadera justificada, que se expresa como razonada, generalmente válida, verificable (empírica y/o matemáticamente) (Deleuze & Guattari, 1993). El meme no encaja en tal tradición, aunque no se le puede negar valor o significación, significado práctico, la capacidad de reflejar (aunque metafóricamente) algunos segmentos de la realidad, así como la presencia de aspectos teleológicos y mnemotécnicos.
La epistemología no clásica rechaza la centralidad científica e inscribe el conocimiento en un amplio contexto cultural de estructuras sociales históricamente cambiantes y formas de vida espiritual. Los límites entre los tipos de conocimiento se desdibujan, la validez pierde el estatus de valor epistemológico más alto. La epistemología no clásica, a diferencia de la epistemología clásica, no busca estándares y normas universales de conocimiento. Al ser descriptivo, aplicado, socialmente determinado, se centra en el análisis de actos cognitivos específicos. En el marco de, por ejemplo, el programa fuerte de David Bloor, el conocimiento es un conjunto de creencias que tienen los miembros de la sociedad; el conocimiento es aquello que está investido de autoridad, sancionado por la sociedad y reconocido por ella como conocimiento (Bloor, 1998).
El enfoque de Deutsch, para quien el conocimiento es un conjunto de memes, también puede considerarse no clásico, ya que son grupos de información y elementos de cultura al mismo tiempo. En ese sentido, por analogía con los genes, la información de los memes, una vez que se encuentra en un entorno adecuado, tiende a renovarse (Edmonds, 2005). La capacidad de adaptar y difundir información depende de su compatibilidad con un complejo de ideas ya arraigadas. Una teoría científica, según Deutsch, es un meme-complejo en el que un meme ayuda a otro a replicarse (Deutsch, 2011).
El sistema de conocimiento es una especie de programa en el que el mundo aparece como manifestado en la conciencia y comprendido por ella. Este programa funciona más efectivamente en el modo de correspondencia (aproximación) a la realidad. El conocimiento es un recurso selectivo y abierto, estructurado y coherente, socialmente significativo y multifuncional de información significativa. El conocimiento no es sólo un espejo de la naturaleza que refleja la realidad sensual y/o empírica. Se permiten cambios a objetos idealizados e hipotéticos, mundos posibles e imposibles.
Si el meme es un juego de lenguaje, entonces, ¿tendrá reglas claras y límites claros? como la ciencia. ¿Qué es un meme?, esta es una pregunta a la que se ha dado muchas respuestas a través del tiempo. Para no sobrecargar el presente artículo con notas a pie de página, se recurre al trabajo de Castaño (2013), quien recopiló una rica colección de definiciones de un meme a nivel de fijación de una afiliación genérica. Así, en el marco de definiciones que pretenden ser clásicas (obvias, reales, por diferencia de género y especie), un meme es: un fenómeno sociocultural, lingüístico, folclórico; un fenómeno del entorno moderno de la información y/o un método de su reproducción: propiedades, un signo, una unidad de espacio mediático, un texto mediático, un marcador de una época, una tendencia de la cultura moderna, etc. En las definiciones operativas y funcionales, un meme se interpreta como una idea para crear símbolos de marca, una guía para implementar comportamientos, una herramienta de aprendizaje, una forma de comunicación, un medio de promoción, publicidad, imagen, ideas políticas, etc.
Asimismo, Castaño (2013) da una serie de definiciones orientadas epistémicamente, en las que un meme se define como "una representación interna del conocimiento" (Patzelt, 2015b), "una unidad de información en la mente" (Brodie, 2009), "una idea compuesta compleja” (Dennett, 1995, 2017), “unidad elemental de información” (Meneghetti, 2002). Las dos últimas definiciones son mutuamente excluyentes.
Desde el punto de vista de Patzelt (2015a), los memes son patrones culturales sujetos a reconocimiento, imitación y replicación. Es posible determinar qué es un meme específicamente en términos de prácticas culturales solo a través de la referencia a algún observador y al entorno social en el que se usa el meme. Los memes son una especie de planos de construcción. Son una reminiscencia de las ideas de Platón, combinando algunos resultados ontológicos a priori atemporales y aespaciales, y los resultados filogenéticos a posteriori del desarrollo social y cultural. En ese sentido, se define a los memes como conceptos replicables, que son: 1) unidades de conocimiento indivisibles; 2) marcos estructurados (elementos interrelacionados del conocimiento - partes del modelo cognitivo) y guiones (escenarios que representan el conocimiento procedimental). Se encuentra un sinónimo de "guion" en memética. Este es el efecto fenotípico ya mencionado: la implementación práctica del meme-replicador, la forma en que se objetiva y el resultado de un cambio en la realidad. No está claro por qué se debe poner en circulación el concepto de "meme", revelando su contenido con la ayuda de otros conceptos polisémicos. Es más fácil operar con el término "concepto", que por cierto, tampoco tiene una definición inequívoca (Patzelt, 2015b).
Sumado a la posibilidad del concepto de meme, existen otros términos que describen las formas de exploración humana del mundo en su aplicación. Esta es una idea, una imagen, una narración, una metáfora, un patrón, un signo. Todo meme, señala Fomin (2019) es un signo, pero no todo signo es un meme. Surge la pregunta: ¿cuál es el valor de distinguir entre memes y signos? “Si estamos hablando de los niveles de semántica y sintáctica, el valor del concepto de meme es realmente apenas visible. Al resaltar los aspectos semánticos y sintácticos de la consideración, podemos aclarar la estructura del meme, pero difícilmente podemos ir más allá de la afirmación de que todo lo que es cierto para el meme en términos de semántica y sintáctica es cierto para cualquier otro signo. Considerar un signo exactamente como un meme tiene sentido al nivel pragmático, ya que usando el aparato de la memética, uno puede tratar de desarrollar tales modelos que permitan explicar por qué ciertos signos son efectivos en ciertas circunstancias y, por lo tanto, virulento” (pp. 217-218). La ventaja del concepto de meme, cree Fomin, es que puede usarse para describir fragmentos simbólicos de la realidad, pero no está cargado de significados lingüísticos.
Chielens & Heylighen (2005) definen un meme como un medio de empaquetar información de forma concisa, generalizada y simplificada; por tanto, un meme es una nueva forma de “economía del pensamiento”, una cápsula valorativa y semántica, que no está sujeta a análisis crítico, sino que está destinada a ser asimilada e introducida en la conciencia (Loayza-Maturrano, 2022). La primitivización y banalización del meme como signo ahorrativo y quantum de conocimiento, se manifiesta claramente en la forma de meme de Internet. Este último se interpreta como una especie de metalenguaje, manifestación de los arquetipos del inconsciente colectivo, género cómico, folclore juvenil, fórmula de transferencia sociocultural, texto precedente, núcleo del discurso mediático, elemento publicitario, elemento comunicativo, un método para manipular la conciencia pública, una herramienta de información en las guerras, etc.
Yus (2011) afirma que un meme de Internet es un elemento de un juego de lenguaje de corta duración que puede provocar reacciones emocionales momentáneas. No trae información nueva, pues está enfocada a la reactivación de estereotipos y patrones, a la reproducción de simulacros de moda. Tal meme pervive mientras sea de interés para un determinado grupo social. Su potencial cognitivo es mínimo debido a su naturaleza manipuladora, entretenida, carga política y creatividad ostentosa. El meme de Internet no enseña, sino que inspira y convence, ya que no es tanto una construcción de conocimiento como un microbio psicológico discursivo.
Tales definiciones de variables nos permiten afirmar: el estatus de un meme es incierto y vago. Los memes pueden ser nombres propios, aciertos, proverbios, trucos de vida, estilos arquitectónicos, conceptos filosóficos, elementos de un culto religioso. De este modo, a lo largo de la historia breve de la memética, se encontraron reemplazos para el concepto clave: mnema, mnemotipo, culturógeno, psicogén, replicador lingüístico, etc. Lo anterior permite afirmar que la memética no tiene un significado claro (Cabré, 1998b).
A pesar de las diferencias en las definiciones, la mayoría de los investigadores son solidarios al fijar los signos de un meme. Estos son: 1) variabilidad y variación en el contenido, lo que lleva a la selección; 2) radiodifusión, reproducibilidad, distribución; 3) especiación (asociación en memo-complejos); 4) la búsqueda de la neutralidad axiológica. Estas características no son únicas e inalienables, pueden atribuirse a muchos otros objetos, por lo que no revelan esencia, por lo tanto, los memes no son válidos como criterio de clasificación (Cabré, 1999).
La clasificación es una operación lógica que representa la división del alcance (taxón) de un concepto. Los sinónimos de "clasificación" son "taxonomía" y "tipología". Los objetos discretos que forman un volumen están asociados con algún contenido que tiene: 1) componentes internos (morfología) y 2) interacciones externas (ecología). En suma, 1) y 2) forman un arquetipo formado por signos (merones). La clasificación es la construcción de una clasificación, es decir, la asignación de un objeto a una subdivisión específica (clase). Se lleva a cabo sobre la base de la presencia (ausencia) de un objeto de un determinado atributo o su combinación. Las clasificaciones naturales están sujetas a requisitos tales como objetividad, máxima cobertura de objetos y sus merones (partes), consistencia, multifuncionalidad, estabilidad temporal y poder predictivo. La clasificación artificial es inestable, de finalidad estrecha, de prescripción, de registro, de reconocimiento, falsificable en sus fundamentos; Las clases se forman arbitrariamente. Da un corte del árbol de clasificación en una proyección. A la hora de clasificar, es necesario tener en cuenta reglas conocidas, aunque la lógica sólo marca el patrón de la operación, sin interesarse por las especificidades del referente del concepto.
La tipología en las ciencias sociales y las humanidades tiene todas las características de una clasificación artificial y asume la presencia de un correlato mental: un objeto de referencia (modelo colectivo), la similitud con la que determina la inclusión en una clase. Este objeto es el resultado de una abstracción forzada de lo específico, debido a la riqueza del arquetipo y la vaguedad del taxón. El propósito de tal abstracción es la sistematización y reducción de diferencias y contextos a un solo nivel indicativo y ejemplar (un tipo ideal). Definición y clasificación son operaciones lógicas interrelacionadas. Si el contenido del concepto provoca discrepancias críticas, la división del alcance del concepto no es prometedora. Hay que admitir que la tipología de los memes es problemática a priori, porque no hay condiciones para descubrir un modelo idealizado generalizado.
De acuerdo a Yus (2019), los memes no tienen características esenciales objetivas y, por lo tanto, información completa sobre los objetos que componen el árbol de clasificación. En otras palabras, el alcance del concepto de meme es fundamentalmente irreparable; la morfología no está definida, siendo dependiente de los contextos de uso de este concepto y de las preferencias semánticas del sujeto cognoscente. No en vano, las tipologías existentes de memes están lejos de los estándares científicos y se llevan a cabo violando las reglas lógicas. Por ejemplo, dividir el volumen del concepto de "meme" en tres clases: según la esfera de uso, según la esfera de afiliación disciplinaria, según su orientación positiva o negativa.
Es apropiada una clasificación semiótica, cuando los memes se dividen dicotómicamente en icónicos y condicionales. Pero, ¿qué hacer con las dos clases recibidas a continuación? Los autores que proponen esta tipología, admitir involuntariamente su inconsistencia lógica, señalando que en el caso general, un meme puede ser un signo, una palabra o una frase, una melodía, un icono, una receta culinaria, una oración, un símbolo religioso o corporativo, un escudo de armas, un himno y una bandera, un formato de maquillaje y contorno de la ropa, olores y marcas, naturales o artificiales, gesto, estilo de conducción, señales de tráfico, emoticones, lemas y etiquetas, marcas de automóviles, varias identidades de marca elementos (Potter, 1998; Blackmore, 2000; Loayza-Maturrano, 2021). Para una gama limitada de objetos, podemos aplicar el enfoque de Brodie (2009), quien construye una tipología de memes basada en sus propiedades figurativas y expresivas, en particular, utilizando la gradación clásica de tipos cómicos (humor, ironía, sátira, sarcasmo). Con todo respeto a la variedad cómica del fondo memético, tal tipología cubre objetos principalmente del espacio virtual, que es tan popular en la memética.
La tipología de Langrish (1999) también se centra en los memes de Internet. Ella descubre 1) un meme de texto; 2) imagen de meme; 3) meme mediático; 4) meme criollo. Lo anterior se contrapone con Deutsch, quien creía que los memes existen independientemente de cómo los llamemos o clasifiquemos. La posición de Patzelt (2015b) también es discutible, argumentando que el problema de la diferenciación de los memes surge solo cuando estamos buscando el límite utilizando un algoritmo cognitivo “mecánico”, y no un algoritmo basado en la competencia cultural. La universalidad y naturaleza coercitiva de las reglas de la lógica no es un algoritmo mecánico.
En el siglo XX, se forman varias áreas de epistemología, cada una con su propio conjunto de problemas, objetivos y relaciones. Se destacan dos áreas en las que los temas meméticos se consideran relevantes: La epistemología evolutiva, que surgió bajo la influencia de la teoría de la selección natural y la teoría sintética de la evolución; y la bioepistemología que concibe a la cognición (procesamiento de la información) como una adaptación de todos los organismos vivos al medioambiente.
El conocimiento es universal, ayuda a sobrevivir. Las habilidades cognitivas se derivan de la fisiología y la fenomenología, y todo nuestro conocimiento tiene su fuente en el proceso de interacción humana con el mundo exterior. En Epistemología Evolutiva, el objetivo es estudiar la formación y el cambio de los órganos cognitivos, para fundamentar la relación entre la cognición, la aptitud y la supervivencia.
Los representantes de otra tendencia "científica" (Popper, Toulmin, Deutsch) también entienden el conocimiento como una forma de adaptación de todos los seres vivos al medio ambiente, rinden homenaje a las leyes del desarrollo del mundo orgánico. Apelando al darwinismo, comprenden el desarrollo de ideas científicas, problemas, explicaciones, hipótesis. La evolución del conocimiento científico se interpreta como la construcción de mejores teorías. Por supuesto, el movimiento y el cambio de la ciencia no pueden explicarse por la evolución biológica. Este último se implementa mucho más lentamente que el proceso del conocimiento científico; los objetos abstractos no toman parte en él, no hay conveniencia, orden, argumentación, experimentación. Pero tanto en la evolución del mundo orgánico como en la ciencia, según Deutsch, el éxito depende de la supervivencia del conocimiento objetivo, lo que en biología se llama adaptación.
La capacidad de una matriz de conocimiento científico (así como un gen) para sobrevivir en un nicho no es una función aleatoria, está determinada por si esta matriz contiene suficiente información confiable y útil sobre este nicho. Así, los problemas de Epistemología Evolutiva se ampliarán debido al análisis de una unidad replicante como un meme. Si la revolución genética puede llevarse a cabo bajo ciertas condiciones con la ayuda de la destrucción espontánea de períodos de estabilidad y breves ráfagas, entonces en la cognición nos enfrentamos a procesos similares: revoluciones científicas. Gracias a la memética se encuentran similitudes entre la transmisión genética y la transmisión del patrimonio cultural (el conocimiento es su parte integral); en ambos casos nos encontramos ante imitaciones (aunque de diferente naturaleza). El análisis de la memética en el formato de la teoría de la coevolución genético-cultural de Wilson y Lumsden parece prometedor (Lumsden & Wilson, 1981). Por ello, la Epistemología Evolutiva puede estar interesada en el papel de los efectos fenotípicos, en la replicación y mutación de los memes, su capacidad para encajar en el conjunto de memes existentes y convertirse en una parte duradera del complejo de memes: un sistema cuyos elementos contribuyen a la reproducción de los demás. Si hablamos de una idea científica, la posibilidad de su difusión por los cerebros de los científicos de todo el mundo dependerá de su compatibilidad con el complejo de ideas que ya han echado raíces (Wilson, 1980).
El conocimiento memético y el conocimiento especializado tienen diferencias significativas. Los memes luchan por las mentes de la gente; para sobrevivir, un meme debe tener atractivo, un plano psicológico y un valor semántico. Lo que no se puede decir, por ejemplo, de los problemas del conocimiento científico hipotético. Las oposiciones e incongruencias del conocimiento científico están aseguradas por la presencia de errores productivos en las teorías, la existencia de una metodología y reglas del juego intelectual, y el control por parte de la comunidad científica. Muchos de los objetos identificados como memes son replicadores ciegos asistemáticos, la nomología y la deontología les son ajenas. Los meme-complejos, a diferencia de las teorías científicas, no son capaces de una explicación exhaustiva del mundo, no cumplen funciones ideológicas ni pronósticas.
Según Patzelt (2015a) los memes (como los genes) son egoístas. No evolucionan necesariamente en beneficio de sus portadores. En ese sentido, una variante exitosa de un meme es aquella que cambia el comportamiento de sus propietarios de tal manera que se adapte mejor al desplazamiento de otros memes de la población. Esta versión del meme bien puede ser útil para sus dueños, su cultura o la especie en su conjunto. Pero si los daña o los destruye, igualmente se extenderá. De ahí, otro tema relevante para la Epistemología Evolutiva es el seguimiento de la evolución de estructuras epistémicas y patrones culturales. Una persona no puede resistir la supervivencia y la influencia de los genes egoístas que tiene desde su nacimiento, pero la sociedad puede ejercer control sobre la tasa de natalidad y la propagación de memes dañinos.
El análisis de patrones culturales (especialmente ideas científicas) en un programa de Epistemología evolutiva debe hacerse con cuidado. La formación de estructuras biológicas se lleva a cabo con la ayuda de genes: planes de construcción codificados químicamente (en la terminología de Patzelt, 2015a). Los planes de las estructuras socioculturales tienen una naturaleza completamente diferente: son simbólicas. La evolución biológica y cultural tiene fundamentos no idénticos, determinantes no equivalentes, algoritmos procedimentales inconmensurables. Los mecanismos de copia de genes y memes ubicados en diferentes sistemas de coordenadas ontológicas son radicalmente distintos. Si razonamos de forma evolutiva, entonces debemos tener en cuenta que la capacidad de producir y utilizar unidades simbólicas y semánticas (patrones culturales) surgió cientos de millones de años después, Dawkins (1979) también señaló que la selección favorece a los memes que explotan el entorno para su propio beneficio.
Y es en este entorno público donde se inscribe el espacio sujeto-problema que es de interés de la Epistemología Social, lo cual permite afirmar que el meme encontrará aquí su nicho. El núcleo conceptual de esta Epistemología es la tesis sobre la naturaleza social y la condicionalidad social de la cognición, que recibe su propia interpretación de diferentes investigadores y de la que se extraen diferentes conclusiones (Fuller, 1997). El propósito de la Epistemología Social es la relación del conocimiento con la sociabilidad y viceversa. El proceso de cognición desde esta perspectiva se interpreta no solo como socialmente comprometido y dinámico, sino también socialmente determinado; por tanto, se concibe al conocimiento como el factor dinamizador de la sociedad moderna, el cual es creado por esta última, y se percibe no tanto como información sobre el mundo exterior, sino como resultado de la comprensión del proceso de obtención de esta información por parte de la sociedad. La Epistemología Social reflejó la confrontación entre epistemología clásica y no clásica. El concepto veritativo o veritista (latinismo veritas - verdad) de Goldman, por ejemplo, se enfoca en el primero, y el programa fuerte constructivista social de D. Bloor y sus colegas es un vívido ejemplo del segundo (Bloor, 1998; Goldman, 1987).
La cognición en la Epistemología Social se entiende como el desarrollo de la realidad sociocultural, subjetivo-antropológica, que apela a la realidad física. Además, los mundos posibles construidos por el hombre no son necesariamente realizables a partir del mundo real y pueden sustituirlo con éxito si la sociedad considera correcta y eficaz esta sustitución. Como parte de esta disciplina se estudian los aspectos sociales de la adquisición, formación, transformación, distribución, adaptación, funcionamiento del conocimiento, su valoración y control sobre el mismo. La Epistemología Social estudia la naturaleza del conocimiento colectivo y la organización social del trabajo cognitivo; la cual da énfasis a las prácticas intelectuales implementadas en grupos (incluidos los equipos de investigación), la dependencia del proceso y los resultados de la cognición de las formas de comunicación y tecnología, los sistemas de valores y normas predominantes, la política, la moda, etc.
El conocimiento en la Epistemología Social es el resultado de la manifestación (y comprensión) de unidades de cultura y estructura social. Cualquier conocimiento está abierto a una explicación sociológica imparcial. Los representantes de esta epistemología constructivista son partidarios del relativismo, el convencionalismo, el contextualismo, no necesariamente la presencia de una estructura cognitiva dominante. El conocimiento extracientífico es un actor epistemológico influyente e igualitario; la ciencia no posee exclusividad epistemológica (Deleuze & Guattari, 1993). Ciencia y sociedad, desde el punto de vista de la luminosa figura de la epistemología social de Fuller (1987, 1997), son dos fuerzas que se configuran mutuamente. Las relaciones sociales penetran la ciencia tan profundamente que pueden transformar el contenido del conocimiento científico. Por ejemplo, al popularizar la ciencia, la gente toma términos científicos y les da su propio significado, lo que dificulta que los científicos sigan usando estos términos, lo cual es, ciertamente, lo que sucedió con el concepto de meme.
Los investigadores de los memes, como se ha podido observar en las investigaciones analizadas, no han creado un tema propio, claramente definido, un sistema de términos especiales (no hay definición ni siquiera de un concepto clave), ni tipologías adecuadas (Distin, 2005). No hay razón para hablar de la existencia de una metodología original y una lógica específica para la cognición de los memes (tanto la primera como la segunda son prestadas). La memética no descubrió las leyes, patrones, tendencias del desarrollo sociocultural. La interdisciplinariedad que se propugna es unilateral: la memética toma prestada selectivamente (y repite, sin control) pero ampliando el repertorio temático con la ayuda de palabras de moda), pero no da nada a cambio. La memética no ha aportado nada fundamentalmente nuevo a los estudios culturales, la lingüística, la sociología, la psicología ni la biología. Su influencia en la formación de una imagen del mundo es más bien negativa, porque se legitima el razonamiento sobre objetos pseudocientíficos. Al tener un carácter descriptivo, la memética no proporciona un incremento del conocimiento científico en forma de explicaciones originales y predicciones verificables. Lo anterior permite cuestionar el valor aplicado de la memética.
Conclusiones
El concepto meme no tiene un referente inequívoco con un estatus ontológico claro. La abstracción llamada meme solo puede definirse contextualmente. El número de contextos en los que el meme tiene existencia tiende a infinito. En muchas situaciones cognitivas, meme es una construcción redundante. Funcionalmente y por su contenido es accesible para la comprensión al nivel de la conciencia cotidiana, pero no es adecuado para un análisis científico exhaustivo. No existen razones suficientes para dotar a un meme de significados profundos, ni de declararlo modelo cultural, código de la realidad social o medio para descifrar el estado actual de la cultura.
Las definiciones de un meme (su consistencia lógica es objeto de críticas separadas) no responde a la pregunta de qué es, a qué tipo de entidades pertenece. El arquetipo del meme está saturado de memes simbólicos y virtuales. Su ecología social es tan diversa que permite formular un número ilimitado de definiciones genéricas, operativas y funcionales. Es prematuro hablar de la presencia de cierto modelo colectivo del meme. Las clasificaciones de memes son descripciones tipológicas situacionales y de propósito limitado. Se diferencian en la relatividad, la prescripción, la excesiva variabilidad de las características de clasificación (la mayoría de los memes detectados son subjetivos). Los criterios y principios son vagos y fácilmente rebatibles. Las clases se crean arbitrariamente. Un meme, siendo, sin embargo, información de sentido y significativa, es una de las formas de conocimiento no científico. Su análisis es apropiado en el programa de la epistemología no clásica, por ejemplo, en un segmento como el constructivismo social. El origen biológico del meme y su supuesto papel en la evolución de estructuras epistémicas y patrones culturales son de potencial interés para Epistemología evolutiva. La actualización de las cuestiones meméticas en Epistemología evolutiva se lleva a cabo utilizando la analogía de los objetos (y sus propiedades), así como la analogía de las relaciones. A pesar de su potencial heurístico, la analogía es una inferencia probabilística y es capaz de resolver solo tareas cognitivas tácticas con éxito variable.
El meme de Internet tiene casi treinta años. Los resultados de las investigaciones realizadas sobre este tipo de meme no permiten afirmar que éstos sean unidades estables de cultura. El meme de Internet simplifica y es muestra de una manera eficaz de reflejar fenómenos culturales de corta duración. Más aún si se comprende que es problemático tratar de dividir la cultura en autonomías con límites claros. El meme no logra este objetivo. El potencial epistemológico del meme de Internet es insignificante. Se necesita algún tipo de higiene memética y control sobre la propagación de los memes.
La variedad de memes no se ha convertido en un sistema cualitativo y coherente de objetos, cuyo estudio requiere la creación de una disciplina científica. La memética no es una ciencia y ni siquiera una teoría científica, sino una de las prácticas intelectuales interdisciplinarias, tema localizado por el área cambiante de la comunicación en Internet. La memética copia, replica, transforma (principalmente en el espacio de la terminología) temas de varias ciencias. Como resultado, obtenemos una variedad de información interesante y, a primera vista, novedosa. Pero en cuanto pasamos al nivel de las definiciones, tipologías, explicaciones, predicciones, resulta que nuestro conocimiento memético es amorfo, ecléctico, redundante, y el concepto de meme se convierte imperceptiblemente en un meme trivial.
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