Abstract

At present the use of new trends on technology and communication are becoming more and more relevant in general but especially in families. Among families, if technology and communication are not used wisely they may bring up difficulties. The purpose of this research is to design a proposal to strengthen the parents’ bonds of future generations in connection to information and communication technologies. We would like to explain the anthropological foundations of the person and the family, the essential elements that strengthen parents-child bonds, define concepts from the existing literature review on the influence of new information and communication technologies on children whose parents are millennials. This research follows the bibliographic method and within the methodological approach it is a qualitative research, descriptive and interpretative, with a humanistic line. As for data collection, we consider documentary observation which was used as instruments, in addition to bibliographic, textual, synthesis and summary notes, which allowed the adequate organization of the information obtained from the different printed and digital sources: books, magazines and others. About the ethical criteria we have considered the respect for the person, the search for common interest, justice, and respect for the family; as for the criteria of scientific area we included: explanation of the study of the subject under the anthropology of the person and the family, scientific-humanistic approach, always considering the respect for the person and the standardized on the selection of information and sources. Finally, the result of the research was a proposal that covers three key points: the importance of continuous education in schools for parents where they reinforce their knowledge on these issues and become aware of what they are doing wrong or could be improved, the importance of communication between parents and children, the need for periodic digital disconnection and moments to share with the family, and the education of affectivity, which will be reflected in the healthy emotional development of children.

Palabras claves: NTIC, Millennials, Comunicación familiar, Hiperconectividad, Vínculos paterno-filiales

Abstract

At present the use of new trends on technology and communication are becoming more and more relevant in general but especially in families. Among families, if technology and communication are not used wisely they may bring up difficulties. The purpose of this research is to design a proposal to strengthen the parents’ bonds of future generations in connection to information and communication technologies. We would like to explain the anthropological foundations of the person and the family, the essential elements that strengthen parents-child bonds, define concepts from the existing literature review on the influence of new information and communication technologies on children whose parents are millennials. This research follows the bibliographic method and within the methodological approach it is a qualitative research, descriptive and interpretative, with a humanistic line. As for data collection, we consider documentary observation which was used as instruments, in addition to bibliographic, textual, synthesis and summary notes, which allowed the adequate organization of the information obtained from the different printed and digital sources: books, magazines and others. About the ethical criteria we have considered the respect for the person, the search for common interest, justice, and respect for the family; as for the criteria of scientific area we included: explanation of the study of the subject under the anthropology of the person and the family, scientific-humanistic approach, always considering the respect for the person and the standardized on the selection of information and sources. Finally, the result of the research was a proposal that covers three key points: the importance of continuous education in schools for parents where they reinforce their knowledge on these issues and become aware of what they are doing wrong or could be improved, the importance of communication between parents and children, the need for periodic digital disconnection and moments to share with the family, and the education of affectivity, which will be reflected in the healthy emotional development of children

Keywords: NICT, Millennials, family communication, Hyper connectivity, Parent-child bonds

Introducción

Reconocemos que el internet se ha introducido profundamente en las diversas áreas de la vida social y se prevé que ocupará cada vez mayores espacios en la vida del ser humano, incluso se habla de la hiperconectividad (Floridi, 2015, p. 9) porque son muchos los dispositivos que nos permiten conectarnos a la red desde diversos lugares y a cualquier hora. Sin embargo, uno de los problemas que puede surgir dentro de la familia se da cuando los padres, no son conscientes que le dedican más tiempo a utilizar el smartphone que a interactuar con sus hijos. Esto ocasiona un quiebre fuerte en dicha relación, que trae como consecuencia a los actuales “huérfanos digitales” (Silva y Santamaría y Jiménez, 2017, p. 71). Estos niños cuentan con padres que están presentes físicamente, pero afectivamente no. Cuando los padres en lugar de disfrutar el momento se dedican solo a compartir contenido en redes sociales, descuidando y dejando de disfrutar lo que sucede en la realidad, se deja de entablar una verdadera comunicación y queda reducido al intercambio solo de contenido (Capilla, 2015, p. 35). Se le transmite al niño que el smartphone es para sus progenitores más importante que él. Sin embargo, la mediación tecnológica en la comunicación no puede reemplazar la comunicación presencial.

Por otro lado, también se reconoce que estamos viviendo en la era “onlife” (Floridi, 2015, p. 18), donde incluso se sobrevalora lo virtual. La distancia física ya no es un impedimento porque a través de la variedad de tecnologías las personas podemos sentirnos cerca, brinda también una serie de oportunidades que antes no eran viables; sin embargo, también ha cambiado la forma en cómo nos relacionamos con los demás (amigos, familia, conocidos, extraños, personajes públicos e instituciones) y no todos los resultados son positivos incluso ya se empiezan a mostrar diversas secuelas: familias que se comunican preferentemente a través de las tecnologías pero son reacias a hacerlo cara a cara, esto impide la interacción “cuerpo a cuerpo” (Junquera, 2015, p. 2), porque resulta más fácil y cómodo escribir desde cualquier aplicación de mensajería instantánea, reduciendo la riqueza de la comunicación a símbolos, íconos o gráficos. Además, también surgen ciertos casos de adicción al smartphone por el placer inmediato que genera. Enrique Echeburúa y Paz de Corral (2010, p.92), comentan que una persona adicta utilizará el smartphone buscando algún alivio o compensación emocional.

Es un punto a tomar en cuenta cuando específicamente nos enfocamos en los millennials. Considerados como “nativos digitales” (Prensky, s.f., p.3). Los millennials han sido la primera generación criticada por el uso excesivo de la internet (Rivera y Larios, 2016, p. 713) y ahora que empiezan a ser padres de familia, ejercen su paternidad dándole un rol importante a las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Ellos ya entablaron una relación cercana con los medios digitales y su mundo gira en torno a ellos, lo cual ha permitido que se globalicen muchas actitudes y se relativicen incluso términos como el amor, el silencio, la familia, el valor de la vida o la felicidad.

La finalidad de este artículo es plantear propuestas que permitan reforzar los vínculos paterno-filiales entre padres con hijos hasta los 10 años, a través del uso de las NTIC, específicamente los dispositivos móviles que permiten el acceso a internet como son los smartphones y las tablets. Para ello consideramos como objetivo general: diseñar una propuesta de fortalecimiento de los vínculos paterno-filiales de las futuras generaciones en convivencia con las tecnologías de la información y comunicación; y como objetivos específicos: identificar los elementos esenciales que fortalecen los vínculos paterno-filiales, y definir la concepción de familia que tienen los padres millennials con respecto a la generación de sus padres, para finalmente plantear una propuesta.

Hace algunos años no era posible identificar dichos problemas porque el auge de las NTIC como es el caso de los smartphones aún no se realizaba y todo era un supuesto de lo que podría pasar, no existía una situación similar previa, pero ahora sí la hay y es posible concientizar y prevenir. Se ha demostrado que cuando los dispositivos móviles no son utilizados correctamente pueden empeorar los vínculos entre padres e hijos (Vegue, 2016, p. 8), especialmente cuando la familia ya atraviesa alguna ruptura o problema.

Es necesario evitar que incremente el nuevo fenómeno de los niños denominados “huérfanos digitales”. Para ello es importante educar a las actuales y próximas generaciones, sobre la necesidad de saber encontrar un equilibrio, la diferencia entre lo real y lo virtual (Floridi, 2015, p. 43), lo valioso de saber identificar nuestras emociones y entender que la tecnología debe jugar a favor, para acercar a las personas. Es verdad que los niños pueden incluso tener mayor conocimiento sobre el uso de estas tecnologías, pero lo padres deben saber que los niños y adolescentes necesitan un acompañamiento para utilizarlas correctamente. Los padres son el referente más cercano para enseñar a discernir, para inculcar valores que también son necesarios en este ámbito, y así evitar que la hiperconectividad nos deje mayores secuelas. Los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos, de manera asistemática, por ende su responsabilidad abarca también la formación moral y ética de los hijos.

Metodología

En el presente artículo ha utilizado el paradigma Teórico, el enfoque de investigación siguiendo lo propuesto por Hernández, Fernández y Baptista (2014) así como por Bernal (2010) es cualitativo. El tipo de investigación según Bernal (2010) ha sido documental porque provee el conocimiento de investigaciones que ya existen, gracias a la búsqueda de información a través de libros y artículos.

Al ser un tema de actualidad ha sido importante explicar cada uno de los puntos controvertidos, además de la definición de los conceptos claves, para ello se ha realizado una búsqueda bibliográfica de los temas y estudios realizados en otros países que pueden ayudar a entender mejor la situación. Dentro del abordaje metodológico, hemos utilizado el análisis y la síntesis como procedimientos; y como técnicas, a la observación y el fichaje bibliográfico, textual, de resumen, electrónico, que permitieron recoger, organizar y presentar la información obtenida de las fuentes primarias.

Tomando como referencia a lo expuesto por Hernández (2014) el diseño empleado es investigación–acción porque se utiliza cuando se presenta la problemática de una comunidad y necesita resolverse, se busca lograr un cambio (p. 471). Para la ejecución de esta investigación se estableció un orden específico a fin de lograr los fines planteados, se estableció un objetivo general, y dos objetivos específicos, a partir de los cuales se ha trabajado la propuesta

Resultados, análisis y discusión

Identificamos las principales características que se deben desarrollar en la relación paterno-filial para establecer vínculos que permitan a los hijos crecer saludablemente

Es importante considerar que, a pesar del cambio de variables culturales, la naturaleza del ser humano permanece en el tiempo tanto en su dimensión familiar y social. Para profundizar sobre la relación paterno-filial es necesario entender la antropología de la familia donde se muestra como primer punto la necesidad y reconocimiento del otro para establecer los principales vínculos familiares: el amor conyugal, la maternidad, la paternidad, la filiación y la fraternidad (Fernández, 2016, p. 101). Es en la familia donde el niño descubre que no es el único, que la atención no solo puede estar fija en él porque existen a su alrededor otras personas con quienes debe compartir. Como los menciona Burgos el niño comprenderá que “existe frente a si un interlocutor, otro “yo” con quien establecer un diálogo, con quien articular la relación “yo-tú” que libera al hombre del monólogo ontológico” (Burgos, 2009, p. 227), de esta manera el niño asimila que debe relacionarse con los demás, que no puede vivir manteniendo solamente una “conversación” consigo mismo. Es a través de ese descubrimiento que inician las relacionales interpersonales, donde uno es capaz de reconocer que existe alguien más, semejante, capaz de amar a otros y amarme, otro a quien yo puedo amar. Cid complementa la misma idea identificando a la familia como la “agencia de socialización” con mayor excelencia especialmente durante los primeros años de vida (Cid, 2014, p. 82), es decir que durante ese periodo el niño recibe un aprendizaje activo, donde al mismo tiempo que va interiorizando al “otro”, también se va identificando a sí mismo. Será capaz de reconocer a su mamá, papá, hermanos u otros familiares e interactuar con ellos, tomándolos como referentes en la formación de su identidad

Esa relación paterno-filial cuando se desarrolla de manera sana, se experimenta también una verdadera libertad donde cada ser humano puede crecer y desenvolverse. La filiación debe plantearse como una dependencia amorosa de los padres y en dicho espacio la libertad de la persona reconoce la necesidad de este vínculo como parte de su camino hacia la plenitud (Prades, 2001, p. 288). Ese vínculo se cimenta en la capacidad humana de amar que nos hace seres capaces de hacer el bien y salir de nosotros mismos para darnos a los demás. Esto se aprende inicialmente dentro de la familia donde se realizan los primeros encuentros interpersonales (Fernández, 2016, p. 94), entre los padres y los hijos, y entre los hermanos.

Como tercer punto identificamos la importancia del amor en la relación paterno-filial. Fernández cita a Santo Tomás de Aquino porque resume la trascendencia de este vínculo para el futuro de los hijos. El Aquinate afirmaba que “nada hay que provoque tanto el amor como saberse amado” (Fernández, 2016, p. 95), capacidad que se encuentra en el interior de la persona, pero también es necesario aprender a desarrollarla y transmitirla, y esto se muestra desde los pequeños gestos. Es por ello la importancia de una familia unida, como también un matrimonio sólido pues ofrece estabilidad y seguridad a la vida familiar en sus diferentes aspectos. La vida familiar es así base de confianza, que elimina la soledad y es el lugar donde se origina una primera comunidad en la que prima el amor, ideal para que el ser humano reciba todos los cuidados necesarios para su supervivencia y formación. Viladrich (2005) refiere que se debe tratar de una “vida digna de la persona” (p. 94) es decir que se le brinde todos los cuidados necesarios propios de su dignidad, y a la vez debe ser humanizado, esto exige a ambas partes, padres e hijos que se relacionen entre sí con un amor incondicional. Para el autor está basado en dos fundamentos, los padres deben de recibir la vida del hijo por nacer de acuerdo a la dignidad que le corresponder y por otro lado el hecho de ser hijos les corresponde el derecho de ser amados incondicionalmente.

Pérez-Soba (2007) plantea un esquema complementario que ayuda a entender la relación: padres–hijos. En ella afirma que es importante primero “reconocerse como hijo, para convertirse en esposo y llegar así a ser padre o madre” (p. 143). Cid (2014) profundiza sobre este punto considerando los tres estados o relaciones humanas básicas: “filiación, responsalidad y paternidad” (p. 141) que establecen los vínculos personales. Además, es también la primera comunidad integrada por ambos sexos y la primera comunidad intergeneracional, donde interactúan los abuelos, padres e hijos.

El desarrollo de los hijos será siempre una responsabilidad de los padres, pero estos cuentan también con el derecho de poder educarlos dentro del hogar familiar. Burgos (2009) y Viladrich (2005), hacen referencia a los puntos básicos dentro de la familia que son necesarios considerar para la educación de los hijos y para que este vínculo paterno-filial se desarrolle a plenitud. Para esta investigación se utiliza la división planteada por Viladrich y la hemos complementado con las definiciones de Burgos. Viladrich (2005) hace referencia a estos tres conceptos: crianza, como maduración física y psíquica de los hijos; socialización porque buscan que los hijos aprendan lo necesario para incorporarse en la sociedad; y personalización ética, reconociendo que los hijos son personas, pero que necesitan descubrir en sus vidas el significado moral de ser persona y las consecuencias de ello en sus comportamientos, actitudes y en sus relaciones con los demás, buscando amar de verdad con bondad (p.96).

Burgos (2009) además de lo que considera Viladrich (2005) agrega la importancia del lenguaje; las normas básicas de relación social (educación, saber compartir, respeto al otro, agradecimiento, etc.), que formará la identidad para que el niño sea capaz de reconocer lo que es, cómo se ve y cómo ve al mundo. Los infantes miran el mundo a través de la familia, mediante sus actitudes: caricias, atención, amor, tranquilidad, cariño, orden, etc. Los niños necesitan ser ayudados, acompañados en su formación, por eso es tan importante el ejemplo en el actuar de los padres, pero también su constancia y dedicación en su educación.

De lo mencionado anteriormente podemos afirmar que la familia cumple un rol trascendental al ser el lugar donde se originan las relaciones humanas esenciales para la persona humana: amor de esposos, maternidad, paternidad, filiación y fraternidad. Es la base para el desarrollo afectivo de los hijos (Burgos, 2009, pp. 310-318). Sin esas relaciones, es imposible que existan los vínculos familiares, los cuales deben desarrollarse con reciprocidad “ninguno puede ser lo que es (padre, madre, hijo, esposo, hermano) si no es en una relación de unión amorosa con el otro” (Viladrich, 2005, p. 106), conviviendo en el día a día. Del mismo modo resaltamos la importancia de la educación dentro del ámbito familiar sobre el significado de ser persona, especialmente en el punto que mencionaba Viladrich (2005) sobre “personalización ética” que hace referencia al mundo de los valores. Para esta investigación los valores se centran en el ejemplo que los padres dan y la importancia que ellos le otorgan a la comunicación con sus hijos por sobre otras actividades como las vinculadas al uso de la tecnología, cómo puede esto afectar en su relación y en las relaciones con los demás.

Para entender la importancia dentro de la relación padres e hijos es necesario reconocer que la comunicación es un acto trascendental del ser humano porque a través de ella la persona es capaz de interactuar con los demás de forma verbal, gestual o escrita, y transmitir así sus sentimientos, emociones o pensamientos, revelando parte de su intimidad, además, porque todo ser humano tiene la necesidad de expresarse o de ser escuchado. Como lo menciona Sobrino, la comunicación influye en el bienestar general, en la manera en cómo nos sentimos, incluso en cómo actuamos porque cuando es “insatisfactoria” lo primero que genera serán actitudes negativas, desconfiadas, frustrantes porque no es posible transmitir ideas o sentimientos. Sin embargo, si la comunicación es “satisfactoria” generará en ambas partes un sentimiento de comprensión y aceptación (Sobrino, 2008, p. 116), un espacio de expresión emocional que permitirá que las relaciones se fortalezcan mucho más.

La capacidad de poder comunicarse la va desarrollando el niño desde que nace, al relacionarse con sus padres, inicialmente con un lenguaje gestual, a través del llanto, mediante caricias, risas y utilizando el tacto. Posteriormente será a través del lenguaje verbal que aprenderá con el ejemplo que los padres o miembros de la familia le den. Gracias a la interacción con los padres, teniéndolos como referentes, se realiza el primer proceso de socialización antes de relacionarse con el exterior. Una buena comunicación familiar será importante para que se mantenga una relación adecuada en el interior de la familia, genera confianza en los hijos y les enseñará a relacionarse de manera saludable con las demás personas, pero esto dependerá del contexto en el que nazca el niño, de la estructura y dinámica familiar, de su apertura y flexibilidad de los adultos con los niños (Sobrino, 2008, p. 116). El ejemplo que reciban será el punto de partida para que ellos repliquen el modelo.

La comunicación permite el encuentro entre las personas, que como lo comenta Fernández (2016), implica también una experiencia profunda donde, mediante una mirada, palabras o gestos corporales el otro es capaz de manifestar su mundo interior. Además, es a partir del conocimiento y estimación del otro donde cada uno de los hijos se va conociendo y valorando a sí mismo (p. 94). Esta interacción permite que los niños sean conscientes de sus habilidades, reconozcan las diferencias en las formas de ser de cada persona y desarrollen la capacidad de tolerancia, reconociendo que necesitan del otro y que esa necesidad es mutua, por ende, requiere también de su disponibilidad. El establecer vínculos con la otra persona implica un lazo total, de manera verbal y gestual, aquí es donde se puede diferenciar el estar solo “conectado” a una red social y una relación que implica un contacto físico (Junquera, 2015, p. 3). Los vínculos familiares se fortalecen a través de la comunicación familiar la cual resulta siempre ser un proceso activo donde se debe considerar la empatía, escucha reflexiva y apoyo (Gómez, 2016, p. 32).

Dentro de la comunicación es necesario recalcar que existen niveles que se establecerán de acuerdo a la cercanía con la otra persona, es decir que debería ser diferente la profundidad y el contenido que se comparte dentro de un ambiente familiar que con extraños, donde conforme uno conoce más profundamente a la persona, cobra mayor sentido lo que su cuerpo expresa, porque a partir de ese conocimiento podrá identificar lo que el otro transmite con sus gestos o posturas y que no puede comunicar con palabras, por ejemplo la inquietud, rechazo, tristeza o la ansiedad, por mencionar algunas. Incluso se podría afirmar que lo que transmite el cuerpo resulta en ciertos momentos más transparente que lo que se dice, como menciona Burgos, al cuerpo le resulta más difícil mentir que a la mente (Burgos, 2009, p. 78). El cuerpo es también un medio para expresar el amor, propio de la relación entre padres e hijos, donde tiene su máxima expresión primero en el amor conyugal y luego en el paternal y maternal (Fernández, 2016, p. 90). Es importante que los hijos se sientan amados, reciban gestos de cariño, pero aún más importante es que ellos puedan observarlo y aprenderlo de sus padres.

Otro punto importante es el silencio, no como un espacio vacío que suele incomodar, sino como requisito para escuchar, los padres a los hijos y los hijos a los padres, para reflexionar sobre lo que el otro quiere transmitir, que no siempre será fácil hacerlo y es ahí donde se necesita mayor paciencia. En el caso de los padres ayuda mucho que conozcan con mayor profundidad a sus hijos porque así sabrán interpretar mejor lo que desean transmitir y les enseñarán al mismo tiempo la forma más adecuada de hacerlo. El que los hijos también aprendan a escuchar permitirá que desarrollen la capacidad de manejar los impulsos internos y externos (Sobrino, 2008, p. 116), que sean capaces de conocer con mayor profundidad a la otra persona y que se esfuercen a la vez por lograrlo, que sean más empáticos con lo que le ocurre al otro, y sobre todo que la comunicación se realice de manera adecuada.

Aparentemente la comunicación debería darse de manera natural, sin embargo, en la actualidad cobra mayor relevancia el poder identificar qué lo impide. Entre los principales obstáculos se encuentra en primer lugar, una cultura donde prima el individualismo, con tendencia a obrar independientemente de los demás, orientada hacia el egocentrismo. El estar exagerada y exclusivamente pendiente de sus propios temas no permite que la persona pueda ver a profundidad lo que le sucede a los demás, identificar sus necesidades, deseos o problemas. Como lo menciona Cid (2014), busca primero el propio bienestar y considera que el hombre es autosuficiente, por lo mismo “genera una desarticulación porque entiende la sociedad principalmente como un medio de conseguir beneficios que interesa solo y exclusivamente en la medida en que los proporciona, no como un medio en el que habitar y convivir con los demás” (p. 82).

En segundo lugar, la tendencia de estar centrado en sí mismo se ve fortalecida por una cultura de consumo excesivo debido a una mejora económica y a las diferentes posibilidades que existen en la actualidad para adquirir bienes o servicios. Se cree erróneamente que todas las necesidades son satisfechas con cosas materiales, incluso las emocionales como son las carencias afectivas, desilusiones o el enfrentar situaciones de estrés.

En tercer lugar, el avance tecnológico influye directamente en la forma en como los seres humanos nos comunicamos, incluyendo el interior de la dinámica familiar. Muchas veces ayuda a la integración familiar, a la vigilancia sobre la seguridad de los hijos para saber dónde se encuentran, acerca a las personas, les permite estar más pendientes unos de otros, pero también es posible que se genere un mal uso que implique una tendencia adictiva debido a la sensación de bienestar inmediato (Serrano, 2014, párr. 10) que genera el uso de las redes sociales o internet pues permite encubrir erróneamente vacíos o carencias que deberían resolverse de otra forma.

Un cuarto punto es la falta de tiempo (Gómez, 2016, p. 125) para compartir en familia, el incremento de las jornadas laborales y escolares, del tiempo adicional que implica el movilizarse de un lado a otro por el intenso tráfico, todo esto ocasiona muchas veces que las horas que podrían compartirse entre los miembros de la familia sean menor y por lo mismo la comunicación puede ser básica y superficial. Esto origina que los padres no conozcan a profundidad a sus hijos y viceversa, pero es aquí donde los padres están llamados a ser más creativos, cercanos, buscar opciones que les permitan superar estos inconvenientes, evitando así la sobreprotección o abandono. Se trata de volver a poner en valor lo que realmente es trascendental para la felicidad de su familia y para el desarrollo emocional de sus hijos.

Los padres son para los niños una referencia de autoridad y eso no debe dejarse de lado, pero a la vez representan protección física y psicológica, reflejo concreto de lo que es el amor pleno, desinteresado, y ejemplo para los hijos de la capacidad de darse al otro. Es mediante el encuentro de los niños con sus padres que accederán al mundo exterior, según el trato que reciban, lo que escuchen, el ejemplo que perciban es como irán creándose una percepción sobre el mundo, y de esa forma también tomarán una actitud positiva o negativa hacia los demás (Guardini, 2002, p. 43).

Dentro de la importancia de la interacción física se resalta la importancia del cuerpo como la primera manifestación de la persona. Cuando se toca un cuerpo se toca a la persona y a través de un abrazo, una caricia, el otro puede percibir el cariño o rechazo. Así lo resalta Burgos (2009) cuando afirma que reconocemos al otro en cuanto a que lo primero que aparece frente a nosotros es su cuerpo, como dimensión material de la persona (p. 78).

Conforme pasa el tiempo y las relaciones son cada vez más profundas, con un mayor conocimiento del otro, hay partes del cuerpo específicos que cobran mayor relevancia, dentro de la dimensión antropológica del propio cuerpo, como es el caso del rostro en el que podemos descubrir la intimidad del otro, la actitud que tiene frente a nosotros o su estado de ánimo. Aquí resalta la mirada porque la expresión de los ojos puede transmitir incluso muchas veces mejor que las palabras, también hay actitudes que pueden generar rechazo como es el no mirar a alguien que está hablando directamente, se le puede transmitir la idea de que no es importante o de que oculta algo (Burgos, 2009, p. 79). Además, el contacto corporal en el trato de los padres con los hijos y viceversa pone en evidencia la cercanía y profundidad de la relación, acciones como el dar una caricia o un beso, gestos que no se pueden comparar ni reemplazar por otros tipos de relación. Por otro lado, cuando la relación es agresiva o indiferente ese contacto corporal también puede resultar dolorosa, por ejemplo, cuando el cuerpo es violentado o ignorado.

También se debe comprender que la relación física de los hijos con la madre y con el padre no tiene por qué ser igual, hay características propias de cada cuerpo a partir de su identidad sexual, que tienen correspondencia con el tamaño, la fuerza, la edad y que se verán reflejadas en gestos o acciones que no serán considerados por ambos de la misma forma, con el mismo valor o igual significado por ser mujer o por ser hombre (Burgos, 2009, p. 80).

El enfoque de esta investigación parte de una necesidad: que no hay una reflexión actualizada de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación dentro de la dinámica familiar de millennials y que uno de los efectos más visibles son los “huérfanos digitales”, como consecuencia del mal uso de las redes sociales a través de los smartphones, y el impacto de esto se ve reflejado en la calidad de vida de las personas (Silva, Santamaría y Jimenez, 2017, p. 71). En este punto nos centramos en el caso de las familias donde los padres están aparentemente presentes, pero que por el uso excesivo de las NTIC terminan por no prestarles la debida atención a sus hijos. Es una situación que cobra cada vez mayor relevancia porque se percibe de forma notoria en ambientes públicos como los restaurantes donde en una misma mesa se encuentran los hijos y los padres, pero que no interactúan entre ellos, por estar utilizando el Smartphone

En estas situaciones, los padres de familia con su ejemplo en la forma de actuar, consciente o inconscientemente, transmiten dos ideas erróneas a sus hijos: en primer lugar, que los niños crezcan con la percepción de que es normal relacionarse así con los demás, puesto que, si las personas que deberían enseñarles los ignoran, de la misma forma actuarán ellos; y en segundo lugar da cabida a que los hijos busquen cubrir en las NTIC aquella carencia afectiva con la que crecen.

Para Silva, Santamaría y Jiménez (2017) existen algunos síntomas que son necesarios observar especialmente con la intromisión del uso del smartphone en todos los espacios íntimos como pueden ser en el momento de las comidas, durante una conversación importante, en las actividades de los hijos, es así que se muestra el nivel de apego al smartphone (p. 77). Para Alter (2018) el uso de los smartphones promueve experiencias psicológicamente atractivas (p.28) y él al igual que Silva, Santamaría y Jiménez (2017) refuerza la idea de que “si los padres están distraídos, sus hijos seguirán su ejemplo, porque los padres que no son capaces de concentrarse inculcan a sus hijos los mismos patrones de concentración” (p. 41)

  1. Características de los vínculos paterno-filiales y de su desarrollo saludable
  2. Antropología de la relación paterno-filial y su relación con la familia
  3. Rol de la comunicación entre padres e hijos
  4. Rol de la interacción física y presencial paterna y materna durante la infancia
  5. Caso de los “huérfanos digitales”
  6. Perfil de los padres de familia millennials y su ideal de familia

Se ha profundizado sobre el perfil de los padres de familia millennials, la percepción que tienen del concepto familia, su dinámica y las características que para ellos debe tener su ideal de familia.

  1. Características de los millennials

Se considera millennials a todos los nacidos entre 1984 y 1995 aproximadamente y que llegaron a la adolescencia–juventud con el nuevo milenio, de ahí el nombre. El rango de años específico para considerarlos dentro de esta generación puede variar empezando la segmentación algunos años antes y/o ampliándolo un par de años después dependiendo de los investigadores.

La principal característica de esta generación se basa en el uso intensivo del internet y de las NTIC, es una generación hiperconectada (Murillo y Ruiz, s.f., p. 33), el internet es parte cotidiana e importante de su vida. Crecieron en una década donde las tecnologías se desarrollaron rápidamente. En el caso de los millennials mayores aún eran niños cuando internet empezaba a masificarse por ende fue parte de su aprendizaje y se desarrolló con ellos en paralelo.

A esta generación se le ha criticado por ser impacientes, inmaduros, individualistas, con una autoestima hinchada; posiblemente por la gran cercanía a la tecnología, ésta ha ayudado a que desarrollen algunas características específicas en su manera de actuar como la predilección por la inmediatez (Murillo y Ruiz, s.f., p. 33). Crecieron durante un boom económico y tecnológico, lo cual ha afectado en su forma de pensar y actuar pues no han tenido que sufrir o esforzarse de la misma forma o intensidad con la que lo hicieron sus padres. Actualmente cuentan con mayor preparación académica (Sanabria, 2018, p. 12), en comparación a las generaciones anteriores. Con los cambios dentro del sistema de educación se les ha acostumbrado desde pequeños a recibir elogios continuos o diversos estímulos que motiven siempre su actuar (Alter, 2018). Para ellos el éxito tiene mucho que ver con realizarse a nivel personal en aquello que más les agrada, cumplir sueños, metas, realizar viajes, todo aquello que impulse el sentimiento de satisfacción rápidamente.

Actualmente los millennials mayores se encuentran entre 30 y 35 años aproximadamente y los que ya son padres de familia están mostrando nuevas formas de relacionarse con sus hijos. En primer lugar, la tecnología juega un rol trascendental desde el embarazo, lo cual ha ayudado para que el padre y la madre puedan compartir con mayor profundidad esta etapa, incluso es mucho más favorable para el padre. De igual forma con los niños pequeños, las NTIC les permiten estar más pendientes y en contacto continuo a través de video llamadas, en el caso de la educación también es relevante porque se incrementa el uso de aplicaciones, webs o videos en línea para entretener y enseñarle a los niños. Otras características, son engreidores, buscan ser mejores padres (Ammari y Schoenebeck, 2015, p. 5), crecieron creyendo que se lo merecían todo, y de alguna forma al tener en la actualidad una mayor gama de opciones con las compras por internet y poder acceder a cualquier cosa en las diferentes partes del mundo, no se limitan en cumplir sus deseos, sino ahora el de los niños. Dejan de centrarse en ellos mismos porque su nuevo foco son sus hijos.

Los millennials son una generación que ha pospuesto el matrimonio, e incluso hacen una distinción entre ser padres y estar casados, para ellos es más factible ser padres, pero no casarse probablemente influenciados por la cantidad de divorcios que han conocido (Fromm y Vidler, 2015, p. 13) incluso excluyen el matrimonio como un elemento necesario para la formación de los hijos. Quienes ya son padres de familia están mostrando una forma específica de cómo desean educar y criar a sus hijos. Actualmente existen algunos estudios realizados sobre los padres de familia millennials, sin embargo, las investigaciones son pocas, además en muchos casos se han realizado para absolver dudas del marketing o están relacionadas a investigación de mercado con el objetivo de conocer más a detalle a esta generación e incrementar ventas.

Según Fromm y Vidler (2015) los padres de familia millennials están motivados por el deseo de ser “buenos padres” (p. 102), esto implica estar disponible para su familia y para sus necesidades, anteponiéndolas a las suyas (p. 102). Para ellos la familia se plantea como un equipo donde cada uno pone de su parte para que todos salgan adelante. Es un punto importante porque el individualismo al igual que el egocentrismo son características que se les asigna a los millennials, sin embargo, aquí vemos que quienes son padres de familia son conscientes de que deben priorizar las necesidades de sus hijos.

Según Allison Mooney y Jenny Fernández (2015) quienes han sido Jefa de Perspectivas, Tendencias en Google y editora en jefe de Think With Google; y analista de Insights de Marketing en Google respectivamente, señalan que dentro de los roles familiares, es necesario resaltar el giro que ha tenido el rol de padre, quien ahora participa de forma más activa en la vida de los hijos, incluso desde el embarazo (Mooney y Fernández, 2015, párr. 3). Las muestras de cariño masculinas culturalmente han dejado de tener una carga valorativa negativa, ahora sus expresiones son mucho más sensibles, más dispuestos a conocer a profundidad a sus hijos y compartir el rol de la educación y cuidado con la madre. Ambas partes buscan apoyo y consejo en las redes sociales e internet.

La relación que tienen con sus hijos parte de un hecho en común, ambas generaciones conocen los beneficios de las nuevas tecnologías y valoran todo lo que pueden hacer con ellas, es por eso que los millennials gran parte de sus consultas las hacen en internet, redes sociales (Gutting y Fromm, 2013, p. 8) y son conscientes que muchas de las cosas pueden aprenderse con tutoriales, una cultura de autoaprendizaje. Por otro lado, esta puesta en común les permite acercarse mucho más a sus hijos y compartir espacios lúdicos con ellos, incluso con mayor porcentaje del tiempo que les dedicaban sus padres a ellos. Para los padres millennials es importante estar presentes y disponibles en las actuaciones del colegio o consultas médicas de sus hijos, y esto es posible gracias a que pueden seguir conectados con sus respectivos trabajos a través de los smartphones. Hay un cambio en la manera en cómo esta generación fue educada y cómo es que plantea educar a sus hijos, escuchar, llegar a acuerdos, sin embargo, el gran error en el que se puede caer es pensar que el niño está en total capacidad de decidir y no es así, necesita también reglas y parámetros que no deben dejarse de lado.

Para esta generación la educación profesional es importante pues valoran mucho la formación académica, investigación e innovación, son motivaciones que recibieron de sus padres y que ahora también impulsan en sus hijos, utilizando como medio el internet y proponiéndoles que no se puede asumir que todo ya está dicho o descubierto, sino que cada uno es capaz de plantear retos o soluciones nuevas para los diversos problemas sociales. Con respecto a la educación brindada por los padres de familia hacia sus hijos específicamente sobre el uso de la nuevas TIC, es un tema que cada vez cobra mayor relevancia, pues el acceso a la tecnología empieza en edades muy tempranas. Los millennials han ido auto descubriendo los riesgos y dificultades en el uso de la tecnología, porque no tuvieron una generación previa que lo experimentara antes, sin embargo, ellos son cada vez más conscientes de ciertos aspectos que deben transmitirles a sus hijos como la privacidad en el perfil de sus redes sociales, el cyberbulling, etc. Los millennials hacen énfasis en el uso de la libertad, sin embargo, pueden perderla inconscientemente frente a cosas como el uso excesivo del smartphone o los dispositivos que les permiten acceder a internet y las tendencias de moda.

  1. La familia y las características de la relación entre padres e hijos para padres millennial
  2. Existencia de diferencias y similitudes de la familia conformada por padres millennials con la generación de sus padres

Las diferencias entre la familia conformada por millennials y la que conforman sus padres se deben en principio a la forma en como conciben la vida y esto ha sido influenciado por los diferentes contextos sociales de cada época. Los Baby Boomers crecieron durante la “revolución sexual”, promovieron una mayor libertad de expresión, y durante esa época surgen las primeras computadoras; la Generación X fue testigo de la llegada del hombre a la luna, la masificación de la televisión, consolas de juegos, dispositivos para escuchar música como el walkman. En el caso de los millennials estos han crecido con la revolución digital, el uso continuo del internet, la globalización, una economía mejorada (Cataldi y Dominighini, 2015, p. 2), todos estos factores han influido también en aspectos más personales como la familia.

Dentro del valor de la familia hemos encontrados un eje central que se ha mantenido entre las diferentes generaciones: el anhelo de amar y sentirse amados, el ser capaz de velar por las necesidades del otro a quien se le reconoce como parte de uno. La familia se plantea como una comunidad donde su sentido se encuentra en el amor, dentro de la familia se aprende a amar al otro por lo que es y no por lo que vale (Domínguez, 2007, p. 234). En cuanto a las diferencias ha cambiado el concepto de familia pues como se mencionaba en el capítulo anterior para los millennials la familia no solo está determinada por los vínculos sanguíneos sino por la cercanía, afectividad.

Al comparar entre ambas generaciones una escala de valores ligados a su ideal de felicidad, para los baby boomers lo importante era la estabilidad, el sacrificio, tener un trabajo fijo para poder sustentar a la familia, casarse, tener hijos; posteriormente la generación X empezó a revelarse contra las normas rígidas, buscaron un equilibrio entre la familia y el trabajo, sin embargo primó lo laboral, en ambos casos lo importante era brindarle a su familia el sustento necesario a nivel económico para que ninguno de los miembros pasase necesidad y si es que había posibilidad de contar con algún tiempo libre se utilizaba para compartir en conjunto. En cambio, para los millennials la prioridad es su propia felicidad (Chirinos, 2009, p. 140), reconoce el liderazgo más no la jerarquía, el matrimonio no es el único camino que consideran como medio para tener una familia e incluso es mayor la aceptación de la unión civil homosexual y además, el trabajo es importante como medio, más no como fin. Valen más las experiencias que puedan compartir en conjunto como familia y el trabajo es valioso tanto en cuanto sirva para que esto se realice.

Por otro lado, el paso de una generación a otra también ha ocasionado que cambie la forma en cómo se desarrolla la comunicación familiar. Partimos de una generación como los baby boomers más autoritaria donde se debía hacer lo que los padres decían, donde a los hijos les costaba más contarles a sus padres sus dificultades, donde los castigos físicos eran parte de la formación y educación. No existían tantas facilidades a través de los medios de comunicación lo que implicaba generar mayores conversaciones cara a cara, consideraban espacios fijos en el horario para que esta comunicación se realizara de manera natural como eran las horas de las comidas. En el caso de los millennials la situación ha cambiado notablemente, es una generación dispuesta a relacionarse más con sus hijos, pero esta interacción no siempre se da de manera presencial así que muchas veces la realizan a través de los distintos dispositivos móviles con el mismo peso e importancia como lo harían si estuvieran físicamente juntos, lo cual llega a ser un excelente soporte cuando los padres se encuentran lejos, pero no cuando por falta de esfuerzo se evita dicha interacción cara a cara con la persona.

En el caso de la educación, los baby boomers y generación X tenían claro que eran necesarios los estudios superiores o universitarios para crecer profesionalmente, sin embargo, en su época el acceso era limitado. Esa idea ha sido heredada en los millennials, pero ellos sí han tenido la oportunidad de continuar con estudios incluso de post grado. Con respecto a la educación dentro del hogar, en el caso de la generación de los baby boomers y la X, los padres eran responsables de la formación de sus hijos, relacionada a la práctica de valores y virtudes; sin embargo, en la actualidad lo que los padres les enseñan a sus hijos no necesariamente se basa en la verdad sino en la moda, en el actual relativismo ético donde lo emocional prima a la hora de tomar decisiones o plantear una postura. Otro punto que ha cambiado es la concepción de reconocimiento, en la generación anterior estaba marcado que solo los mejores o primeros puestos eran reconocidos públicamente o se hacían acreedores a un premio, en la actualidad las redes sociales le permiten a los padres hacer un reconocimiento público de cualquier logro o participación de sus hijos, aunque no sean necesariamente lo mejores, y darlo a conocer de esa manera dentro de sus círculos sociales digitales. Las generaciones anteriores no tenían la necesidad de compartir cada uno de los eventos familiares en redes sociales.

Se plantean tres aspectos que abarcan una propuesta para el fortalecimiento de los vínculos paterno-filiales a partir de la inserción de las NTIC dentro de la dinámica familiar.

De acuerdo a los puntos trabajados anteriormente vemos que la generación de padres millennials necesitan alternativas que les ayuden a completar su formación en el conocimiento de lo que implica el ser persona, aspectos básicos sobre la paternidad y maternidad, manera de ser varón o ser mujer en relación al hijo (Domínguez, 2007, p. 220) y la necesidad de que ambos, papá y mamá, cumplan con sus responsabilidades para de esa forma fortalecer los vínculos paterno-filiales. En el punto 2 cuando revisamos el perfil de los padres millennials vimos como acuden a la búsqueda en internet y redes sociales para solucionar sus dudas o buscar información, sin embargo, esta tendencia tiene el riesgo de acudir a fuentes no confiables o dejarse llevar solo por lo que sugiere la mayoría. Frente a esto, como primera propuesta reforzamos la necesidad de seguir impulsando las “escuelas para padres” entendiendo el concepto como iniciativas que se realizan en el ámbito escolar y que consisten en reuniones informativas específicamente para los padres de familia, que tienen como objetivo brindarle información necesaria sobre temas relevantes en la crianza de sus hijos. Se propone que sea un autoaprendizaje a través de las experiencias compartidas entre los mismos padres y contrastar las mismas para poder objetivar sus actitudes frente al uso de la tecnología dentro del hogar. Son espacios adecuados que les permiten acceder a información fidedigna. De manera complementaria se les puede brindar también un soporte digital que ellos puedan compartir fuera de estas reuniones o revisar a profundidad en otros momentos, plataformas virtuales o contenido digital pensado específicamente en ellos, con ideas principales, argumentos claros, ejemplos e historias cortas. Es trascendental que ellos se consideren responsables de la educación de sus hijos y que además sean conscientes de que tienen mucho por enseñarles en base a su experiencia como la primera generación que ha crecido con la masificación del internet.

Entre los temas que consideramos indispensables para desarrollar en las Escuelas para padres, con el objetivo de impulsar el equilibrio entre las NTIC y los vínculos paterno-filiales, está el fortalecimiento de las potencias del ser humano: inteligencia y voluntad, considerando el actual ambiente de hiperconectividad en el que se vive.

En el caso de la inteligencia, según Domínguez (2007), implica un “conjunto de capacidades de estar frente a la realidad en sus diversas dimensiones y de regular la propia subjetividad” (p. 27). Entre ellas se encuentran: la capacidad para comunicarnos, para llegar al otro, relacionarnos, actuar de manera ética, de organizarnos y capacidades artísticas. Según el autor la inteligencia tiene importantes funciones: permite la autoconciencia, auto trascendencia y la autoafirmación, facilita el planteamiento de un proyecto en base a la vocación, permite conocer la propia realidad (imagen física y psíquica), gestiona y orienta la acción de la persona en vistas a su crecimiento (Domínguez, 2007, p. 28). En este punto incluimos la importancia de enseñar a pensar (Morales, 2008, p. 668) porque vivimos en una realidad en la que no se enseña a profundizar en los temas, tampoco se plantea el desarrollo del sentido crítico, pero sobre todo no se impulsa la búsqueda de la verdad y esto se ve más afectado por el acceso ilimitado a diversa información y noticias falsas que generan atracción pero que si los padres no tienen bases sólidas para saber discernir, pueden caer en el error de dejarse llevar por ellos. Según Burgos además de la inteligencia, esto requiere otras actitudes como son la disposición para aprender, el esfuerzo y perseverancia, la atención (Burgos, 2009, p. 160), todas son actitudes que si la persona es capaz de entender e interiorizar le permitirá ser más crítica.

Otro punto importante es dar a conocer el significado y la implicancia del ser persona, porque esto generará que los padres de familia mejoren las actitudes con las que se relacionan o interactúan con sus hijos. Melendo (1999) plantea algunas características a tomar en cuenta sobre las propiedades de la persona humana: posee dignidad, un cuerpo y espíritu, intimidad que hace referencia a su mundo interior, cuenta con libertad y con la capacidad de amar (p. 173). Los padres de familia al ser conscientes de la dignidad que cada uno de sus hijos posee les prestarán la atención debida, con todos los sentidos, evitando dejarlos de lado por estar más atentos a los dispositivos móviles. En una época en la que se recalca que los padres deben ser amigos de los hijos, es necesaria la confianza y cercanía, pero los padres deben tomar conciencia de que ellos son los responsables del cuidado y educación de sus hijos, además porque los niños para crecer en un ambiente adecuado también requieren de límites y en la actualidad esto también debe aplicarse al uso de la tecnología.

Bajo la mirada de esta investigación también es necesario que dentro de las Escuelas para Padres se incluyan temas relacionados al uso de la tecnología, redes sociales y los diferentes aplicativos y plataformas que van surgiendo, puesto que es un hecho la hiperconectividad, es también necesaria la reflexión sobre lo positivo y lo negativo, los diferentes aprendizajes que van surgiendo en otros países con mayores adelantos tecnológicos.

Como segundo punto dentro de la propuesta para fortalecer los vínculos paterno-filiales a partir de las NTIC, identificamos tres situaciones que no deben dejar de contemplarse en el ámbito familiar: la comunicación familiar, la desconexión digital y el incremento de momentos en los que puedan participar ambas partes.

Empezaremos con la comunicación familiar como punto trascendental para que el vínculo paterno-filial se fortalezca. No se debe confundir con el intercambio de información, pues aquí hacemos referencia a una comunicación profunda, aquella que permite conocer a detalle a la otra persona. En el punto 1.2 revisamos cómo es que la familia es una agente de socialización, donde se aprende a relacionarse con los demás a través de la interacción con otros miembros de la familia y el ejemplo de los padres; es ahí donde se aprende sobre valores, formas de comportarse y que finalmente marcan al niño en su actuar posterior. Esta comunicación debe darse en un clima de confianza, los padres de familia deben conocer a sus hijos y los hijos deben ser capaces de poder confiar en sus padres para poder transmitirles lo que van viviendo o las necesidades que les surgen, pero esto implica que los padres millennials sean capaces de salir de sí mismos para pensar en sus hijos y a la vez sean capaces de ponerse en su lugar, lo que Domínguez (2007) llama “apertura intencional al otro” (p. 55). Del mismo modo los niños deben aprender que hay temas que pueden tratarse a través de algún dispositivo móvil como es el smartphone, a través de una llamada o un chat; sin embargo, hay temas que son mejores conversarlos cara a cara y esto debe ser fomentado por los padres.

Otro punto sobre el cual se empieza a discutir es la práctica de la desconexión digital, entendiéndolo como un tiempo adecuado y habitual en el que una persona decide dejar el uso de cualquier dispositivo móvil que lo vincula al uso de internet, redes sociales y medios audiovisuales con el fin de no volverse adicto al mundo digital en detrimento de vivir en el mundo real. Esta desconexión digital lo ayudaría a tener un contacto más profundo con aquellas personas que están a su alrededor, en este caso, con su familia. Esta propuesta es importante porque, aunque la tecnología sea parte de nuestro día a día, es necesario que se plantee la diferencia entre el mundo real y el mundo digital, se puede seguir viviendo sin el mundo digital pero no al revés. Por ende, es importante que se planteen ciertos momentos o rangos de tiempo en el que se deje de lado los dispositivos, especialmente cuando se está compartiendo tiempo con los niños, sabiendo que el ejemplo que los padres muestren será aprendido y replicado por los niños. Esta idea se ve reflejada en lo desarrollado en el punto 1.2 dentro del rol de la comunicación entre padres e hijos, donde se planteaba cómo un uso excesivo puede generar una tendencia adictiva debido a la sensación de bienestar que generar. La prolongación de tiempo de estos momentos de desconexión dependerá de las posibilidades, sin embargo, resulta necesario para recobrar la paz exterior e interior, de esa forma el mensaje que se transmitirá es que la tecnología está bien, pero es necesario ser capaces de disfrutar de lo que se va viviendo en cada situación. Dentro de la desconexión digital se aprende a identificar prioridades, orden, importancia del descanso, permite redescubrir lo bello del mundo real y vivir en equilibrio (Serrano, 2014, párr. 20). Los padres pueden llevar a sus hijos a esta desconexión digital con el ejemplo.

Sobre la idea anterior se despliega el compartir en familia, es necesario que padres e hijos puedan coordinar espacios que les permitan realizar actividades en conjunto y a la vez puedan recobrar el disfrute por las actividades en el mundo real. Actualmente resulta complicado por los horarios, pero es bueno que se dispongan de esos espacios para que ambos puedan conocerse mejor y disfrutar el tiempo juntos. En el punto 2.2 se identificó que los padres millennials son conscientes de la importancia de la familia por ende es una idea que debe ser reforzada, impulsada y aclarada pues no resulta igual estar físicamente presente, pero con la atención en el Smartphone.

  1. Propuesta para el fortalecimiento de los vínculos paterno-filiales con las nuevas tecnologías de la información y comunicación .
  2. Importancia de la educación continua en las Escuelas para Padres
  3. La importancia de la comunicación entre padres e hijos, la desconexión digital periódica y los momentos de compartir familiar.
  4. Educación de lo emocional y afectivo

El tema de la afectividad resulta crítico y es necesario enseñarlo porque como señala Risco (2009) el mensaje que la sociedad transmite es que está bien que uno se deje llevar por sus emociones y “se fomenta la libre expresión de los propios impulsos e inclinaciones del tipo que sean” (p. 138), lo cual trae consigo una sensación de vacío que finalmente se intenta llenar de diferentes formas y una puede ser el uso excesivo de las NTIC. Además, son muchas las teorías que se presentan equivocadamente sobre el amor, la afectividad, y en muchos casos se limitan al erotismo, sensualidad o a exacerbar la sensibilidad. Se entiende erróneamente que todo aquello que hace sentir bien es bueno, cuando no es así necesariamente. Esta propuesta cobra relevancia por el actual relativismo ético que vivimos. Además, este punto tiene relación con lo revisado en el numeral 1.1 sobre la antropología de la relación paterno-filial donde se reafirmaba la importancia del amor en el desarrollo emocional de los niños. Dentro del ambiente familiar, el niño necesita sentirse parte de la familia y se sentirá más seguro si es que percibe que se preocupan e interesan por él. Es aquí donde se puede observar que el grado de vinculación con sus padres, además del vínculo sanguíneo, estará relacionado directamente con el amor, la seguridad, la comprensión, la alegría, el consuelo, el saber que cuenta con sus ellos incondicionalmente. De ahí la importancia de la presencia física y afectiva de los padres. Es necesario que los padres también recobren la autoridad, pues son ellos los responsables de plantearles límites, así reconocerán en la figura de sus padres a aquellos que los protegen y cuidan, y que buscan siempre su bienestar, a pesar de no estar de acuerdo siempre.

Es indispensable, y esto aplica para cualquier generación, aprender a amar y educar la afectividad. Es necesario “educar el corazón” para que la persona esté dispuesta de esa forma a pensar mejor pues no se dejará llevar de sus emociones fácilmente. Según Domínguez (2007), la afectividad es “la capacidad personal de ser modificado interiormente por una realidad presente” (p. 28), el autor aclara que las experiencias afectivas quedan guardadas en la memoria, especialmente lo que se vive durante la infancia y todo ello influirá en el resto de su vida. Según Goleman (2000) las funciones de la afectividad están relacionadas a estos puntos: permiten el conocimiento de las propias emociones y sentimientos, facilitan el autocontrol de las mismas, ayudan a la capacidad de motivación, permiten reconocer las emociones ajenas, entablar empatía y finalmente facilitan el control de las relaciones personales (p. 44), esto es básico para el desarrollo de relaciones interpersonales sanas. Además, los padres deben saber que la afectividad debe ser encausada y que se da de diferente forma entre hombres y mujeres.

Por otro lado, también será necesario ejercitar la voluntad, porque eso permitirá contra restar los efectos de alguna de las características del internet y redes sociales que van ingresando cada vez más en la vida de las personas como es la búsqueda de la inmediatez (Serrano, 2014, párr. 8), que impide tolerar cada vez menos la espera, genera impaciencia, e impide postergar el deseo. Para Domínguez (2007) la voluntad es “el acto de querer” (p. 31) pero el mismo implica estos factores: las tendencias que incluyen impulsos y motivaciones, un acto de decisión sobre lo que es bueno o malo, la determinación para realizarlo y finalmente un acto de ejecución sobre lo que se decidió, es decir concretar lo que se ha decidido hacer. La generación de padres millennials son parte de una cultura que les ha enseñado a gozar, disfrutar y ha tachado el sufrimiento como algo malo, sin embargo, seguirá siendo parte de la vida y se debe aprender a enfrentarlo y sobrellevarlo. Por el contrario, el esfuerzo es una característica que se motiva mucho en esta generación, por ende, debe orientarse a no solo los aspectos que gustan.

Para que los niños eduquen su afectividad es necesario que los padres sean conscientes de su importancia y se eduquen ellos primero. Para ello el papá y la mamá debe aprender a conocerse a sí mismo, esto es posible en el silencio, en la meditación, también en los espacios de soledad que muchas veces se rehúye. Esto ayudará a que se le dé el valor adecuado a las NTIC como medio que nos facilita en diversos aspectos de la vida, pero que de ninguna manera pueden ser utilizadas como un refugio cuando se encuentran frente a una situación difícil o simplemente porque les causa un placer instantáneo al poder acceder a algo que les gusta o atrae en el momento que desean hacerlo.

Conclusiones

Lo anteriormente descrito me lleva a plantear las siguientes conclusiones:

La antropología de la persona y de la familia continúan siendo el fundamento para el análisis del impacto de la tecnología, ya sea positivo o negativo, para el desarrollo humano. Las NTIC seguirán cambiando y mejorando en el tiempo, pero debemos tomar conciencia que en el caso del ser humano hay características inherentes que no cambian.

Los millennials son una generación caracterizada por el uso recurrente de las NTIC en los diferentes aspectos de la vida, por lo mismo ahora que empiezan a ser padres de familia recurren de manera natural a buscar información en el mundo digital para que los ayude en su tarea de ser padres.

Aún son escasas las investigaciones realizadas sobre la paternidad y maternidad en la generación millennial, las que existen son iniciativas del marketing, sin embargo, dicha información muestra que quienes ya son padres comprueban que, a pesar de ser considerados como una generación egocéntrica, por amor, son capaces de salir de sí mismos y velar por las necesidades de sus hijos.

Los vínculos paterno-filiales se fortalecen con el conocimiento, interacción, confianza entre ambas partes, para ello es necesario que compartan espacios físicos. La interacción cuerpo-cuerpo, no puede ser reemplazada por la tecnología, esta puede ayudar frente a situaciones que impiden la cercanía, pero nunca reemplazar. No es posible equiparar la presencia digital, a través del uso de las NTIC, con la presencia real. Además, este vínculo tiene sus cimientos en la infancia, de ahí la importancia en el ejemplo que los padres les den a sus hijos.

Los resultados de esta investigación apuntan a las siguientes propuestas para el fortalecimiento de los vínculos paterno-filiales: a) la formación de los padres millennials en las “Escuelas para Padres” como medio para obtener información fidedigna para enfrentar los desafíos de un entorno hiperconectado en la familia; b) la desconexión digital como práctica adecuada para que padres e hijos eviten uso excesivo y/o la adicción los smartphones o tablets para proteger el disfrute por la vida real, el compartir en familia y por lo que sucede en su entorno; c) la educación de la afectividad para que contrarreste los efectos continuos de estímulos emocionales del mundo digital, a lo que se suma la actual cultura que privilegia el placer inmediato influyendo en el desarrollo del niño.

Recomendaciones

Se recomienda tomar en cuenta las propuestas planteadas en esta investigación para que en el futuro se desarrolle un programa detallado que permita trabajar con padres millennials, cada uno de los puntos con mayor profundidad. Al ser un tema de actualidad, no son muchas las investigaciones realizadas al respecto, especialmente en Latinoamérica, por ende, es un campo que repercute en los diferentes aspectos de la vida humana y se encuentra disponible para investigar.

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