Resumen

Una perspectiva semiótica que replantee las relaciones entre los símbolos, su mediación con el lenguaje y su naturaleza es de interés actual en la ciencia. El objetivo del presente estudio fue examinar cómo ocurre la mediación simbólica empleando la epistemología de los conceptos como estrategia de análisis. El diseño fue una revisión sistemática de alcance basada en, por un lado, la teoría semiótica de Charles Peirce y, por otro, un análisis del discurso mediante la parametrización conceptual de un corpus simbólico extraído del contexto cultural de la sociedad peruana. El análisis se basó en el concepto de hábito de la semiótica peirciana, para superar las visiones tradicionales sobre simbolización y así explorar la aplicabilidad de los símbolos en
diferentes sistemas de codificación. Los resultados rechazaron el concepto dominante de arbitrariedad simbólica, pues se determinó que los símbolos en la sociedad peruana contemporánea dependen del uso habitual para establecer los vínculos entre significados y significantes. Asimismo, se propuso la parametrización como un método de clasificación para sistemas lingüísticos y no lingüísticos, abriendo un nuevo horizonte para futuras investigaciones en esta área. La conclusión enfatizó el papel indispensable de la cultura en la configuración de los tipos de mediación comunicativa, todo lo cual profundiza nuestra
comprensión de la interacción entre lenguaje, cultura y simbolismo, y plantea una nueva concepción de símbolo.

Introducción

El estudio de conceptos como símbolo, simbolismo, lenguaje y medialidad ocupa un lugar destacado en los análisis modernos de semiótica y comunicación. La compleja interacción entre estos constructos da forma a las estructuras fundamentales de la cognición y el intercambio humano, razón por lo cual surge la necesidad de una comprensión más profunda que vaya más allá de los modelos lingüísticos tradicionales. Y es a través de la presente investigación que se busca comprender la naturaleza multidimensional de la comunicación, con el propósito de determinar cómo las interrelaciones de estos conceptos abren un terreno fértil para la creación de marcos teóricos. Estos marcos probables harían posible abordar las complejidades inherentes a la interacción humana. Todo lo cual cobra especial relevancia dada la creciente atención hacia la comunicación multimodal y la necesidad de integrar diversas formas de representación simbólica en un contexto epistemológico unificado. Por lo tanto, investigar estas interrelaciones representa un avance significativo hacia un entendimiento más integral de la dinámica comunicativa en el mundo actual (Elleström, 2018 a).

El simbolismo y su papel en la comunicación ha sido objeto de variados estudios en diversas disciplinas, entre las que se destacan la semiótica, distintas perspectivas de la lingüística y los estudios culturales (Eco, 1992; Fernández, 2012). De esta forma, el simbolismo, como modo de representación, no se limita únicamente a la expresión lingüística, sino que abarca una amplia gama de formas comunicativas, incluyendo las visuales, auditivas y táctiles. Esta comprensión integral del simbolismo es coherente con la teoría semiótica de Charles Sanders Peirce, cuya concepción de los signos/símbolos explora nuestro conocimiento sobre la creación de significado. El modelo triádico del signo de Peirce —que abarca el representamen, el objeto y el interpretante— ofrece una perspectiva fundamental acerca de la interacción dinámica entre los símbolos y sus referentes (Peirce, 1958). Y su concepto de “hábito” surge aquí como un elemento clave que desafía la noción tradicional de la arbitrariedad de la representación simbólica. Esto destaca la naturaleza habitual del uso de los signos en los contextos culturales, y permite mostrar cómo son formados y aceptados en la sociedad (Peirce, 1974).

Investigaciones actuales han destacado la importancia de la medialidad, pero aún no se ha analizado suficientemente cómo ésta puede replantear la concepción del símbolo. Así que comprender cómo la medialidad en el símbolo determina el significado, y de cómo este significado es expresado en distintas distintas formas comunicativas se vuelve de un interés fundamental en plano epistemológico. Por ello, la medialidad, como constructo, establece mecanismos por los cuales se transmite el significado, y que involucra tanto las dimensiones materiales como las inmateriales del proceso comunicativo y semiótico (Dover et al., 1992; Elleström, 2017; Elleström, 2018 a; Pharies, 1985). En consecuencia, reconceptualizar la noción de símbolo es necesaria a la luz de la nueva situación de la medialidad contemporánea y exige una reevaluación de sus límites lingüísticos tradicionales, enfatizando el papel de la intermedialidad en la configuración del espacio semiótico (Deely, 1990; Nöth, 2010; Sowa, 2006; Whorf, 2012). De allí que la interacción entre los sistemas lingüísticos y otras formas de mediación simbólica posibilite reconsiderar el funcionamiento de los símbolos dentro y fuera de la comunicación verbal, lo que implica, a su vez, una reevaluación de las interconexiones entre el lenguaje, la cultura y la cognición (Deely, 1990; Loayza, 2024).

En los nuevos contextos de la medialidad, y pese a los avances logrados, aún persiste una amplia brecha respecto de la comprensión de las representaciones sígnicas del símbolo y la semiosis del simbolismo en la cultura peruana y en la comunicación humana en general. Los estudios existentes centran su interés en aspectos aislados de la representación simbólica, y se ignoran las diversas y complejas relaciones entre las diferentes formas de mediación y los variados procedimientos de la medialidad como determinantes culturales y sus validaciones de significados. Esta omisión ha conducido a una comprensión fragmentada de la comunicación, oscureciendo las complejas interdependencias entre los símbolos lingüísticos y no lingüísticos (Eco, 1992; Elleström, 2018b; Loayza, 2024). En fin, existe una urgente necesidad de desarrollar un enfoque más integrador que tome en cuenta las diversas modalidades de expresión simbólica y sus interacciones dentro de un contexto comunicativo más amplio.

Frente a esta situación, surge un desafío: aplicar una metodología que permita analizar sistemáticamente la naturaleza multifacética del símbolo y del sistema simbólico en la cultura (el simbolismo) y en la comunicación; todo lo cual permitirá avanzar en la comprensión de los procesos comunicativos y mejorar nuestra capacidad para abordar las complejidades de la interacción humana. Por tanto, el objetivo general de este estudio es conceptualizar la medialidad en el símbolo, y cómo ésta determina la definición de significados en los diversos modos de expresión, a través de un análisis desde la epistemología de los conceptos. Todo lo cual permitirá analizar la medialidad comunicativa en términos de iconicidad por semejanza o isomorfismos para una nueva y mejor comprensión del simbolismo. La pregunta de investigación que orienta esta investigación es la siguiente: ¿Cómo influye la medialidad en la representación sígnica del símbolo y cómo influye en su significado dentro de diferentes modalidades de comunicación? Esto supone observar cómo la medialidad, posibilita procesos de representación simbólica y comunicación, y facilita la integración de diversas formas simbólicas dentro de un contexto pragmático y sociocultural.

Método

Diseño: La presente investigación es una revisión sistemática de alcance (scopingreview) debido a que, por un lado, se realiza la revisión de investigaciones previas y, por el otro, se efectúa un análisis de discurso a partir de un repertorio simbólico pragmático usual de las principales comunidades lingüísticas peruanas (Lopez-Cortes, 2022). Este trabajo ha abordado la epistemología del simbolismo y los conceptos afines al concepto de lenguaje y medialidad a partir de la epistemología estructural en la perspectiva del hábito en la teoría semiótica peirceana. Para cumplir con los objetivos propuestos, se realizó una revisión sistemática de los estudios en lengua inglesa e hispana que abordan la teoría semiótica peirciana: Para esto, se consideraron los descriptores “hábito”, “semiótica” y “Peirce”. Esto implicó la búsqueda de artículos en bases de datos como Scopus de Elsevier, JSTOR y Google Scholar. Se utilizó términos de búsqueda como ´simbolismo´, ´símbolo convencional´, ´medialidad´, ´semiótica´ y ´Peirce´, así como sus expresiones equivalentes del inglés ´symbolism´, ´conventional symbol´, ´mediality´, ´semiotics´ and ´Peirce´ (véase figura 1). En consecuencia, se efectuó un análisis comparativo de símbolos en diferentes culturas y sistemas de comunicación de la sociedad peruana.

Unidades de observación: El enfoque del estudio no involucra sujetos humanos ni animales en el sentido experimental tradicional, sino, por el contrario, se centra en el análisis de sistemas simbólicos y artefactos culturales que se emplean en la cultura y sociedad peruanas. Los sujetos de esta investigación son constructos simbólicos y mediaciones comunicativas dentro de varios marcos lingüísticos y culturales. El criterio de selección para estos constructos incluyen la prevalencia según el uso frecuente y según el significado en la semiosis sociocultural vigente, así también cómo éstos se van integrando dentro de los sistemas lingüísticos. El estudio incorpora símbolos que están limitados a contextos específicos y símbolos generalizados en las comunidades sociolingüísticas, así como aquellos símbolos asistémicos; todo lo cual ha permitido explorar sus roles en la mediación comunicativa.

Instrumentos: La categorización de los datos implicó varios pasos para asegurar la precisión y consistencia del análisis: 1) transcripción conceptual, 2) codificación y determinación de agrupamientos, 3) categorización de nodos temáticos, y 4) implementación y organización de conceptos. Todos los datos cualitativos de la literatura y los artefactos culturales hallados se transcribieron y codificaron mediante el software NVivo, el cual permitió crear nodos temáticos para organizar los datos (Phillips, & Lu, 2018). Los datos redundantes o irrelevantes se filtraron para mantener el enfoque en las expresiones simbólicas relevantes. De otro lado, el análisis de datos empleó una combinación de técnicas cualitativas para interpretar la mediación simbólica, a saber, la hermenéutica epistemológica y el análisis del discurso. Se utilizó el análisis temático para analizar cualitativamente los datos y establecer los temas clave de las expresiones y contextos simbólicos. Igualmente, se empleó la plataforma NVivo para presentar las conexiones temáticas y desarrollar un marco conceptual categorial para comprender la mediación simbólica.

Figura 1. Diagrama de la revisión de alcance (PRISMA ScR )

Procedimientos: En vista que los datos para este estudio se adquirieron a través de una revisión de literatura y un análisis de sistemas simbólicos en diversos contextos culturales, e implicó recopilar información de publicaciones académicas, textos de información divulgativa y artefactos culturales que ejemplifican la mediación simbólica en el contexto de la sociedad peruana contemporánea; este estudio posibilitó determinar las características-clave de los datos recopilados que incluyen su representación a partir de los hábitos culturales, según la definición de Peirce, y su manifestación en formas de comunicación tanto verbales como no verbales. Los factores del entorno considerados en el proceso de adquisición de datos incluyeron los contextos culturales e históricos de los símbolos, su distribución geográfica y su evolución temporal. Entre los estudios y fuentes incluidos, sólo seis artículos y dos libros (que recopilan las publicaciones de Charles Peirce) se publicaron en el siglo XX, a partir de 1958. También se incluyen dieciséis estudios que se publicaron durante los últimos 24 años.

Por su parte, con el propósito de garantizar un análisis temático riguroso, se efectuó el análisis conceptual por medio de técnicas de codificación cualitativa empleando el software NVivo, el cual permitió identificar temas como constructos recurrentes, vinculados al criterio de ´la mediación simbólica´. Se adoptó la clasificación de los símbolos, dependiendo de en qué medida están incorporados en los sistemas lingüísticos y de si su naturaleza es sistemática/comunitaria o asistemática. Esta categorización está basada en el modelo triádico de signos de Peirce, que incluye signos icónicos, indiciales y simbólicos. La segmentación de los símbolos estudiados reportó a la necesidad de ver las relaciones entre los símbolos estudiados y sus contextos culturales, todo ello procesado por el método de análisis semiótico. Se efectuaron las relaciones entre diferentes constructos simbólicos. Se analizaron artefactos culturales, incluyendo textos, obras de arte y rituales, para comprender su significado simbólico y su función de mediación. Esto implicó el uso de métodos hermenéuticos para interpretar los significados inherentes a estos artefactos. Se estableció un marco comparativo para analizar las similitudes y diferencias entre los sistemas simbólicos de diferentes culturas. Esto implicó la creación de matrices para comparar las funciones simbólicas y sus funciones comunicativas.

Resultados

La recopilación del corpus discursivo constituyen un repertorio de conceptos-símbolo de la sociedad peruana de naturaleza poliglósica, ya que que inserta rasgos provenientes de las lenguas que históricamente fueron las más habladas (quechua, aymará, etc.). En ese sentido, se presenta un corpus de treinta (30) casos de símbolos extraídos de la cultura peruana, caracterizados por sus referencias sígnicas (icónicas), significados híbridos, significados adoptados, atributos presemióticos (materiales, espacio-temporales, sensoriales) y características semióticas. Estos símbolos reflejan la riqueza cultural y la interacción entre tradiciones incas y españolas, incluyendo símbolos generalizados, limitados a ciertas comunidades lingüísticas y asistemáticos.

Tabla 1

Símbolos generalizados ampliamente conocidos

Símbolo Referencia sígnica (icónica) Significados híbridos Significados adoptados Atributos presemióticos Características semióticas
Bandera d e Perú Franjas verticales rojas y blancas. Libertad e independencia; colores inspirados en parihuanas. Símbolo nacional en eventos oficiales. Tela, colores vivos; espacio público, sensorial por visibilidad. Índice de identidad nacional, símbolo de unión.
Escudo Nacional Vicuña, cinchona, cornucopia. Recursos naturales, riqueza cultural. Símbolo oficial en documentos. Metal, papel; espacio institucional, sensorial por detalle. Ícono de historia y economía peruana.
Himno Nacional "Somos Libres", letra y música. Libertad, orgullo patriótico. Interpretado en ceremonias. Sonido, voz; espacio público, sensorial por melodía. Símbolo auditivo de identidad.
Chakana Forma escalonada con tres mundos. Espiritual (cosmos), geográfico (Tahuantinsuyo). Usado en arquitectura, turismo. Piedra, tejido; Andes, sensorial por geometría. Ícono de cosmovisión andina.
Pachamama Tierra personificada como mujer. Fertilidad, poder natural. Rituales modernos, reformas agrarias. Tierra, naturaleza; Andes, sensorial por omnipresencia. Ícono de fertilidad, conexión con tierra.
Inti Sol radiante o disco dorado. Luz, agricultura, poder imperial. Símbolos nacionales, banderas históricas. Sol, luz; espacio celestial, sensorial por calor. Ícono de poder y vida.
Mama Killa Luna o figura femenina. Matrimonio, ciclos lunares. Narrativas orales, patrimonio. Luna, noche; espacio celestial, sensorial por luz suave. Ícono de feminidad, ciclos naturales.
Cóndor Ave majestuosa en vuelo. Espiritualidad, libertad. Símbolo nacional, turismo. Ave, plumas; Andes, sensorial por majestuosidad. Ícono del mundo celestial.
Puma Felino fuerte y ágil. Fuerza, valentía. Narrativas culturales, arte. Animal, piel; Andes, sensorial por imagen. Índice de fuerza terrenal.
Serpiente Reptil sinuoso y terrestre. Sabiduría, transformación. Arte, mitología. Animal, escamas; subterráneo, sensorial por forma. Índice de sabiduría, cambio.

Los símbolos en la sociedad peruana son el resultado de interacciones culturales históricas iterativas, lo cual supone un sistema de significado que refleja tanto la cosmovisión occidental hispana como la cosmovisión inca, aymará y de una pluralidad de racionalidades del amplio espectro cultural oriental de la selva del Perú. La Chakana, por ejemplo, no solo representa los tres mundos, sino que también está conectado con otros símbolos: el cóndor (Hanan Pacha), el puma (Kay Pacha) y la serpiente (Uku Pacha) (Quispe, 2017). Esta interconexión crea un sistema semiótico donde cada símbolo adquiere significado en relación con los demás, reflejando la estructura cósmica y social de la cultura andina (véase la Tabla 1).

El presente estudio examina sistemáticamente la interacción entre simbolismo y comunicación, cuestionando la noción predominante de arbitrariedad simbólica desde la perspectiva del uso habitual. El análisis revela que los símbolos, al ser analizados desde el punto de vista del "hábito" o uso habitual tradicional, establecen conexiones significativas entre el representamen y sus objetos significados. Esta conceptualización se ejemplifica a través de diversos símbolos caracterizados por atributos presemióticos (materiales, espacio-temporales y sensoriales) y características semióticas.

La semiótica de Charles Sanders Peirce cuestiona la visión tradicional de la arbitrariedad simbólica que considera los signos totalmente extraños a sus referentes. Peirce cree que hay tres tipos de signos: símbolos, que son el tipo principal de signos, se les llama arbitrarios debido a que lo único que los conecta con sus referentes son las convenciones; íconos, que se parecen a sus referentes; e índices que tienen contacto físico con sus referentes. Incluso los símbolos arbitrarios están mediados por los hábitos culturales. Estos últimos son patrones de uso que hacen que los signos se vinculen en la experiencia material, sensorial y social. En la cultura peruana hispanoamericana, los símbolos no son puramente arbitrarios, sino que incorporan elementos icónicos e indexicales que reflejan la cosmovisión andina y las prácticas culturales (Peirce, 1958; 1974). Por ejemplo, el Chakana (la cruz Inca) no es solo un signo convencional; su forma geométrica con escalones representa icónicamente los tres mundos de la cosmovisión inca: Ukhu Pacha (inframundo), Kay Pacha (mundo terrenal) y Hanan Pacha (mundo superior) (Loayza, 2020 a; Mayanza, & Mora, 2022). Este diseño no es arbitrario, sino que está motivado por la estructura del universo andino, mostrando cómo el hábito cultural refuerza significados más allá de la convención (Sowa, 2006).

Tabla 2

Símb olos generalizados de la mitología andina

Símbolo Referenciasígnica (icónica) Significados híbridos Significados adoptados Atributos presemióticos Características semióticas
Viracocha Dios creador, figura humana. Creación, omnipotencia. Mitología, narrativas orales Esculturas, relatos; Andes, sensorial por misticismo. Ícono de creación divina.
Urquchillay Llama multicolor. Protección de animales, bienestar. Mitología, arte. Animal, lana; Andes, sensorial por color. Índice de cuidado pastoral.
Urcaguary Híbrido ciervo-serpiente. Riqueza subterránea, suerte. Mitología, minería. Metal, joyas; subterráneo, sensorial por rareza. Índice de tesoros ocultos.
Supay Demonio o figura oscura. Muerte, protección minera. Asociado al diablo cristiano. Imágenes, relatos; subterráneo, sensorial por temor. Índice de muerte, protección.
Pacha Kamaq Creador, figura humana. Creación, mitología fundacional. Narrativas orales. Relatos, esculturas; Andes, sensorial por épica. Ícono de origen del mundo.
Mama Sara Espiga de maíz, figura femenina. Fertilidad agrícola, maíz. Mitología, rituales. Maíz, tejido; Andes, sensorial por tacto. Ícono de abundancia agrícola.
Mama cocha Mar, lagos, figura femenina. Protección acuática, pesca. Mitología, rituales costeros. Agua, conchas; costa, sensorial por fluidez. Ícono de vida acuática.
Mama Allpa Tierra con múltiples pechos. Fertilidad, cosechas. Mitología, rituales agrícolas. Tierra, esculturas; Andes, sensorial por fertilidad. Ícono de abundancia terrenal.
Kon Viento, figura dinámica. Lluvia, viento sur. Mitología, narrativas. Viento, relatos; Andes, sensorial por movimiento. Índice de fenómenos climáticos.
Illapa Rayo, figura con garrote. Trueno, lluvia, agricultura. Mitología, rituales agrícolas. Relatos, imágenes; Andes, sensorial por energía. Índice de poder climático.

Esta polimodalidad se evidencia en la mitología proveniente de la cultura andina en el uso de expresiones hispanas y en el ideario cultural heredado muy válido en el uso del castellano andino donde el hablante tiene fuertes raíces culturales quechuas en la ascendencia (padres y abuelos). La mitología es parte de la educación hispana en las escuelas y en las escuelas bilingües interculturales (véase Tabla 2). Todo lo cual establece un hábito valorado y validado colectivamente. El hábito es fundamental en la transmisión de tradiciones lingüísticas y culturales en comunidades peruanas, especialmente en aquellas que mantienen vivas sus lenguas indígenas. Las comunidades indígenas peruanas han preservado sus lenguas y culturas mediante prácticas habituales, como el uso del quechua en el hogar y en actividades diarias. King, & Hornberger (2006) señalan que estas prácticas son esenciales para la supervivencia del quechua frente a la dominancia del español (King, & Hornberger, 2006). Además, las ceremonias tradicionales refuerzan la transmisión de conocimientos culturales, consolidando el vínculo entre símbolos lingüísticos y significados culturales.

Según el Censo Nacional del Perú 2017, casi el 15% de la población en su infancia aprendió quechua, y el 2% aymara, lo que significa que un gran número de habitantes del Perú se forma en hogares donde se utilizan lenguas originarias de la región de manera activa y diaria (INEI, 2018). En estas condiciones, la transmisión de la cultura a través de los siglos es mucho más probable. Dependiendo del nivel de influencia de la televisión en español y la migración a las ciudades, tal hábito puede debilitarse en los jóvenes. Además, la falta de educación bilingüe dificulta significativamente la transmisión de la vida y la cultura del pueblo. Se necesitan políticas que promuevan el uso de lenguas indígenas en contextos educativos y sociales.

El hábito es una condición principal en las expresiones gestuales y el lenguaje corporal en los procesos comunicativos orales en la sociedad peruana, debido a su enraizamiento en los usos y costumbres del país. Por ejemplo, en las comunidades andinas, muchos gestos se utilizan con los idiomas originarios, como el quechua y jacaru. En ese sentido, Shapero (2014) indica que los hablantes del quechua ancashino han desarrollado unos cuantos códigos de gestos que añaden énfasis a los discursos y transmiten los mensajes emocionales (Shapero, 2014). Por otro lado, en el contexto urbano, se puede notar una gran influencia de la heredad española. Los españoles, en sus casi tres centurias de coloniaje, han transculturizado sus propios usos de la comunicación no verbal, a causa de los cuales los peruanos han desarrollado su modelo semiótico expresivo.

Estudios etnográficos, como el de Shapero (2014), documentan la importancia de los gestos en comunidades quechuas, donde se usan para enfatizar significados y expresar actitudes, evidenciando su arraigo en prácticas habituales (Shapero, 2014). La globalización y los medios internacionales están influyendo en los patrones de comunicación no verbal, especialmente entre jóvenes. La variabilidad regional implica que no existe un único lenguaje corporal peruano, sino una diversidad de prácticas que reflejan la riqueza cultural del país.

Tabla 3

Símbolos específicos de diversas comunidades lingüísticas

Símbolo Referencia sígnica (Icónica) Significados híbridos Significa- dos adoptados Atributos presemióticos Características semióticas
Textiles de Umasbamba Diamantes, flores de papa. Identidad, narrativas locales. Turismo artesanal. Lana, tejido; Andes, sensorial por tacto. Ícono de identidad comunitaria.
Símbolos Quechuas Cóndor, puma, colibrí en textiles. Cosmovisión, naturaleza. Vestimenta, rituales. Tejido, lana; Andes, sensorial por textura. Íconos de cosmovisión quechua.
Símbolos Aymaras Patrones geométricos. Identidad cultural, narrativas. Textiles, cerámica. Tejido, barro; Altiplano, sensorial por diseño. Íconos de identidad aymara.
Diseños Shipibo- Conibo Patrones geométricos intrincados. Espiritualidad, naturaleza. Textiles, tatuajes. Tejido, pintura; Amazonía, sensorial por complejidad. Íconos de cosmovisión amazónica.
Símbolos Asháninka Animales, vegetales. Mitología, identidad. Arte, crafts. Madera, fibra; Amazonía, sensorial por naturalismo. Índices de fauna y flora.
Símbolos Chanka Formas geométricas, animales. Legado pre-incaico. Arqueología, turismo. Piedra, cerámica; Andes, sensorial por antigüedad. Íconos de cultura chanka.
Símbolos Wari Patrones arquitectónicos. Poder imperial, organización. Patrimonio arqueológico. Piedra, barro; Andes, sensorial por monumentalidad. Índices de civilización wari.
Símbolos Moche Figuras humanas, animales. Mitología, rituales. Museos, arqueología. Barro, pintura; costa, sensorial por detalle. Íconos de cultura moche.
Símbolos Nazca Líneas geoglíficas, cerámica. Cosmología, agricultura. Patrimonio mundial, turismo. Tierra, barro; desierto, sensorial por escala. Índices de cosmovisión nazca.
Símbolos Chavín Felinos, serpientes aladas. Poder religioso, centralidad. Arte rupestre, cerámica. Piedra, barro; Andes, sensorial por misticismo. Íconos de cultura chavín.

Los símbolos peruanos prevalecen en las comunidades lingüísticas a través de la transmisión oral, escrita y visual, integrándose en el quechua, aymara y español. Términos como "Pachamama" y "Inti" son parte del léxico quechua, pero también se usan en el español peruano, mostrando una hibridación lingüística que refuerza la identidad cultural. En contextos rituales, como el Inti Raymi, los símbolos se expresan a través de narrativas orales, mientras que en el arte y los textiles, se codifican visualmente, como en los patrones quechua y aymara. En consecuencia, los símbolos limitados como los textiles de Umasbamba, son específicos de comunidades locales y sirven como marcadores de identidad, mientras que símbolos generalizados, como la bandera nacional, unen a la nación bajo una identidad común. Los símbolos asistémicos, como la bandera del arcoíris, emergen en contextos modernos y no encajan en los sistemas tradicionales, lo que genera debates sobre su autenticidad (véase Tabla 4).

Por lo tanto, la prevalencia simbólica se ha investigado desde dos enfoques complementarios: primero, su prevalencia dentro de las comunidades lingüísticas y, segundo, su naturaleza sistémica. Según los resultados, los símbolos que tienen un espacio funcional pequeño dentro de una comunidad lingüística determinada frecuentemente pervierten una función de uso estándar en convenciones, por lo que su efectividad se refuerza por este fenómeno comunicativo. A pesar de ser independiente, se presenta la fase de la prevalencia simbólica en la mayoría de los grupos (en la Tabla 2 se muestra esta situación). Y en referencia al último enfoque, todos los signos simbólicos pueden ser sistemáticos o asistemáticos, en una escala gradual, estableciendo conformidad lingüística y formación de oposiciones sistémicas con otros signos lingüísticos según el caso.

La convención es crucial en la estandarización de lenguas indígenas como el quechua y el aymara en Perú, mediante la creación de normas lingüísticas y su promoción en contextos oficiales y educativos. La estandarización de lenguas indígenas en Perú ha sido impulsada por políticas que buscan preservar y promover su uso. Un ejemplo adicional es el Decreto Supremo N° 21115 de 1975 que reconoció al quechua y al aymará como idiomas oficiales del Perú, junto con el español, y marcó un hito en la política del país sobre los idiomas. Además, a través de la Resolución Ministerial N° 4023-75-ED, se aprobó el Alfabeto Básico General que promulgó una norma ortográfica única para el uso educativo del quechua. Como afirman King y Hornberger (2006), todas las leyes son necesarias para revitalizar lenguas, siempre que el espíritu de las mismas no coarte inapropiadamente la diversidad dialectal de la lengua (King, & Hornberger, 2006).

En cuanto al aprendizaje en la niñez, de acuerdo con el Censo Nacional del Perú (2017), casi el 14 % de la población de 5 años aprendió el quechua, mientras que el 1,7 % aprendió el aymará. Esta brecha reitera la importancia y la necesidad de la estandarización del idioma para su uso formal a través de la Educación y por la Administración pública. Sin embargo, se identifica, un efecto pernicioso, ya que la estandarización puede eliminar las peculiaridades del dialecto, lo que a su vez a la larga puede erosionar el idioma. No obstante ello, el surgimiento y establecimiento de diversos estándares puede generar que las poblaciones locales rechacen la norma. Por ende, el estándar propuesto debería permitir pertenecer y contrastar, incluyendo todas las formas dialectales apropiadas y rechazando las características inapropiadas para permitir la inclusión y la pertenencia.

La revisión abarcó ejemplos específicos de sistemas lingüísticos, caracterizados como sistemas complejos altamente organizados que integran elementos en múltiples niveles, como el vocabulario y la gramática. Se demostró la posición de estos sistemas dentro del espacio generalizado de simbolización y semiotización, como se muestra en la Tabla 1, que categoriza los sistemas lingüísticos según su organización simbólica. El lenguaje en la cultura peruana es polimodal, abarcando las dimensiones materiales, espacio-temporales y sensoriales. Estos incluyen: a) lenguas orales: el quechua, el aymará y el español se utilizan en narrativas míticas y rituales. Por ejemplo, las invocaciones orales a la Pachamama durante las ceremonias agrícolas están altamente cargadas de significado cultural; b) lenguas escritas cuyos símbolos se incorporan en textos, como la literatura quechua o el uso de términos como Chakana en el español moderno. Igualmente, los textiles precolombinos también funcionan como sistemas escritos visuales, codificando información cultural; c) lengua de Señas Peruana, la cual es menos documentada, no obstante, en estudios recientes se establece que en la lengua de señas peruana se incluyen gestos icónicos y características isomórficas las cuales hacen referencia a símbolos culturales, particularmente en contextos rituales o educativos (Casas, 2024). La polimodalidad se manifiesta en eventos como el Inti Raymi, donde símbolos como Inti se realizan a través de cantos orales, vestimenta visual y danzas performativas, creando una experiencia multisensorial que realza su significado.

Tales influencias, y en particular la fusión entre las tradiciones incaicas y españolas, afectan la formación de los signos lingüísticos en la cultura. Algunos términos quechuas, como “Pachamama” y “Chakana” se integran en el español formando parte de su léxico. Por un lado, esto enriquece el nivel de la lengua, por otro, expresa la identidad híbrida. En cuanto al lenguaje escrito, se puede ver en la literatura y el arte, donde las comunidades nativas usan los símbolos incas para mantener viva su herencia. Peirce, de manera polémica, afirma que incluso los signos que en principio son simbólicos, poseen una parte icónica o indicial si se considera su origen en el sustrato cultural. En la cultura peruana, muchos signos tienen una relación icónica clara: la “Chakana” con la división de los niveles del mundo cósmico, el cóndor con el cielo, las cerámicas Nazca con animales y plantas. Casi superficialmente, en cuanto al lenguaje escrito, los signos icónicos son visuales: los hablantes de comunidades originarias incrustan el significado en los collages en prendas de vestir, y en los patrones empleados en los tejidos funcionales, y las marcas modernas en logotipos que usan la “Chakana” expresan la idiosincrasia andina por medio de un diseño tribal.

Los símbolos peruanos desempeñan roles diversos en la mediación comunicativa, dependiendo de su prevalencia y naturaleza: 1) Símbolos generalizados: Símbolos como la bandera nacional y el Chakana unen a las comunidades bajo una identidad nacional o andina, utilizados en contextos oficiales, educativos y turísticos para fomentar la cohesión social. 2) Símbolos limitados: Los textiles de Umasbamba o los diseños Shipibo-Conibo sirven como marcadores de identidad local, comunicando historias y valores específicos de la comunidad a través de patrones visuales. 3) Símbolos asistemáticos: La bandera del arcoíris y la cruz con toro median la comunicación en contextos modernos o sincréticos, pero su falta de integración en sistemas tradicionales puede generar controversias sobre su legitimidad. Estos símbolos facilitan la comunicación no verbal, especialmente en contextos donde el lenguaje verbal es insuficiente, como en rituales o expresiones artísticas, y refuerzan la identidad cultural a través de su uso polimodal (véase Tabla 3 y Tabla 4).

Tabla 4

Símbolos modernos asistemáticos e híbridos

Símbolo Referencia sígnica (icónica) Significados híbridos Significados adoptados Atributos presemióticos Características semióticas
Bandera del Arcoíris Colores del arcoíris. Identidad inca moderna, diversidad. Usada en Cusco, debatida. Tela, colores; espacio público, sensorial por vivacidad. Símbolo controvertido de identidad.
Cruz con Toro Cruz con toro incrustado. Sincretismo, fertilidad. Rituales católicos andinos. Metal, madera; colonial, sensorial por forma. Símbolo híbrido, índice de sincretismo.
Símbolos Sincretistas Vírgenes con rasgos indígenas. Catolicismo, indigenismo. Festividades locales. Escultura, pintura; religioso, sensorial por devoción. Símbolos híbridos, íconos de fe.

Por otro lado, los símbolos asistémicos, como la cruz con toro o la bandera del arcoíris, no forman parte de este sistema tradicional. La cruz con toro refleja el sincretismo religioso introducido por la colonización española, mientras que la bandera del arcoíris es una adopción moderna que busca evocar la herencia inca, pero carece de raíces históricas, lo que la hace controvertida (King, & Hornberger, 2006; Quispe, 2017). De esta manera, las influencias culturales se identificaron como determinantes significativos en la conceptualización de los signos lingüísticos, en particular a través de los mecanismos de inclusión de componentes icónicos en las formas lingüísticas escritas. De este modo, la bandera del arcoíris tiene elementos icónicos visuales, por lo que tiene signos que representan su objeto por similitud (Peirce, 1958) como en la lengua lo pueden ser las palabras onomatopéyicas tal como "miau", ya que muestra una relación icónica con el sonido del gato, evidenciando la formación del hábito interpretativo. Hinton et al, (1994) argumentan que el simbolismo sonoro, como la onomatopeya, refuerza la conexión entre el signo y su objeto, haciendo que los hábitos interpretativos sean más intuitivos (Hinton et al., 1994).

El concepto de hábito en Peirce se relaciona con su categoría de Terceridad, que se refiere a la generalidad, la mediación y la continuidad. Peirce describe los hábitos como reglas generales que determinan cómo un organismo o mente reacciona a ciertos estímulos (Peirce, 1958; Peirce, 1974). En el caso de los símbolos, el hábito es la regla interpretativa que conecta el signo con su objeto a través del interpretante, que es el efecto del signo en el intérprete. Por ejemplo, en un sistema de señales de tráfico, el símbolo de una flecha hacia la derecha indica "gire a la derecha" porque los conductores han desarrollado el hábito de interpretarlo así. En consecuencia, la investigación destaca el impacto sustancial de los factores socioculturales en el sistema correlacional de simbolización secundaria, es decir, el lenguaje. Esto se ve respaldado por la Tabla 3, que ilustra las variaciones culturales en los mecanismos de conceptualización lingüística.

El estudio también extrajo información de los conceptos de símbolos de Charles Peirce, lo que permitió elucidar la relación inherente entre los productos de mediación comunicativa y las lenguas. Si bien la mediación comunicativa exhibe rasgos tanto presemióticos como semióticos, las lenguas se entienden como sistemas de símbolos, que sirven como componentes distintos pero integrales de los tipos de mediación comunicativa. Esta relación se representa en la Tabla 2, que describe las conexiones intermediarias entre varias formas de mediación comunicativa y sistemas lingüísticos.

Este análisis contribuye al campo de la semiótica al ofrecer un marco conceptual para comprender cómo las convenciones culturales configuran el sistema de simbolización secundaria: el lenguaje. Al aplicar la teoría de Peirce, se demuestra que los símbolos peruanos no son arbitrarios, sino que están motivados por hábitos culturales que integran la experiencia material y sensorial. Todo lo cual constituye una nueva antropología lingüística, pues, este estudio, destaca la importancia de la polimodalidad y la hibridación lingüística en la transmisión de significados culturales; así como por proporcionar una perspectiva innovadora respecto de la interacción de tres constructos centrales: lenguaje, cultura y simbolismo.

Por lo tanto, los emblemas (signos simbólicos) de la cultura peruana, desde la Chakana hasta la bandera del arcoíris, muestran una compleja interacción entre lo icónico, lo indicial y lo simbólico, lo cual parece contradecir la idea de arbitrariedad simbólica. Al arraigarse en los hábitos sociales de la oralidad colectiva, estos símbolos perduran en la comunidad de habla a través de la ritualidad asociada a la práctica del lenguaje polimodal que integra lo oral, lo escrito y lo visual. Asimismo, los signos lingüísticos son influenciados culturalmente, como en la amalgama andina-hispana, que sustenta los signos del idioma español con elementos icónicos que enriquecen la comunicación. En fin, la teoría de Peirce ofrece un sólido marco conceptual para comprender esta compleja realidad, lo cual permite resaltar la función efectiva del lenguaje como un sistema dinámico de simbolización secundaria. En consecuencia, los símbolos pueden incorporar relaciones icónicas (similitud con el objeto) o isomorfismos (correspondencia estructural), lo que afecta la formación y continuidad de estos hábitos.

En consecuencia, se puede decir de acuerdo a los hallazgos que el simbolismo desempeña un papel complejo en la comunicación humana y que los factores culturales tienen un gran impacto en la intermediación de la comunicación y en cómo se conceptualizan los signos del lenguaje. Y, por tanto, el método de clasificación planteado para sistemas, especialmente los lingüísticos, que se fundamenta en la aplicación del simbolismo, destaca efectivamente la importancia de la cultura como un elemento que determina las formas de mediación de la comunicación.

Discusión

El estudio epistemológico de conceptos tales como "lenguaje", "simbolismo" y "medialidad" representa un avance importante hacia una comprensión más profunda de las dinámicas complejas que existen entre los signos simbólicos y sus roles comunicativos dentro del ámbito cultural. Esta investigación se fundamenta en la semiótica de Charles Peirce, la cual desafía la noción tradicional de la arbitrariedad de los signos simbólicos. Al destacar la importancia del hábito como un vector condicional entre las representaciones y los objetos significados, este análisis se sitúa dentro de un discurso más amplio que se atreve a reconsiderar los principios esenciales de la mediación simbólica. Y, al emplear la arquitectura conceptual peirceana —esa relación triádica entre signo, objeto e interpretante que ha influido profundamente en la semiótica contemporánea— esta investigación ofrece un marco analítico bastante sólido para investigar de manera rigurosa el funcionamiento de los símbolos en sistemas lingüísticos y culturales específicos. Lo que resulta especialmente valioso es el modo en que se logra esclarecer la naturaleza multifacética del simbolismo: sus implicaciones para la comunicación —tanto en formas verbales como en las diversas modalidades de expresión no verbal que a menudo se contemplan— se revelan como mucho más complejas de lo que se había considerado tradicionalmente, y por tanto, se abre así un campo de exploración semiótica que va más allá de las categorías convencionales y que obliga a repensar los fundamentos teóricos que ya se tenían establecidos.

Los hallazgos clave de este estudio son, primero, que la naturaleza de los signos simbólicos es condicional, y segundo, que la noción del símbolo como un signo arbitrario generalizado es refutada de manera definitiva. A través de un detallado examen de un conjunto de símbolos con diversas características presemióticas materiales, espacio-temporales y sensoriales, junto con propiedades semióticas particulares, se revela la inagotable riqueza y complejidad del simbolismo en la comunicación humana. Esta riqueza no se trata de una simple clasificación del símbolo como un ornamento, sino que es, ante todo, de naturaleza funcional (Peirce, 1974; Švantner, & Abrahamyan, 2022). El estudio identifica dos parámetros complementarios que resultan especialmente esclarecedores: la frecuencia de uso de los símbolos dentro de las comunidades lingüísticas —su efectiva distribución en el uso diario— y la naturaleza sistémica de los símbolos, estableciendo una distinción principal entre símbolos no sistémicos y sistémicos, una cuestión que hasta ahora no había sido abordada adecuadamente. Estos parámetros no sólo develan el nivel de distribución y sistematización de los símbolos, sino que también proporcionan un nuevo método de clasificación para los sistemas lingüísticos como estructuras complejas y altamente organizadas —aspecto que la lingüística tradicional había tratado de forma más intuitiva. El análisis también destaca la polimodalidad intrínseca a la mediación del lenguaje natural y destaca el papel fundamental de los factores culturales en la conceptualización de los signos lingüísticos. Así, el verdadero valor del estudio reside en su enfoque metodológico, utilizando la parametrización como herramienta heurística para demostrar el papel multifacético del simbolismo. Además, se presenta un marco analítico sólido para clasificar los sistemas lingüísticos según su específica implementación simbólica y sus mecanismos particulares de mediación—una aproximación que abre nuevas e inesperadas perspectivas teóricas.

A diferencia de estudios anteriores que sugieren que los signos simbólicos son arbitrarios (Durbin, & Holloway, 1971; Sarukkai, 2011; Wettlaufer, 2003), este análisis presenta argumentos sólidos que contradicen esa idea. Se ha demostrado que existen hábitos y convenciones que crean una conexión directa entre los símbolos y sus significados. Consecuentemente, este abordaje investigativo ofrece una perspectiva distinta sobre la naturaleza de la mediación simbólica, argumentando que los hábitos y las convenciones son esenciales para definir el significado (Fernández, 2012; Peirce, 1958; Sowa, 2006; Webster, 2017). En este contexto, el hábito se refiere a prácticas que se repiten y refuerzan el uso de ciertos símbolos, mientras que la convención se refiere a acuerdos sociales que normalizan su interpretación (Bellucci, 2021; Kevelson, 1990; Wood, & Neal, 2007). Este enfoque novedoso resalta las limitaciones de considerar los símbolos como entidades aisladas, enfatizando en su lugar su integración en los sistemas culturales y lingüísticos (Nöth, 2010; Webster, 2017; Whorf, 2012). Los hallazgos de este estudio proporcionan nuevos conocimientos al mostrar la complejidad de la mediación simbólica (la medialidad) y su dependencia de factores culturales, y plantea una perspectiva nueva para examinar la epistemología de los conceptos (Bonanno, 2020; Deely, 1990; Sowa, 2006). Esta investigación no solo contrasta con los paradigmas actuales, sino que también abre caminos para explorar más a fondo cómo los factores culturales influyen en los sistemas simbólicos.

En suma, a pesar que el estudio ofrece contribuciones al campo del saber, existen ciertas limitaciones que se reconocen: 1) en el diseño investigativo (por ser solo cualitativo y no mixto), y 2) en los alcances y aplicación de los resultados porque el enfoque centró los análisis sólo en los sistemas lingüísticos de la sociedad contemporánea (y no otra) y en sus contextos culturales específicos. Por tanto, la investigación puede tener sesgos y problemas inherentes, y tal vez no sea pertinente la generalización a otras comunidades. Además, si bien el análisis cualitativo y la codificación temática fue sólida, la dependencia a este tipo de análisis hermenéutico cualitativo puede haber introducido subjetividad en la interpretación de las características simbólicas. Limitaciones que posibilitan la necesidad de efectuar otras investigaciones para validar y ampliar los hallazgos del estudio en diversos contextos culturales y lingüísticos. Por consiguiente, esta investigación ofrece una contribución significativa respecto de la comprensión de la mediación simbólica, ya que cuestiona las nociones tradicionales de arbitrariedad, y porque también destaca cómo los factores culturales ejercen influencia fundamental en la configuración de los sistemas lingüísticos. En fin, dado que la investigación integra las teorías semióticas con el análisis empírico, se ofrece un marco integral para examinar el abordaje analítico desde la epistemología de los conceptos; por lo que se puede argumentar que la novedad y la relevancia de los hallazgos son pertinentes al campo más amplio de la semiótica y los estudios de la comunicación.

Conclusiones

Los resultados demuestran que la noción tradicional de la arbitrariedad de los signos simbólicos es cuestionada por la naturaleza condicional de los símbolos, que se revela a través del uso habitual, estableciéndose así una conexión entre los significantes y sus objetos significados. Esta nueva comprensión desde la epistemología de los conceptos redefine la configuración infraestructural del símbolo, y las conceptualizaciones de las categorías ´simbolismo´, ´lenguaje´ y ´medialidad´, lo cual redefine la interacción sígnica del símbolo en la comunicación humana. Los hallazgos del estudio resaltan la función polivalente del símbolo en diferentes formas de comunicación, abarcando tanto las verbales como las no verbales, dilucidando las características presemióticas y semióticas que posibilitan la representación simbólica.

Esta investigación se vuelve especialmente significativa en el ámbito de la semiótica y la lingüística actuales, ya que ofrece un marco conceptual adecuado para entender de qué manera las convenciones culturales moldean, de forma sistemática, el complejo sistema de simbolización secundario conocido como "lenguaje". Al analizar cómo funcionan ciertos factores culturales —en particular "el hábito" como estructura subyacente—, se evidencia que estos elementos no son neutrales en los sistemas lingüísticos. Por el contrario, desempeñan funciones mediadoras cruciales en la determinación del significado.

De igual manera, esta perspectiva teórica se considera válida y necesaria porque establece una sólida base para entender la interdependencia del lenguaje con su contexto cultural. Una relación que a menudo se asume pero rara vez se teoriza. Además, ofrece una conceptualización de los símbolos desde la perspectiva de la medialidad. Este enfoque amplía de manera significativa nuestro entendimiento del discurso y nos permite explorar con mayor profundidad las interrelaciones dinámicas y complejas que se forman entre los espacios mentales (donde se generan las representaciones cognitivas), los espacios reales (el ámbito de la experiencia) y los espacios sustitutivos (donde los símbolos desarrollan su propia autonomía semiótica). Se trata, en definitiva, de un aporte que trasciende la mera descripción lingüística para adentrarse en los mecanismos profundos de la significación cultural.

Estos hallazgos vislumbran posibilidades concretas para desarrollar estrategias más efectivas en comunicación intercultural y educación multilingüe, áreas donde se necesitan herramientas más sofisticadas. El estudio facilita la toma de decisiones en política lingüística; especialmente en contextos donde la preservación idiomática y la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial enfrentan presiones crecientes. Por su parte, el marco teórico que se propone podría catalizar enfoques metodológicos renovados para el análisis de sistemas lingüísticos. Es decir, capacidad heurística para abordar la variabilidad del lenguaje: esa plasticidad adaptativa que se observa en entornos culturales heterogéneos y que, la lingüística estructural tradicional ha tratado de manera algo esquemática.

Ahora bien, las investigaciones futuras deberían explorar la aplicabilidad transcultural de estos hallazgos. Finalmente, se requiere examinar, con rigor etnográfico, hasta qué punto las variaciones culturales específicas modulan las convenciones simbólicas y los procesos de mediación comunicativa; así como profundizar en la función de la medialidad dentro de formas emergentes de interacción simbólica. Esto es, la comunicación digital —con sus códigos semióticos particulares—, los medios audiovisuales y, particularmente intrigante desde el punto de vista semiótico, la inteligencia artificial generativa basada en procesamiento de lenguaje natural. Estos dominios tecnológicos podrían revelarnos aspectos inéditos del panorama cambiante de las prácticas semióticas contemporáneas. Se abre, en definitiva, un campo de indagación que trasciende las fronteras disciplinarias habituales.

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