Resumen

El presente artículo es la primera entrega de una sistematización conceptual de la experiencia docente del autor en las asignaturas de filosofía y antropología filosófica a los estudiantes de pregrado de medicina en diversas universidades peruanas, enfatizándose en esta oportunidad en las teorías axiológicas vinculadas de alguna manera con la formación médica. La formación que se requiere para lograr un médico con un perfil profesional idóneo va más allá del aspecto cognitivo, sino que ha de ser integral, por lo que no se suele dejar que los principios, valores y virtudes sólo se hayan forjado en el hogar o aprendido en las aulas de los niveles de educación básica, pues muchas facultades de medicina se preocupan por esta formación, dotándole al futuro médico de las herramientas conceptuales y reflexivas que le permitan discernir en situaciones complejas en las que muchas veces se situaría en su ejercicio profesional.

A bstract

This article is the first installment of a conceptual systematization of the author's teaching experience in the subjects of philosophy and philosophical anthropology to undergraduate students of medicine in various Peruvian universities, emphasizing this time in axiological theories linked in some way with medical training The training that is required to achieve a doctor with a suitable professional profile goes beyond the cognitive aspect, but must be comprehensive, so that principles, values and virtues are not usually allowed to be forged at home or to be they have learned in the classrooms of the basic education levels, because many medical faculties care about this training, giving the future doctor the conceptual and reflexive tools that allow him to discern in complex situations in which he would often be in his exercise profesional

Keywords: Medicine philosophy Medical Education Values in medicine Teaching experience

Introducción

Es sabido de la alta exigencia de los estudios médicos en el aspecto cognitivo, en los cuáles se centran muchas Facultades de Medicina, y en su búsqueda de una formación integral lo expresan en su misión y visión institucional; se conoce también que la profesión médica requiere de una formación universitaria integral por la cual se logre un perfil profesional idóneo para el trato adecuado de los pacientes, y no sólo que sea oportuno, eficiente y eficaz respecto a su atención de la salud, para evitarse previniendo la mala praxis médica en relación con lo ético, lo axiológico y moral como la iatrogenia negativa innecesaria, negligencias, violencia y maltrato en la atención dentro de los sistemas nacionales de salud, entre otros.

En el Título I de la Declaración de Principios, el nuevo Código de Ética y Deontología del Colegio Médico del Perú (2007), se observa que la medicina, en tanto profesión científica y humanista, se orienta al respeto a la vida y al logro de la más alta calidad de la misma, fundamentada en el reconocimiento de la dignidad, la autonomía y la integridad de las personas. Igualmente se afirma que la ética médica orienta la conducta de los médicos hacia el bien, a buscar lo ideal y la excelencia, agregando que la deontología establece lo que deben y no deben hacer los médicos. Por eso el objetivo de esta sistematización conceptual de experiencia docente es contribuir a la formación integral del estudiante de medicina desde los aportes de las teorías axiológicas.

Para Mendoza (2010) si se busca que egresen profesionales no solamente competentes técnicamente sino también humanos y compasivos se requiere de una adecuada formación médica a fin de que se alcancen las competencias inherentes al perfil académico profesional deseado, incluyendo la transformación individual de valores, actitudes y presupuestos implícitos tanto personales como institucionales como consecuencia de las interacciones humanas no estrictamente académicas. Por otro lado, el estudiante de medicina responde más a lo que ve en la práctica que a lo explicado en aula; por ello, en la formación axiológica se puede adecuar la asignatura de ética atendiendo al perfil profesional con aplicación de análisis de casos médicos y clínicos de los contenidos conceptuales básicos. De esta manera se atenderá con igual pertinencia el curriculum oculto y el explícito, creándose así escenarios educativos modelo y espacios de análisis de situaciones éticas tal como se hacen ejercicios para el razonamiento diagnóstico y la elección terapéutica (Rieser, 1994). Puede empezarse, como sugiere Lifshitz (2001) por analizar los dilemas y conflictos éticos del propio estudiante dentro del ámbito académico a través, por ejemplo, de las siguientes interrogantes: ¿Se debe denunciar a un compañero que copia en el examen o inventa los datos de la historia clínica? ¿Se debe intentar procedimientos para los que no se siente o se encuentra uno debidamente capacitado? ¿Realizar procedimientos sólo por practicar?

Es bueno considerar que todo recurso humano si es conocido en sus capacidades y limitaciones y formado axiológicamente, se constituye en potencial riqueza de desarrollo tanto de una institución como de un país.

Al respecto, existen las siguientes investigaciones: Beramendi, Espinoza y Ara (2005) estudia sobre el sistema axiológico que tienen los de pregrado de una universidad argentina. Este estudio entiende los Valores como ejes centrales de nuestra motivación y acción; y en ese sentido los alcances del tema los relaciona a diversos ámbitos del comportamiento humano bajo el sustento teórico de Shalom Schwartz. Angelucci, Da Silva, Juárez, Serrano, Lezama y Moreno (2009) realizaron un estudio en 3.384 jóvenes de 20 años de edad promedio usando la conceptualización general de valor de Schwartz y como escala una propuesta similar a las de Schwartz- Bilsky y SchwartzBardi (55 valores agrupados en cinco dimensiones: Cosmopolitas, sociales, instrumentales, morales, conservadores), los resultados indicaron que las mujeres presentaron mayor valoración de las dimensiones valores Morales, Sociales y Conservadores, mientras que los hombres valoraron más la dimensión Cosmopolitas.

En perspectiva de la formación médica, Marchetti (2009) analiza los contenidos curriculares asumidos para la formación del médico en distintas universidades argentinas. Considera que al médico se le exige en todo momento una conducta personal y profesional inmersa en los valores éticos, por lo que el tema de formación en valores éticos debe ser más explícito en los curriculum e intensificar su enseñanza, con una enseñanza adecuada.

Como podemos comprobar, es creciente la preocupación por la formación ética y axiológica en los adolescentes y jóvenes, de investigadores y educadores de los diferentes niveles, modalidades y especialidades, porque se es consciente que de alguna manera garantiza una formación traducida en respuestas a los requerimientos del contexto social más allá de la capacitación individual profesionalizante, siendo tema que preocupa y ocupa a la comunidad educativa universitaria del mundo entero, fundamentalmente en los países en vías de desarrollo. Es decir, tanto en la investigación como en el ejercicio docente existe la preocupación de la formación ético-axiológica de los futuros profesionales, más aún a aquellos relacionados con la salud.

Metodología

Para la elaboración del presente artículo investigativo por sistematización de experiencia docente, se empleó el análisis bibliográfico y documental de corte filosófico y educativo, para aportar la sistematización conceptual en perspectiva axiológica a la formación médica.

Se brinda una propia comprensión de las obras de los autores propuestos, teniendo por base la formación filosófica recibida, y en función del sentido asumido en las experiencias del ejercicio docente.

Resultados

En función de la problemática y la metodología expuestas, los resultados en torno a la temática de nociones de filosofía práctica en la formación médica desde la experiencia docente, se diferenció entre pensadores que trabajaron temas de filosofía práctica y cuyos planteamientos deben ser de conocimiento imprescindible para el docente que ejerce su labor en la enseñanza de las asignaturas de filosofía, antropología filosófica y ética en estudiantes de medicina.

Y, por otro lado, una diferenciación conceptual básica de las nociones de filosofía práctica implicadas en la formación del futuro médico.

Respecto a la axiología, desde la antigüedad siempre se ha manifestado una preocupación reflexiva en torno a lo que el ser humano considera ‘como lo mejor y más excelente’ (designado con el término griego axios) siendo considerado desde la concepción del ejercicio de una vida virtuosa, así pues encontramos las percepciones de Sócrates y Platón, y el sistema de Aristóteles, percepciones que fueron matizadas por la agatología o teoría acerca del bien en Tomás de Aquino y por las nuevas concepciones en la modernidad con las ideas de Kant y Leibniz, por mencionar a los más representativos. Es decir que el asunto de los ‘valores’ en la antigüedad grecolatina e incluso moderna era comprendido desde la noción de virtud, la ‘axiología’ estaba germinándose desde la preocupación ética. Sin embargo, hubo ya en el pensamiento contemporáneo, pensadores que empezaron a vislumbrar los valores desde sí mismos, tal es el caso de Max Scheler y Nicolai Hartmann, quienes en sendos tratados abordan la complejidad de la realidad valorativa en sí misma, relacionándola más con una ontología que desde la ética.

También encontramos al pragmatista Ralph Barton Perry, con su peculiar concepción psicologista y práctica del valor, y más cercanos geográficamente al abordaje de esta investigación, por haber filosofado en Latinoamérica, Risieri Frondizi y José Ingenieros. También, desde la profesión médica es pertinente el enfoque del médico peruano Honorio Delgado que, aunque no elaboró una teoría axiológica, sus reflexiones humanistas hacen entrever la necesidad de la formación axiológica y moral del médico.

A fin de conocer las teorías axiológicas de estos pensadores (Max Scheler, Nicolai Hartmann, Ralph Barton Perry, Risieri Frondizi, José Ingenieros y Honorio Delgado) se les analiza en sus fuentes primarias, sin descartar los aportes que otros investigadores han manifestado acerca de sus obras, principalmente aplicándolos a la formación integral del médico. Para el abordaje de las teorías axiológicas, este texto se centra en relación a sus presupuestos fundamentales.

Teorías Axiológicas y la formación del médico

Max Scheler (1874 - 1928)

Cabe rescatar, en primera instancia, que la formación inicial de Max Scheler fue en medicina, en efecto, cursa el primer año de estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad de Múnich, a la cual renuncia para estudiar filosofía y sociología en la Universidad de Berlín. Este aspecto biográfico, tal vez nimio en otros ámbitos, es de considerarse importante para la presente tesis, pues revela la importancia que tiene los aspectos humanísticos para un estudiante de medicina, más aún la preocupación por lo ético-axiológico usando la observación vivencial, fenomenológica, del ser humano. Se asume que esta formación inicial de Scheler marcó su pensamiento filosófico a lo largo de su vida.

Al aplicar la teoría de Max Scheler a la presente investigación, se asume que la valoración es captada por el criterio preferencia por parte de la población bajo estudio. Los estudiantes de medicina, no escapan a la realidad humana de percepción axiológica circunstancial, y de hecho, la marcada idea scheleriana de que toda persona trata de formarse según un modelo personal valioso; de ahí la importancia por descubrir la predominancia axiológica del futuro médico, profesión que, por su naturaleza, exige un perfil ético-axiológico elevado puesto que ‘muestra su acción profesional’ en el propio ser humano, en su limitación-intimidad: la salud o el resquebrajamiento de ella.

Por otro lado, Scheler elabora una escala axiológica basada en ciertos criterios como la profundidad de satisfacción y la totalidad, por ejemplo; estando a la base, en un nivel inferior, los valores materiales hasta alcanzar los valores religiosos que él asume como el grado mayor de su escala (Ética Material de los valores, 2000).

Nicolai Hartmann (1882 - 1950)

Este pensador letonio, estudió también medicina en las ciudades universitarias de Tartu y en la de San Petersburgo, trasladándose luego a Marburgo para estudiar Filosofía, volviéndose a confirmar la preocupación humanista de quienes se formaron, aunque sea por corto tiempo en el ámbito de la medicina.

En síntesis, la base de su filosofía es el conocimiento del mundo tal como está constituido, presencia total, completa, cuyo conocimiento del mismo y la obtención de verdad no exige una sumersión en la conciencia ni su abstención del juicio, como exige el fenomenismo de Husserl, de ahí que para Hartmann la verdad es la objetividad, no la subjetividad; este realismo objetivo le enfrentó a todo subjetivismo, pues afirma Hartmann que el conocimiento ingenuo y el científico están, ya de suyo, en una actitud ontológica… La relación natural, la científica y la ontológica son una y la misma (Hartmann, 1961).

Es decir, que para conocer el mundo, hay que verlo agudizando los sentidos, mirar con los ojos porque la visión es el punto de partida de la contemplación y sólo a partir de esta se puede intervenir en el mundo mediante toda actividad, mediante el trabajo, que es la esencia ontológica del hombre, porque al mismo tiempo lo realiza y es realizado en él. Por el trabajo, el hombre impone a las cosas su proyecto, su idea, "pero el hombre experimenta constantemente, en su trabajo, tanto a sí mismo como la cosa".

Este aspecto del pensamiento de Hartmann se encuentra en el ejercicio de la medicina para lo cual el estudiante debe estar formado, puesto que en la actividad desarrollada de la ‘praxis médica como cosa’ y en el ‘cuerpo que atiende como cosa’ de modo necesario y objetivo se experimenta a sí mismo, por tanto se hace necesario el conocimiento científico como ético-axiológico en su formación, a fin de que el futuro médico y el médico en ejercicio se redescubra en su quehacer. En este sentido, hay que pensar que el futuro médico debe ser preparado para el mundo entendido como realidad objetiva, no sólo en función de lo que ‘le parece’ subjetivamente, sino en ‘lo que es’, aunque para muchos, en la vivencia axiológica sea por decir lo menos, difícil.

Ralph Barton Perry (1876 -1957)

En la teoría de Ralph B. Perry, se percibe una fuerte influencia del pragmatismo norteamericano de Williams James, incluso siendo catalogada como la máxima representación del subjetivismo axiológico.

R. Barton Perry, formado en Princenton y Harvard, aboga por una teoría naturalista del valor de corte psicologista, pues, en su Teoría General del Valor (1950), sostiene que la valoración es una actividad en donde intervienen factores psicológicos, centrados en un interés: valoramos porque las circunstancias exigen a nuestro cerebro centrarnos en ellas, suscitando interés y en consecuencia valorar el objeto de interés2; es, pues éste una actividad psicofísica humana que permite acceder a los valores. Efectivamente, un mismo objeto de la realidad vale distinto según el interés que alguien le proporcione en circunstancias distintas y para sujetos distintos; por ello R. Barton es considerado junto a B. Russell y a E. Bréhier como subjetivistas axiológicos, es decir que asumen la tesis de que serán los sujetos los que valoran según el sentido y significado que les otorguen a lo valorado, y que en el caso particular de Barton Perry es lo que al individuo le interesa (1954).

Dice R. Barton Perry: "lo que es objeto de interés adquiere eo ipso valor. Un objeto, de cualquier clase que sea, adquiere valor cuando se le presta un interés, de cualquier clase que sea; del mismo modo que una cosa se convierte en blanco (target) cuando cualquiera apunta (aims at) a él… entonces adquiere la fórmula: X es valioso = se ha tomado interés en X" (General Theory of Value, 1950 pp.115-116). Y en otra publicación insiste: "una cosa -cualquiera que sea- tiene valor, o es valiosa, en un sentido original y genérico, cuando es objeto de un interés, cualquiera que sea. O, lo que es objeto de interés es ipso facto valioso" (Realms of value, 1954 p.3)

En efecto, para el subjetivismo axiológico es la fuerza del psiquismo del individuo, quien imprime su voluntad a la realidad y la hace propia (Iglesias, 2007) y esto es lo que pasa con el concepto de interés propuesto en la teoría de R. Barton Perry, es decir que se alinea a la comprensión axiológica de Alexius Meinong (1853-1921) quien en su obra Investigaciones Psicológico-éticas para una teoría del valor (1894) son los objetos los que nos son agradables siendo ahí cuando lo dotamos de valor, en cambio si nos desagradan no valdrán o lo mismo sucede si nos son indiferentes (Fullat, 2005).

Se asume, que esta argumentación de Perry, aunque puede adecuarse a la vivencia contemporánea de los jóvenes universitarios a nivel global, no lo es desde el ejercicio profesional, pues el trabajo dentro de una profesión puede resultar aversivo sin embargo nos interesa y valoramos, tal vez en sentido de utilidad como lo admite Barton Perry pero resulta inconsistente, en efecto ¿Quién puede tener placer al atender un paciente trágicamente accidentado, o con cáncer terminal o gangrenado, que le es desconocido? En tales casos, en el campo de la salud, el valor moral de la acción no depende del placer o el interés que provoca, pero sí exige un sentido de humanidad axiológica.

Sin embargo, para la formación integral del futuro profesional médico un programa de intervención y reforzamiento psico-educativo en valores como el que se propone, resulta muy importante suscitar la motivación y el interés en el estudiante de medicina para la constante superación personal tanto cognitiva como ético-axiológica.

Risieri Frondizi (1910-1985)

En su conocido texto, ¿Qué son los valores? (2000), Frondizi hace un recorrido histórico sobre cómo han sido abordados los valores filosóficamente, y al final expone su propia comprensión axiológica como cualidad estructural. En este sentido, los valores no son objetivos ni subjetivos, son cualidades complejas estructuradas y que se dan de modo situacional, porque no están dispuestos en la realidad ni son percepciones puras del sujeto, sino que acontece en la interacción entre ambas. Así, pues cabe preguntarse a modo de ejemplo: ¿Dónde está el valor de la salud? ¿en el cuerpo, en el psiquismo, en el sujeto que ‘se siente’ bien aunque esté enfermo, en el médico que la percibe y diagnostica en el paciente? Sin duda, cabe responderse, todos estos elementos confluyen en la valoración, y en consecuencia se trata de una cualidad estructural de la realidad que nos incluye. Frondizi, pretende con esta hipótesis haber superado dialécticamente la oposición existente entre objetivismo y subjetivismo axiológico.

Una reflexión bastante significativa a efectos del presente texto es la siguiente, expresada por el propio Frondizi: ‘Examinemos algunos casos para ver si la interpretación del valor como cualidad estructural es adecuada. Parece innegable que la belleza de una escultura depende de sus cualidades 'naturales': forma, color, tamaño, etc. Pero la belleza no depende de estas cualidades tomadas separadamente o al azar, sino de su interrelación. El equilibrio en la relación de las cualidades tiene tanta o más importancia que las cualidades que la constituyen. Si se rompe esa relación, la belleza desaparece (…) Pasemos ahora a los valores morales. ¿Qué hace que un ser humano sea una buena persona? Se considera habitualmente que una persona es 'buena' si no miente, engaña, roba, mata, etc. Pero hay muchas personas que no cometen ninguno de estos actos "inmorales" y, sin embargo, no son buenas. Los aspectos negativos no bastan. Existe la inmoralidad de quienes no cometen ninguna falta porque no hacen nada’ (Frondizi, 2000). Por ello, en el profesional médico se exige una vivencia ético-axiológica de mínimos, es decir, que no realice intencionalmente acciones malas, sino que, por el contrario, realice buenas acciones, pues su ejercicio profesional lo exige por ‘trabajar’ directamente con personas en su condición de enfermo, de la existencia que padece.

El futuro profesional médico, en su praxis, debe constantemente evaluar circunstancias en función del bien que le debe al paciente, no cosificándolo, es decir no ver sólo al cuerpo como ‘artefacto a quien se debe reparar’, reduciendo a la persona al nivel exclusivo de soma, tampoco de psique, sino que debe darse cuenta de la cualidad estructural del ser persona, su valor no radica en la corporalidad, en su psiquismo, o porque es de interés del médico atenderlo, o porque le agrade ejercer su profesión, todo ello se implica ciertamente y acontece en la radical complejidad del valor dignidad humana; esto es lo que puede inferirse aplicadamente a la presente tesis desde los argumentos de Frondizi.

José Ingenieros (1877 - 1925)

Giuseppe Ingegnieri, también médico formado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires graduándose con la tesis Simulación en la lucha por la vida en 1900, completando su formación en las universidades de París, Ginebra, entre otras. Su preocupación por la formación de la persona lo llevó a redactar algunos ensayos de corte crítico como El hombre mediocre (2000), Hacia una moral sin dogmas (1996), Las fuerzas Morales, Los tiempos Nuevos, entre otros, que marcaron hito en el pensamiento argentino, vinculando de esta manera sus dos preocupaciones fundamentales: el conocimiento científico y la ética social plasmados en sus escritos que habría de rescatar- y que calaron hondamente en los universitarios latinoamericanos. Se comprueba nuevamente con Giuseppe Ingegnieri la relación entre medicina y la preocupación humanista de formación integral.

Ingenieros realiza una taxonomía del ser humano clasificándolo en el hombre inferior, el hombre mediocre y el hombre superior. El primero lo propone al nivel de la animalidad, pero en su sentido estricto y no peyorativo, es decir, ocupado en las necesidades básicas que satisfacen su instinto, de ellos, dice, casi todos viven fuera de la legalidad; el segundo, es aquel hombre que no utiliza su creatividad para reorientar su vida y al menos darle un propósito, de ahí que tenga un carácter dócil y sin personalidad propia, siendo completamente manipulable, más que solidario cómplice porque busca acomodarse en su beneficio, ellos –afirma- no pueden ser genios, ni héroes ni santos; por el contrario, el tercer hombre, el hombre superior sí pueden serlo, no porque los busque por soberbia, sino porque ante todo busca el bien de los demás, de todos.

El pensamiento de Ingenieros se encuentra medularmente en la preocupación argumentativa pues los estudiantes de medicina, a través de la búsqueda de calidad en la educación médica mediante la formación del perfil médico humanista, que se valore a sí mismo, enaltezca su noble profesión, y valore a su paciente con el conocimiento y la práctica del hombre superior tal como lo propone José

Ingenieros.

Honorio Delgado Espinoza (1892-1969)

Honorio Delgado, pensador peruano, estudió ciencias naturales en la Universidad San Agustín de Arequipa, graduándose con la tesis Las grandes cuestiones de la herencia y de médico en la Facultad de San Fernando de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, con la tesis El Psicoanálisis. Su preocupación humanista, presente ya en la tesis médica se enfatiza más con su tesis doctoral en Ciencias Naturales con la investigación titulada La Rehumanización de la Cultura Científica por la Psicología sustentada en 1923.

Para Honorio Delgado, así como la medicina resplandece y perfecciona por la cultura, de la misma manera el médico, a través de las grandes figuras que han encarnado esta profesión, le suscitan despertar todo un mundo de valores y de fe correspondientes (1961), afirmando los distintos aportes éticos, morales y axiológicos que cada etapa histórica de la medicina contribuye a la mejor cualificación en estos aspectos del profesional médico.

En este mismo sentido, Delgado afirma que entre los valores que debe poseer todo buen médico es la humanidad y la abnegación, ambas cimentadas en la humildad; pues en la relación médico-paciente más allá de una relación funcional, científica-psíquica antropológica, el profesional médico debe crear una ‘relación cordial’ con su paciente (El médico, la medicina y el alma, 1961). Esta relación permite una auténtica penetración de lo humano, sin la cual el quehacer médico no se ennoblece, siendo la abnegación la virtud que la hace posible ‘tanto más preciosa y amable cuanto más secreta’, de ahí que todo médico ha de ser igualmente sensible que discreto.

Por eso, Honorio Delgado llega a afirmar que si se quiere iniciar en los estudios de medicina con ‘probabilidades de llegar a ser un facultativo idóneo’ hay que poseer tres condiciones especiales: vocación, aptitud y preparación fundamental (1961), y – enfatizando en la tercera condición – manifiesta que ‘la preparación fundamental, consiste en sólidas y amplias bases de instrucción y educación integrales adquiridas previamente’.

No cabe duda de la importancia de estas reflexiones de don Honorio Delgado para la formación médica, que la sustentan totalmente; primero por la preocupación de entender la educación integral del médico dentro del marco ético-axiológico, hay que hacer del médico un profesional auténticamente humano, prepararlo para evitar el lastre del embotamiento afectivo y disponerlo a la creatividad constante de revalorar la dignidad de lo humano.

Otras argumentaciones pertinentes las encontramos en la obra de Honorio Delgado titulada La Formación Espiritual del Individuo publicada en 1949, donde reflexiona sobre la formación de la personalidad y el carácter, el resentimiento y la desorientación valorativa, concluyendo que la regla de oro de la educación moral de toda persona es respetar las virtualidades genéticas del psiquismo en sus caracteres dinámicos, renovándolas en su sentido funcional siendo la ‘vía regia’ para realizar la trasmutación de los valores, ‘para ir del egoísmo improductivo al altruismo constructivo’, en otras palabras, conocerse a sí mismo para fortalecer lo mejor de uno y cambiar procesualmente lo negativo de la propia personalidad, siendo esta la labor de todo educador.

C onclusiones

Las investigaciones respecto a los valores en la formación universitaria en general y médica en particular, principalmente van en perspectiva de medición de los grupos poblacionales y que valores están mayormente en ellos según escalas d referencia; sin embargo, existe un vacío de comprensión teórica, prueba de ello es que los textos bibliográficos no son de reciente edición. Por eso, este artículo busca aportar al conocimiento de este aspecto poco estudiado, particularmente relacionándolo al ámbito de la formación médica.

Sobre Max Scheler respecto a la formación de los estudiantes de medicina refiere que deben seguir modelos objetivos de valoración, más allá de las subjetivaciones valorativas temporales y circunstanciales, puesto que el valor de la vida y de la dignidad se enmarcan más allá de situaciones.

Respecto a la teoría axiológica de Hartmann fundamentada en el conocimiento del mundo tal como está constituido, en relación a la formación médica debe ser causa de motivación para que el futuro médico agudice sus sentidos, de tal manera que se necesita que el conocimiento axiológico sea conocido con la riguridad del conocimiento científico, a fin de que el futuro médico y el médico en ejercicio se redescubra en su quehacer.

Por otro lado, en función a la teoría de Ralph B. Perry de corte pragmatista, si por un lado se hace necesario que los valores sean practicados más que solamente conocidos, por otro lado, cabe comunicar al futuro médico que el valor de su profesión va más allá del interés subjetivo como actividad psicofísica, sino que le exige altruismo, responsabilidad y hasta cierta dosis de sacrificio abnegado por la implicancia propia de la profesión.

Una comprensión teórica más integrada es la que presenta Risieri Frondizi, de tal manera que teniéndolo en cuenta se forme axiológicamente al futuro médico sabiendo que los valores son cualidades estructurales que implican varios aspectos superando la relación subjetivo-objetivo, donde el futuro profesional médico, en su praxis, debe constantemente evaluar circunstancias en función del bien que le debe al paciente, sin cosificarlo.

En el caso de José Ingenieros la teoría axiológica se vincula con la medicina porque en ambas existe una preocupación humanista de integridad, una de carácter formativo y la otra por implicar el desarrollo de la vida misma. El futuro médico no ha de seguir los pasos del hombre mediocre sino del hombre superior. Por su parte, para el médico peruano Honorio Delgado, la medicina resplandece y perfecciona por la cultura, de la misma manera el médico, a través de las grandes figuras que han encarnado esta profesión, le suscitan despertar todo un mundo de valores y de fe correspondientes; por eso para él los valores de un buen médico han de ser la humanidad y la abnegación, teniendo como base la humildad para tratar y para aprender, asumiendo la cordialidad en relación con la sociedad y con su paciente. El médico, además -sentencia- ha de llevar también una vida espiritual para que no se extravíe en un embotamiento afectivo y no olvide nunca de atender siempre a la dignidad de la persona.

Referencias

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Citas